[Crítica] «Se acabó el pastel»: Los absurdos de la vida diaria

Publicada originalmente en 1983, la editorial Anagrama presenta una nueva edición en castellano de la novela donde la destacada periodista y guionista cinematográfica estadounidense Nora Ephron, relata —en clave de ficción literaria— su experiencia matrimonial con el célebre reportero del caso Watergate, Carl Bernstein.

Por Nicolás Poblete Pardo

Publicado el 13.10.2023

Se acabó el pastel: a cuarenta años de su publicación, se reedita la única novela de Nora Ephron (1941 – 2012), multifacética artista conocida principalmente por su trabajo en la industria del cine, como guionista (Cuando Harry conoció a Sally) y directora (Algo para recordar, Tienes un e-mail).

«Algo que nunca he entendido es qué debe hacerse para que cuando una se case sigan ocurriendo cosas. Suceden cosas cuando una está soltera. Se conoce a hombres, se viaja sola, se contraen hábitos nuevos, se lee a Trollope, se prueba el sushi, se compran camisones, se depila una las piernas».

Este es un párrafo representativo del tono con el que Nora desarrolla su propuesta. La voz narrativa muestra un ojo preciso para denunciar con humor los absurdos de la vida diaria y las convenciones sociales en las que nos hallamos atrapados, ya sea por voluntad propia o por la escases de estrategias disponibles a la hora de buscar la liberación, por ejemplo, en los pactos de unión en los cuales nos embarcamos, error que amerita diversas diatribas sobre estos contratos.

Publicado en 1983, el tiempo ha pasado y las rencillas, cuchicheos y bromas reflejan su época y lugar, tal como lo hacen, por ejemplo, las películas de esos años de Woody Allen (Broadway Danny Rose, en 1984, La rosa púrpura del Cairo, de 1985 y Hannah y sus hermanas, estrenada en 1986), pero no han perdido la frescura con la que fueron acuñadas, cuatro décadas atrás.

 

Las diferencias empiezan a volverte loca

La protagonista de Se acabó el pastel es Rachel Samstat, escritora de libros de cocina (hay muchas recetas a lo largo del libro), quien, a los siete meses de embarazo, descubre que su marido le está siendo infiel con otra mujer, tal como ocurrió en su vida real.

Su exmarido (Carl Bernstein), periodista que golpeó los medios con el escándalo de Watergate, estableció una relación con Margaret Jay, política británica y baronesa de Paddington. En la novela, la judía neoyorquina, altera los nombres y, aunque las semejanzas son evidentes, la narración funciona más como una forma de exorcismo, una terapia llevada de manera irónica, y es el humor el que le permite reírse de un sinfín de convenciones, de sí misma, para tomar control de la historia.

En ese sentido, puede verse como un manual de sobrevivencia. En los intercambios terapéuticos de Rachel queda muy claro que la escritura es un medio de canalización. Ella misma le dice a su terapeuta que el acto de transformar la realidad en historias le permite controlar distintas versiones y, al controlarlas, procesarlas y manejarlas con inteligencia.

Lo que se destila es el humor dentro de este conjunto de convenciones, que deben cuestionarse en pos de una individualidad, cosa que rara vez se consigue, por más ansiada, y donde la independencia por la que se lucha adopta una forma simbólica:

«¿Es inevitable el momento en que todo te molesta, en que te pone frenética que fume, que tosa por las mañanas, que desparrame migas de pan, que exagere, que conduzca como un loco… Cuando te enamoras de alguien, una parte de tu amor la constituyen las diferencias entre los dos; cuando te casas, las diferencias empiezan a volverte loca».

Con una lucidez que coquetea con el cinismo, Rachel disecciona las estrategias que usamos en el coqueteo («Todos tenemos anécdotas como esa, historias en las que confiamos para mostrar nuestro encanto al principio de unas relaciones»); luego, observa: «Y pronto no queda nada del matrimonio salvo los momentos de irritación, seguidos por las disculpas, seguidos por los momentos de irritación, seguidos por las disculpas…».

 

¡Diga cadáver, por amor de Dios!

Sobre su nombre y apellido, comenta que los ha conservado, a pesar de sus matrimonios, donde la costumbre gringa es la de adquirir el apellido del hombre. Si esto puede sonar bobo o de una liberación ligera, no es tan banal si pensamos el contexto en el cual se halla la protagonista, a fines de los años 70.

Ella es producto de una célula poco convencional, más allá de su identidad judía: «Mi padre era un actor especialista… hacía la clase de personajes que no tienen carácter: representaba a abogados, a médicos y a profesores bondadosos…».

La madre, que deriva en el alcoholismo: «era representante en Hollywood, la clásica carrera femenina de los años cuarenta… Se ocupaba de lo que en la profesión se denominaban actuaciones especiales, lo que en la mayoría de los casos venía a significar enanos».

Se acabó el pastel contiene párrafos inolvidables, como los que describen la muerte de la madre, a la que Rachel asiste después de una llamada telefónica del padre.

Rachel debe correr al hospital donde la madre yace, agónica. En esta escena, la chispa es el vehículo de la narración. Incluso el momento fatal es visto con comicidad y la voz desarrolla un dislocado intercambio verbal con la enfermera de turno, quien se ha referido a la fallecida como «madre».

«Su madre se ha ido», dice la enfermera. Ante esto, Rachel critica: «¡No es su madre! Además, no se ha ido, se ha muerto. ¿Me oye? Muerto. Y lo que se va a llevar usted es su cuerpo, así que llámelo así. ¡Diga cadáver, por amor de Dios!».

 

 

 

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Nicolás Poblete Pardo (Santiago, 1971) es periodista, profesor, traductor y doctorado en literatura hispanoamericana (Washington University in St. Louis).

Ha publicado las novelas Dos cuerpos, Réplicas, Nuestros desechos, No me ignores, Cardumen, Si ellos vieran, Concepciones, Sinestesia, Dame pan y llámame perro, Subterfugio y Succión, además de los volúmenes de cuentos Frivolidades y Espectro familiar, y la novela bilingüe En la isla/On the Island.

Traducciones de sus textos han aparecido en The Stinging Fly (Irlanda), ANMLY (EE.UU.), Alba (Alemania) y en la editorial Édicije Bozicevic (Croacia).

Asimismo, es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

«Se acabó el pastel», de Nora Ephron (Editorial Anagrama, 2022)

 

 

 

Nicolás Poblete Pardo

 

 

Imagen destacada: Nora Ephron.