“El socio”, en la sala Duoc UC: Cuando no todo lo que brilla es oro

El colectivo Teatro Cívico -que ya ha tenido dos éxitos en cartelera-: «Historia de edukación», y «Algo traman» durante el 2016, ha tomado el desafío de llevar a las tablas la novela de Jenaro Prieto con el fin de representar que aquellas motivaciones sociales que criticó el autor chileno, siguen siendo las mismas que hoy 2018, mueven al mundo: el éxito y el dinero.

Por Jessenia Chamorro Salas

Publicado el 6.8.2018

El socio es un montaje basado en la novela del escritor Jenaro Prieto y publicada en 1929, hasta ahora no había sido llevada a las tablas, pero su realización no solo reivindica la vigencia del texto pese a tratarse de una novela de la primera mitad del siglo pasado, sino que advierte sobre el exitismo que como entonces, parece invadir a la sociedad chilena.

Jenaro Prieto fue uno de los escritores más relevantes de su tiempo, su profesión periodística lo hizo ahondar y reflexionar sobre la idiosincrasia chilena, con agudeza y humor retrató la sociedad de su época. A fines de la década del veinte se consagró con la publicación de la novela El socio, que hasta el día de hoy permanece en los planes de lectura obligatoria del Ministerio de Educación del país. Novela innovadora, con tintes humorísticos y un profundo sentido crítico, ha logrado cautivar durante noventa años a lectores y ahora, a los espectadores.

El colectivo Teatro Cívico que ya ha tenido dos éxitos en cartelera, Historia de edukación, y Algo traman durante el 2016, ha tomado el desafío de llevar a las tablas la novela El socio con el fin de representar que aquellas motivaciones sociales criticadas por Prieto, siguen siendo las mismas que hoy, en 2018, mueven al mundo: el éxito y el dinero.

Julián Pardo, protagonista de la obra, es un hombre de clase media que se encuentra sumido en el fracaso, tanto económico como existencial, pues no le encuentra mayor sentido a sus días, donde cuyo único deber es cuidar a su esposa Leonor, quien está postrada – en la trama este personaje no interactúa con Julián, es prácticamente un mueble más, en la novela en cambio, Leonor es un personaje con voz propia, ama de casa que cuida al pequeño hijo de ambos, Nito, que en la obra no es nombrado y que en la ficción literaria cumple una función sumamente relevante que desencadena el desenlace– y tratar de salir de los aprietos económicos que no le permiten vestir bien y ni tener una oficina adecuada a su rango de corredor de propiedades. Goldenberg, su antiguo compañero de colegio, es un hombre de negocios audaz y avezado, le propone un negocio de especulación financiera fraudulento, el cual Julián Pardo se niega a aceptar con la excusa de que debe consultar a su socio, misma excusa que dará en cada uno de los movimientos financieros que dará, y que lo llevarán tanto al éxito como al fracaso.

La figura del “socio” aparece en los intentos de Julián por prosperar, él le propuso negocios a sus conocidos, quienes siempre se excusaron en no poder aceptarlos porque debían consultar a sus socios. Por ello decide que él también lo tendrá, y a falta de uno crea al que sería su alter ego, Walter Davis, un perspicaz inglés que sabe bien dónde y sobre qué hacer su fortuna. Será él quien lo lleve al éxito en los negocios y a involucrarse sentimentalmente con Anita, la esposa de Goldenberg, una elegante mujer que ve en Pardo una opción para saciar la sed de pasión que escasea en su propio matrimonio.

Resulta sumamente interesante cómo mientras comienza a irle bien en los negocios, comienza un proceso de transformación en Julián. Al comienzo se le ve desgarbado, con una actitud excesivamente humilde y despreocupada, pero una vez que los negocios con su socio Davis van dando utilidades, tanto su imagen como su actitud cambian, se le nota empoderado, vivaz y hasta logra ampliar y redecorar su oficina y tener una recepcionista. Todo para él brilla como si fuese oro. Sin embargo, es Davis quien ha tenido éxito, todos los negocios los ha realizado impostando su nombre. Davis es quien se lleva los aplausos de sus conocidos, por un lado, todos quieren conocerlo y hacer negocios con él; por otro, Goldenberg desea arruinarlo y sacar provecho de las especulaciones financieras. Pardo se encuentra en medio de una situación en la que ni su voz ni su decisión importan, lo cual comienza a incomodarle y a desagradable al punto de odiar a Walter Davis y terminar con su sociedad, hecho que marca una fractura tanto en el argumento como en la propia identidad de Pardo, cuya subjetividad se quiebra llegando al borde de la locura, al dudar de la existencia de Davis y por el hecho de que nadie se crea que fue él quien lo creó.

