[Crítica] «Proust y los signos»: El salto filosófico de Gilles Deleuze

En este volumen el pensador francés recorre caminos que están lejos de ser los habituales y nos invita de forma permanente a ver, a escuchar, a leer y a enfrentar los significados de la monumental «En busca del tiempo perdido» de una forma diferente.

Por Martín Parra Olave

Publicado el 3.11.2021

Todo proceso de aprendizaje humano está fundamentalmente relacionado con los signos. Estos signos están ligados de manera indisoluble al tiempo, a un determinado momento. El conocimiento o la especialización requieren acercamientos a la materia o el objeto que se quiere conocer.

Gilles Deleuze (París 1925-1995) uno de los pensadores fundamentales del siglo XX indaga en el mundo de los signos a través del narrador más relevante que ha dado Francia en el último siglo, estamos hablando de Marcel Proust, cuya obra estaría arraigada no en la memoria sino en el aprendizaje de los signos.

En busca del tiempo perdido puede ser leída como una narración en la cual se indaga acerca de la verdad. Verdad y tiempo se juegan a lo largo de toda la historia que nos cuenta el narrador de este portento literario. Es tanto así, que pareciera que amor, naturaleza y arte no tienen un verdadero sentido sino solo cuando revelan una verdad.

 

Pensar en el tiempo

La búsqueda es una función vital para otorgar sentido o descubrir uno en los signos que se nos van presentando. Lo que nos mueve en este camino de búsqueda ha sido gatillado por una situación concreta, una violenta motivación que nos abruma la existencia.

Hay también signos que nos obligan a pensar en el paso del tiempo, en la alteración que se va generando a través de los años y de las décadas. Pues no sólo cambia nuestro entorno, sino que nosotros también vamos variando y mutando.

¿Qué vemos en un rostro cuyas marcas del tiempo son evidentes? ¿Vemos solamente su vejez o es también el reflejo inevitable de mi propia mutación?

Deleuze nos dice que la obra de Proust en vez de mirar al pasado se vuelca hacia el futuro y los progresos del aprendizaje. Se van produciendo revelaciones que son parte de este nuevo conocimientos. Sin embargo, no siempre este proceso significa un avance, pues en muchas ocasiones puede ser un retroceso, o incluso parte de una ilusión que se ve desestructurada.

“La unidad de cada mundo estriba en que forman sistemas de signos emitidas por personas, objetos materias; no se descubre ninguna verdad ni se aprende nada a no ser por desciframiento o interpretación. Sin embargo, la pluralidad de los mundos radica en que estos signos no son del mismo género, no aparecen de la misma forma, no se dejan descifrar del mismo modo y no tienen una relación idéntica con su sentido”, nos dice Deleuze, dando a entender la complejidad de abordar los signos y su significado.

Sin embargo, su trabajo, lejos de ser desmotivante desde un punto de vista semántico, resulta una generosa invitación a reflexionar a partir de un texto literario.

Proust y los signos (Anagrama, 2021) de Gilles Deleuze es sin lugar a dudas un profundo análisis textual.

No obstante, a partir de esto el salto hacia la filosofía y el pensamiento es sorprendente, pues como ya estamos acostumbrados, el pensador francés recorre caminos que están lejos de ser los habituales y nos invita de forma permanente a ver, escuchar, leer y enfrentarnos a los signos de una forma diferente.

 

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Martín Parra Olave es licenciado en gobierno y gestión pública de la Universidad de Chile y magíster en letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Actualmente cursa el doctorado en literatura impartido por la última Casa de Estudios.

 

«Proust y los signos», de Gilles Deleuze (Editorial Anagrama, 2021)

 

 

Martín Parra Olave

 

 

Imagen destacada: Marcel Proust.