[Ensayo] La (nueva) ruta de los Estados Unidos de Norteamérica

A diferencia de otros imperios, al parecer éste solo va a durar algo más de un siglo. Ya China en coalición con Rusia (que le prestó su ciencia y tecnología civil y militar en el principio), ha crecido muy rápido y le disputa el control del mundo.

Por Miguel Vera Superbi

Publicado el 6.2.2021

¿Dejará de ser Imperio en breve?

¿Dejará tranquilo al resto del mundo por fin, sin más dictaduras, extorsiones económicas, cambios de gobierno, asesinatos selectivos o promoviendo “primaveras” mediante infiltraciones por el mundo, como el actual caso Navalni en Rusia?

Para responder, es necesario recorrer la historia de este Imperio. A diferencia de otros, al parecer solo va a durar algo más de un siglo. Ya China en coalición con Rusia (que le prestó su ciencia y tecnología civil y militar en el principio), ha crecido muy rápido y le disputa el control del mundo.

 

¿Cómo llegan a poseer el control del mundo?

Debe observarse cómo se han formado todos los imperios: con el poder económico y militar, el control de los países, sus relaciones, su cultura y (lo estamos viendo con las redes sociales), controlando directamente a la gente común y corriente.

Intentemos un pauteo cronológico:

—Los habitantes de las Trece Colonias eran británicos y calvinistas en su mayoría. El calvinismo propicia el desarrollo y el progreso económico individual, a diferencia del catolicismo que —en su versión latina— proclama que la pobreza será compensada en los cielos y que lo mejor es que esperemos tranquilos.

—De alguna parte al inicio del siglo XIX generan un mito fundacional —tal como muchos imperios— y lo llevan a nivel de doctrina. Lo denominan “El Destino Manifiesto”. Es decir, que Dios les da la Tierra para que la conquisten y que, además, eso es su deber. La cuestión era conquistar, en el siglo XIX, de Este a Oeste formando algo parecido a un rectángulo y uniendo el Atlántico y el Pacífico.

—En su camino sojuzgan a más de 500 tribus de indígenas, confinándolas en tierras poco fértiles conocidas como «reservaciones» (Por aquí pasó algo similar).

—Negocian con Napoleón la Luisiana, franja de tierra grande en el centro. En 1848 le quitan a México los extensos territorios de Texas, California y Nuevo México. El imperio ruso les vende Alaska y el primer paso, a nivel local, ha sido dado.

—La Guerra Civil de 1861 entre “unionistas”’ y confederados “sureños”, como toda guerra, fue económica. No para liberar a los “pobres negros esclavos” como suelen decir (y así nos lo venden).

Si realmente ese hubiese sido el verdadero propósito de esa guerra fratricida, el racismo sería algo anecdótico: “Luchamos por ellos, los asimilamos, los aceptamos”. Pero no es así. El norte era industrial, fruto de la primera revolución industrial, con fuerza motriz proveniente del vapor. El sur era totalmente agrícola, con fuerza motriz cien por ciento humana. El sur fijaba los precios de las materias primas y el norte no estaba de acuerdo con eso.

Resultado de la guerra civil: 500.000 muertos.

—Más adelante, con el “destino manifiesto” y aprovechando la debilidad del imperio español, arman una guerra en Cuba hundiendo al acorazado Maine en 1898, pretexto casus belli para destruir la flota española y quedarse con Cuba, Filipinas, Puerto Rico, Guam, las islas Marianas y otras.

Lo del Maine es “raro”, porque la explosión fue al interior de la nave y EE. UU. alegó que fue un atentado externo. Desde luego, no se investigó en esa época. Un segundo paso “exitoso”: muchos territorios repartidos por el globo. Ese mismo año se anexan a Hawai, instalando una constitución “a la gringa”.

—Mencionamos las “repúblicas bananeras” en Centroamérica, sin ahondar como manipulaban la política de esos países a sangre, a fuego y explotación. Eso sí, los niños norteamericanos tomaban desayuno con plátanos de primera calidad diariamente, gracias al marketing de la United Fruit Company. Dato curioso, esto también comienza al final del siglo XIX.

