[Crítica] «Pelusa baby»: Historias con iPhone

Los relatos de la escritora chilena Constanza Gutiérrez son una apuesta muy interesante pues se arriesga al transitar por una forma literaria que exige talento y trabajo: el cuento es una pequeña pieza de joyería, donde cada arista debe estar adecuadamente pulida para que brille cuando corresponda.

Por Martín Parra Olave

Publicado el 2.6.2021

Pelusa baby (Alfaguara, 2021) es el tercer libro de la escritora chilena Constanza Gutiérrez (Castro, 1990) después de haber publicado Incompetentes (2014) y Terriers (2017). En su último trabajo de cuentos, hay una permanente referencia a la cultura pop, elementos que se conjungan perfectamente con cada una de las historias que componen el conjunto de relatos.

En una reciente entrevista Gutiérrez ha señalado que: “Nací en 1990, entonces para la gente de mi generación no hay distinción entre cultura pop y alta cultura, hace mucho rato que ya no es así. Están como igualadas, en primer plano. Mi relación es natural, como de nativa con lo pop. Es como cuando dicen nativo digital. Ya que se me haya ocurrido un cuento con Harry Potter, es una marca de mi generación”.

Compuesto de diecinueve relatos cortos, las historias son una breve pincelada de momentos intensos, como la pérdida de un amor en “Lovefool”: «así fue que tomé un bus hasta la cordillera y sumergí mi cuerpo en esas aguas calinosas. Como ya intuye quien lee, solo esto aprendí: el fuego del amor calienta el agua, el agua no enfría el amor».

En este sentido, una de las virtudes de los cuentos es que a través de un par de páginas logra dar sentido y coherencia a una forma narrativa siempre difícil de lograr, pues exige un trabajo de precisión muy elevado.

En “Cyberlove” nos internamos por los caminos del amor concertado, una forma tan antigua de relacionarse pero que se actualiza con las nuevas maneras de encontrar pareja: “Conoce chicas bonitas, pero ¿cuál de ellas podría compararse con la imagen que se ha hecho de mí? Él es mío y yo soy suya, aunque ni con los ojos nos hayamos tocado”.

Estas palabras se refieren a una pareja, una princesa y un príncipe de medio oriente, cuyo matrimonio ha sido arreglado muchos años antes que ellos alcancen su adultez.

Una unión escalofriante al pensarla hoy en día, sin embargo, ¿no operan de la misma manera las aplicaciones de citas? ¿No es sobre una promesa ilusoria sobre la que se actúa?, ¿no se juega con la imaginen fantasiosa para construir al otro o a la otra?

No obstante, el humor también salpica transversalmente estas páginas, ya sea de forma irónica o de manera directa, y Constanza Gutiérrez así lo ha señalado:

“Me esforcé por el humor, con que fuera gracioso, me gustaría que fuera bien recibido por el humor. Me gustaría eso, porque lo hice para que la gente se ría, esa era mi intención y es lo que espero. El resto, está muy fuera de mis manos.”

Pelusa baby, de Constanza Gutiérrez es una apuesta muy interesante pues se arriesga al transitar por una forma literaria que exige talento y trabajo. El relato breve es una pequeña pieza de joyería, donde cada arista debe estar adecuadamente pulida para que brille cuando corresponda.

En este sentido, los cuentos acá reunidos cumplen con las exigencias del formato, por lo que su lectura es un agradable paseo por situaciones cotidianas, pero que no dejan de revelar la intensidad de la vida y los contrastes que en ella se dan.

 

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Martín Parra Olave es licenciado en gobierno y gestión pública de la Universidad de Chile y magíster en letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

 

«Pelusa baby» (Editorial Alfaguara, 2021)

 

 

Martín Parra Olave

 

 

Imagen destacada: Constanza Gutiérrez.