«El hombre del futuro»: Último round

La ópera prima de Felipe Ríos -actualmente en cartelera- es de esas películas que vienen a mostrar las maravillas de territorios interiores -de vidas y lugares-, y a reflexionar desde el arte cinematográfico en esas noches «oscuras del alma». Esta co-producción chileno-argentina participó en la Competencia Internacional de Sanfic 15 y en la Selección Oficial de Competencia del Festival Karlovy Vary, en donde la actriz Antonia Giesen (su protagonista) fue galardonada con el premio «Mención especial del jurado artista revelación».

Por Alejandra Boero Serra

Publicado el 16.9.2019

El hombre del futuro, primer largometraje del director chileno Felipe Ríos es una invitación a la instrospección. Un verdadero viaje -textual/metafórico- en el que los agudos silencios de los personajes se van metamorfoseando a medida que se adentran en un Chile austral, por caminos que conectan al hombre con la naturaleza patagónica. Las emociones y el paisaje van tejiendo, en la urdimbre del desamparo, el final de un encuentro, el comienzo de otros viajes.

La película nos muestra la historia de Michelsen (José Soza), un camionero al que «jubilan» -eufemismo para un despido «a la fuerza»-, y la decisión de su último viaje: reencontrarse con Elena (Antonia Giesen), la hija a la que no ve desde hace más de 15 años. De eso van los 90 minutos en los que la soledad y el desarraigo dejan ver la trama de vidas duras, como duro y hostil el paisaje que van transitando. Así también los personajes: extremos, cerrados, áridos, de una sensibilidad y belleza que duelen. Conmueven en ese autocontrol -puro mecanismo de defensa- que los hacen más receptivos a la escucha y al acto que a las palabras.

Michelsen quiere hacer las paces con su pasado. Elena quiere luchar por su futuro. Ambos desconocen los mutuos sentimientos. Pero cuando el encuentro se realiza saben que están bordados-bordeados con el mismo hilo. Sólo un nudo por desatar: el perdón.

A bordo de un camión cargado de ovejas y secretos fracasos, rumbo al sur, hay un mundo con otros tiempos, otros códigos: escenarios fuera de la centralidad de las grandes ciudades. Entre Cochrane y Villa O’Higgins nombres fronterizos, lejanos: Tortel, Coyhaique, Queulat. Referencias donde lo familiar queda lejos, donde los movimientos son tan díficiles de transitar como las rutas. Y donde el control está mucho más lejos de pertenecernos. Cuando llega «el toque de queda» no hay emoción que no se desborde. Los sentimientos, largamente contenidos, encuentran su cauce al igual que la naturaleza que los hospeda: con un tempo propio y una fuerza que se plasma mejor en el silencio de las miradas. Y aquí las actuaciones de Soza y Giesen no dan tregua: toda gestualidad y miradas de una intensidad que mueven al más duro. Difícil imaginar que Antonia Giesen sea una debutante.

Además de las descollantes actuaciones protagónicas no son menores los aportes de Roberto Farías, Amparo Noguera, Giannina Fruttero y la argentina María Alche. El guión de Alejandro Fadel junto a Felipe Ríos apuesta a las elipsis: disfrute de constantes sutilezas y de un conocer el idiolecto de los personajes retratados que los hace tan vivos y tan cercanos en la lejanía de experiencias. Impecable la fotografía de Eduardo Bunster y la dirección artística de Amparo Baeza.

El hombre del futuro es de esas películas que no van a llenar grandes salas pero sí vienen a mostrar las maravillas de territorios interiores -de vidas y lugares-, a reflexionar desde el arte cinematográfico en esas noches «oscuras del alma». La epifanía, en esta cinta.

Esta co-producción chileno-argentina participó en la Competencia Internacional de Sanfic 15 y en la Selección Oficial de Competencia del Festival Karlovy Vary en donde Antonia Giesen fue galardonada con el premio «Mención especial del jurado artista revelación».

 

También puedes leer:

SANFIC 15: El hombre del futuro, de Felipe Ríos: Érase una vez… un productor.

El hombre del futuro, de Felipe Ríos: La integración forzosa.

 

Alejandra M. Boero Serra (1968). De Rafaela, Provincia de Santa Fe, Argentina, por causalidad. Peregrina y extranjera, por opción. Lectora hedónica por pasión y reflexión. De profesión comerciante, por mandato y comodidad. Profesora de lengua y de literatura por tozudez y masoquismo. Escribidora, de a ratos, por diversión (también por esa inimputabilidad en la que los argentinos nos posicionamos, tan infantiles a veces, tan y sin tanto, siempre).

 

La actriz Antonia Giesen en «El hombre del futuro» (2019)

 

 

 

 

Tráiler:

 

 

Imagen destacada: Antonia Giesen y José Soza en un fotograma de El hombre del futuro, de Felipe Ríos.