—El plan de conquista del mundo por parte de EE. UU. es sencillamente extraordinario: a largo plazo, forjado con paciencia e inteligencia. El imperio británico estaba fuerte en 1914. Francia era un gran país, influyente en ese momento, pero EE.UU. “no quiso entrar” en la Gran Guerra (1914-1918) porque que no le tocaba.

Y eso es verdad. Cuando las potencias estuvieron exhaustas, llegan los vaqueros en 1917 y rematan. Inglaterra y Francia salen débiles, EE.UU., fuerte.

—Lo verdaderamente magistral ocurre en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) cuando se repite el esquema, pero EE.UU. ya aprovisionaba desde el inicio a los aliados con pertrechos en “arriendo” o venta directa. Los países se comienzan a endeudar con ellos.

Entran a fines de 1941, luego de Pearl Harbour, cosa difícil de entender. ¿Por qué Japón mete “a la mala” a EE.UU.? Se aduce un problema con el suministro de petróleo, que EE.UU. le negó el acceso del recurso a Japón… suena débil como argumento.

Los barcos y portaaviones más poderosos de la United States Navy no estaban en el puerto ese momento… es muy conspiranoico, porque no pueden haber existido malas intenciones como en el caso del Maine, ¿no? Eso sería pensar mal de ellos (se sabía del ataque con mucha anticipación, es cosa de buscar información al respecto).

Lo de las Torres Gemelas es otro ejemplo, donde el Estado logra el control sobre su propia población y declarar “ejes del mal” para ir por petróleo; perdón, quiero decir, implantar democracias en esos maléficos países. Al final ello no acontece (lo de la democracia a la yanqui) y el resultado es un desorden mortal (Libia e Irak en lo reciente).

—En la Segunda Guerra Mundial no hubo mucho apoyo al frente ruso del Este, porque la idea era acabar o debilitar al otro enemigo: los bolcheviques (hubo un plan de arrasar a la URSS luego de la Segunda Guerra Mundial, utilizando a los millones de soldados alemanes prisioneros de los aliados, pero no se atrevieron).

Los alemanes y algunas tropas de húngaros, españoles de la División Azul, rumanos e italianos, se desgastaron hasta que los rusos lograron avanzar hasta Berlín. El resto de la historia es conocida.

—El poderío del Imperio Británico se acabó definitivamente tras la Segunda Guerra y EE.UU. toma la posta.

—El Plan Marshall fue algo genial. Desde 1948 EE.UU. ayudó a los países arruinados a levantarse. ¿Lo hizo porque eran buenas personas? No, fue porque cuando la gente está empobrecida mira con más fuerza hacia la Izquierda. El riesgo estaba en la Italia post fascismo, Francia post ocupación y tal vez la misma Alemania, si la hubiesen dejado sola.

El Plan para evitar el giro a la izquierda europea fue con mucho capital y, excepto Alemania, no se devolvió el dinero pero seguramente a cambio de algo: bases militares, empresas controladoras, participar en la OTAN, etcétera.

Un dato: las bases militares yanquis son casi ochocientas, repartidas por todo el mundo (dispuestas para controlar “las ovejas que se descarríen”).

Otro dato: hoy mismo Francia pide más presencia militar yanqui en Medio Oriente, Alemania quiere que vuelvan los militares que Trump retiró para hostigar a Rusia desde Polonia. Sin dudas, algo de lealtad forzada quedó por escrito, a cambio de las ayudas de otrora.

—La OTAN, las Naciones Unidas y sus organismos también gozan de cierta influencia de EE.UU. y así desarrollan su plan evangelizador de imponer su concepto de democracia colaborativa/alineada mediante la fuerza (Corea, Vietnam, Libia, Irak, entre otros).

—La forma de democracia de la cual los norteamericanos se sienten orgullosos (aunque no todos), es muy anticuada. Se creó pensando en las malas comunicaciones del siglo XIX. Sin embargo, acaba de quedar en evidencia lo mal que funciona, con la sufrida elección de Biden que dejó dudas razonables acerca del procedimiento.

