«Ella es Cristina»: Una ópera prima redonda

El largometraje de ficción producido por la mexicana Salma Hayek supone un auspicioso debut de director para el conocido guionista y periodista nacional Gonzalo Maza. Así, su talento para narrar historias se apoya con experticia desde esta otra labor detrás de la cámara y logra cerrar con precisión dramática una historia que, pese a su discreción, se configura lograda en su totalidad. Recomendable.

Por Felipe Stark Bittencourt

Publicado el 14.6.2019

Un buen guion se puede medir por la calidad de sus personajes y, de alguna forma, por la distancia que toma el escritor para caracterizarlos. Esto, en algunos casos, puede traducirse en cierta crueldad a la hora de decidir su destino, o en desprecio para hacer brillar a unos en favor de otros. Es un balance delicado que no se puede plegar a la propaganda o al favoritismo y que, primeramente, debe buscar ser fiel a la realidad.

En su momento, Martin McDonagh lo logró muy bien con Tres anuncios por un crimen (2017) hasta un punto en que el más vil y caricaturesco de los personajes llegó a ser el más conmovedor. En el terreno local, y guardando las distancias argumentales, Gonzalo Maza lo consigue acertadamente al debutar como director de Ella es Cristina (2019), una película mordaz que se resiste a las etiquetas de la comedia negra o el drama, pues se pasea delicadamente en esa frontera gris con audacia y naturalidad. Tal vez sin grandes risas, pero con un marcado acento por el estilo y la humanidad de sus personajes.

En el argumento, se ve el oficio de Maza como guionista calzar como un guante con su nuevo rol de director. Articula hábilmente la historia de dos amigas, Cristina (Mariana Derderián) y Susana (Paloma Salas), luego de que ambas se pelean cuando la primera se separa de su estúpido marido (Néstor Cantillana), un dibujante de cómics al igual que su esposa. Cristina y Susana son personajes femeninos sólidos y lo mejor del relato. Están moldeadas con presteza y su intensidad se despliega convenientemente en sus escenarios donde prima una abultada soledad. Cristina, en un taller de dramaturgia, y Susana, luchando con un padre despreciable y vago (Alejandro Goic).

El mundo interior de estas mujeres es rico y lleno de claroscuros; pareciera que Maza y las intérpretes no quieren que empaticemos con ellas de buenas a primeras. Antes bien, debemos conocerlas en el territorio de lo íntimo y lo público para formarnos una opinión de ellas. La cámara, por lo mismo, las apretuja en un espacio cinematográfico claustrofóbico y anodino y permite el ensanchamiento de sus temperamentos, el choque con otros personajes y el brote de la molesta realidad, muy bien representada en una fotografía en blanco y negro que es bella formalmente, pero elocuentemente fastidiosa en su configuración argumental.

No se quiere embellecer la escena, de hecho. La omisión del color busca que nos adentremos en la vida de estas amigas y que, a partir de ahí, empaticemos con sus dramas personales. Esto no sería posible sin el impecable trabajo de montaje de Andrea Chignoli, quien traduce los choques entre personajes con soltura y comedida justicia. La compasión que ha de arrancar el relato no se inclina por favoritismos, sino por el normal flujo de los hechos.

Con todo, no cabe duda de que las mujeres son el plato fuerte de esta cinta; tanto en la interpretación que ofrecen las protagonistas, como en la caracterización de los roles masculinos. Cabe señalar que este es, de cierta manera, presa de ese desprecio que necesita el guionista. En su mayoría, los hombres son presentados como sujetos caricaturescos e insignificantes; pero lejos de resultar en un cliché burdo o en un lastre innecesario para el desarrollo de la historia, Maza y los intérpretes varones se las arreglan para enfrentar esta dicotomía con humor y entregar un mensaje asertivo y necesario, aunque algo cansino en su insistencia.

Ella es Cristina supone un auspicioso debut de director para Gonzalo Maza. Su talento para narrar historias se apoya muy bien desde esta otra labor y logra cerrar con precisión una historia que, pese a su discreción, es redondo en su totalidad. El trazo es ágil y seguro; la voluntad de estilo, clara y directa. Muy buena.

 

Felipe Stark Bittencourt (1993) es licenciado en literatura por la Universidad de los Andes (Chile) y magíster en estudios de cine por el Instituto de Estética de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Actualmente se dedica al fomento de la lectura en escolares y a la adaptación de guiones para teatro juvenil. Es, además, editor freelance. Sus áreas de interés son las aproximaciones interdisciplinarias entre la literatura y el cine, el guionismo y la ciencia ficción.

 

La actriz Paloma Salas en «Ella es Cristina» (2019)

 

 

 

 

Felipe Stark Bittencourt

 

 

Tráiler:

 

 

Imagen destacada: Los actores Néstor Cantillana y Mariana Derderián en Ella es Cristina (2019), de Gonzalo Maza.