El libro de Javier Marías —lejos de analizar en profundidad la obra novelística del autor norteamericano—, fue concebido para comprender al hombre que había tras William Faulkner, a través de anécdotas apasionantes sobre el Premio Nobel de Literatura 1949, a fin de que éste volviera a ser leído en nuestro idioma.
Por Eduardo Suárez Fernández-Miranda
Publicado el 6.10.2025
«Hace no mucho tiempo su nombre aparecía en boca de los escritores más notables de las entonces nuevas generaciones: de Cabrera Infante, de García Márquez, de Onetti, de Rulfo, de Vargas Llosa, de Borges. Resulta claro y manifiesto que sus respectivas literaturas surgen de Faulkner en buena medida».
Javier Marías
En 1997 Javier Marías (1951 – 2022) compiló en un libro que pensaba ser autoeditado —aunque finalmente fue la editorial Alfaguara quien lo publicó—, un conjunto de textos en los que rendía homenaje a uno de los grandes escritores del siglo XX: William Faulkner (1897 – 1962).
Se cumplían entonces 100 años del nacimiento del autor de ¡Absalón, Absalón!, y Marías decidió reunir unos cuantos artículos publicados previamente, una presentación inédita y la traducción que él mismo hizo de los versos faulknerianos aparecidos en el libro A Green Bough. Completaba el texto, «Notas de viaje por Faulkner, Mississippi», del escritor Manuel Rodríguez Rivero.
Reeditado por Alfaguara, dentro de la Biblioteca Javier Marías, en este breve tributo a William Faulkner el escritor madrileño nos brinda el retrato de: «un personaje enigmático, tímido e impertinente que se tomaba tan en serio su actividad como tan poco en serio a sí mismo».
El hombre en la intimidad
En «William Faulkner a caballo» y «Faulkner habla», conoceremos la afición del escritor sureño por los cheques. No es que fuera avaricioso o le moviera la codicia, simplemente gastaba rápidamente lo que ganaba.
Javier Marías nos revela el gran amor del autor estadounidense hacia los caballos. Según contaba Faulkner escribió Santuario, su novela más comercial: «porque necesitaba comprar un buen caballo».
El libro no analiza en profundidad la obra novelística del autor norteamericano. Si yo amaneciera otra vez está escrito para comprender al hombre que había tras el escritor. A través de anécdotas apasionantes sobre el autor, Javier Marías quiso que Faulkner volviera a ser leído en nuestro idioma.
Porque en los años 90 en los Estados Unidos se esforzaban por: «omitirlo, orillarlo y propiciar su olvido, al ser culpable de los cuatro pecados capitales de nuestro pacatos y oportunistas tiempos, a saber: era varón, era blanco, era anglosajón y no es difícil tildarlo de machista».
Resulta incomprensible que uno de los grandes clásicos de la literatura, autor de obras tan admirables como Luz de agosto, Mientras agonizo o El ruido y la furia, pasara una época de cierto ostracismo. Como resultado: un libro en el que Javier Marías no ha ido con sus creaciones por delante, como sería lo justo, sino: «con su persona y sus dichos y anécdotas».
También en Alfaguara: Desde que te vi morir. En esta ocasión el homenajeado es Vladirmir Nabokov, otro de los grandes del siglo XX. Javier Marías rinde sentida admiración al autor de Lolita y Habla, memoria.
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Eduardo Suárez Fernández-Miranda nació en Gijón (España). Licenciado en derecho por la Universidad de Sevilla, realiza sus estudios de doctorado dentro del Departamento de Literatura Española e Hispanoamericana de la misma Casa de Estudios superiores.
Colabora como crítico literario en las revistas españolas El Ciervo, Serra d’Or, Llegir.cat, Gràffica y Quimera, donde lleva a cabo una serie de entrevistas a escritores, editores y traductores, nacionales y extranjeros.
Asimismo, escribe para las publicaciones americanas Cine y Literatura (Chile), La Tempestad (México), Continuidad de los Libros (Argentina) y Latin American Literature Today (University of Oklahoma). También, colabora de forma ocasional en los diarios asturianos El Comercio y La Nueva España.

«Si yo amaneciera otra vez», de Javier Marías (Editorial Alfaguara, 2025)

Eduardo Suárez Fernández-Miranda
Imagen destacada: William Faulkner.