Especulación e ilusión se combinan magistralmente en la obra, permitiendo develar aquellas problemáticas sociales de ayer y de hoy, tales como el aspiracionismo, el exitismo y la ambición, cuyo motor fundamental es el dinero. Problemáticas que evidencian que el capitalismo no es propio de nuestra sociedad, insertada en el mercado neoliberal, sino que tiene su origen en el funcionamiento de la economía desde inicios de la época republicana, influenciada por las lógicas bursátiles y financieras europeas y estadounidenses. De ahí entonces que no sea azaroso que el socio Walter Davis sea un inglés, pues cumple con el estereotipo del hombre exitoso, de mundo, y hábil en los negociosos; una figura hegemónica que calza con la visión eurocéntrica y “agringada” de la sociedad chilena.

La propuesta escénica tras El socio contiene interesantes aspectos a considerar, entre ellos destaca el uso escenográfico, con tres ambientaciones en escena, en un primer plano la oficina de Julián, atrás el living del matrimonio Goldenberg – Velasco, y en un costado (literalmente al margen del acontecer) Leonor sobre lo que parece ser una camilla de hospital. Una escenografía de tres tiempos que permite subrayar la movilidad de los personajes y le otorga al montaje cierto cariz cinematográfico (originalmente la novela El socio fue pensada como un guión fílmico), enfatizando la estrategia narrativa del “montaje”, sumamente innovadora en términos literarios en la narrativa del momento.

Otro aspecto a destacar es la iluminación, la cual intensifica las escenas y las recorta en el espacio preciso de la escenografía, junto con esto, acompaña a los personajes develando sus intenciones y estados anímicos. Además, el vestuario de los personajes sirve no solo para contextualizar la obra en la época a la cual corresponde su argumento, sino que también, en el caso específico de Julián, permite evidenciar la trasformación psíquico-social que sufre a partir de la creación de Davis.

Por último, cabe tener en cuenta para comprender el argumento de la obra que el personaje Julián Pardo es un ser imaginativo que escribe poesía, lo cual explicaría en cierta forma la determinación y absurda certeza con la que crea a Davis, e incluso la duda sobre su existencia. Sin duda, Walter Davis es el mejor personaje que pudo haber creado Julián Pardo, porque no lo transformó en un ente literario, sino que en un ser que para todos – incluso para él – es real.

El socio es un montaje que todo público debiese ver, sobre todo los estudiantes, pues aunque no se trata de una obra con un carácter educativo ni didáctico, propio del “teatro escolar”, es un montaje que contribuye a vincular un trozo de la literatura chilena con el presente desde el punto de vista de las motivaciones sociales que hoy nos rigen.

Para terminar, no obstante en momentos el montaje se dilata demasiado, perjudicando tanto la tensión escénica como la atención del público, y pudiendo tener una duración más acotada que permitiera una condensación de la progresión dramática, la escena final sobresale por su carácter innovador, el cual, literalmente, da el golpe final a la obra.

 

Una escena del montaje «El socio» en la sala de teatro Duoc UC

 

Ficha artística:

Dirección y dramaturgia: Benjamín Bravo Luengo
Asistente de dramaturgia: Antonio Zisis
Diseño integral: Andrea Contreras
Diseño sonoro: Silvana Bidirinis
Producción: Raymi Demetrio
Elenco: Rodrigo Florechaes, Ricardo Zavala, Paloma Toral, Patricio Yovane, Felipe Pino, Raymi Demetrio
Registro audiovisual: Nicolás Calderón

Fecha: Desde el jueves 19 de julio hasta el domingo 5 de agosto
Precios: $6000 y $3000
Funciones: Jueves a sábado, a las 20:00 horas y domingo a las 19:30 horas
Lugar: Teatro Duoc UC

Dirección: Calle Bellavista Nº 0503, comuna de Providencia, Metro Salvador, Santiago

 

 

Crédito de las fotografías utilizadas: Colectivo Teatro Cívico