—La dolarización del mundo fue otra jugada magistral. Se convinieron acuerdos comerciales en territorio norteamericano, en Breton Woods, que comenzaron a funcionar el año 1946, terminada la guerra. De ahí viene que la moneda de intercambio comercial debe ser el dólar. Se creó el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional y así poder controlar al rebaño en escala planetaria.

—Nixon fue famoso, además de retirar las tropas de la guerra en Vietnam y el “escándalo de Watergate” que lo sacó de la presidencia, porque le quitó la equivalencia en oro al dólar. Quedó como moneda “fiat” en 1971.

Es decir, que se confía en ella así no más. Eso permite a la Reserva Federal imprimir billetes sin mayor problema cuando se requiere.

 

¿Qué sigue?

¿Cuándo fue la última vez que usted, estimado lector o lectora, vio una película o serie no yanqui? Pareciera que no se produce cine ni tampoco canciones en otras latitudes. Solo llega lo audiovisual norteamericano explosivo, ruidoso, grandioso. El individualismo de los héroes de las películas nos ha permeado: ellos solos resuelven la trama.

La verdad es que en cualquiera de estos puntos se puede ahondar y ciertamente hay muchas más cosas, como la Escuela de las Américas y las dictaduras latinoamericanas. Solemos hablar de Pinochet y nos olvidamos de la dupla de oro Nixon y Kissinger, los verdaderos responsables originales de tanto mal y dolor en nuestra Región.

Biden debe portarse ahora como el “buen papá” y recobrar la confianza y el respeto (no es miedo ¿eh?) que le tenía el mundo a EE.UU. Por WikiLeaks se sabe que somos espiados, que nuestros datos los obtiene Facebook, Whatsapp y otras empresas.

Del celular se obtiene nuestra posición geográfica. Las conversaciones son grabadas, los correos también y esos datos se venden a los gobiernos y empresas comerciales. Chile tiene acceso desde 2010. La noticia salió, pero apenas.

Por eso se sabe en los medios lo que le dijo un traficante a otro con su voz perfectamente audible o el correo electrónico que le mandó (o bien puede ocurrir con un político a desbancar).

Trump le hizo un gran bien a la Humanidad: mostró cuán realmente cruda es la realidad, por si alguien lo dudaba. Cuando no le dio la mano a Ángela Merkel y la dejó con el brazo estirado, sentenció la relación de Europa con el Imperio: mala.

EE. UU. necesita crear enemigos para justificar e imponer su presencia comercial y sobre todo, militar. Fabrica muchas armas, impone su compra a los socios de la OTAN (ver el caso reciente de Turquía por comprar misiles AS-400 rusos), forma coaliciones para combatir en Irak, Afganistán, complicar seriamente a Cuba, Venezuela e Irán.

Qué decir del esfuerzo para frenar a China e imponer sanciones por doquier, aunque es una forma de preservar su integridad imperial, esperemos que por poco tiempo.

Zanahoria y Garrote ha sido siempre la política; abuenarse ahora todos con Biden luego del garrote vivido con Trump. No olvidar que Trump no declaró guerras y Obama sí lo hizo. Obtuvo, sin embargo, el Premio Nobel de la Paz.

Se sospecha que a EE.UU. lo gobierna realmente una entidad que algunos denominan “Estado Profundo”: “Detrás del gobierno visible está entronizado un gobierno invisible, sin lealtad ni responsabilidad hacia el pueblo” (frase atribuida a Theodore Roosevelt).

También existe el concepto “Complejo Militar Industrial”, término usado en 1961 por Dwight D. Eisenhower y que revolotea en las decisiones de política exterior.

 

La antesala

China llegó a Latinoamérica para quedarse y aprovechó que los EE.UU. estaban distraídos. La “Doctrina Monroe” (America para los americanos, léase EE.UU.), se va diluyendo. En África, Latinoamérica y también en Chile, los chinos están entrando fuerte con sus inversiones, aquí por el lado de la energía y el litio.

Callados, milenarios, se van apoderando del mundo igual y serán un imperio también. Lo malo es que el concepto de imperio es el mismo: poder comercial (lo tienen ya) y militar (les falta poco para superar en poderío a EE.UU.). Ya no se necesitan bases ni portaaviones: los misiles pueden llegar a cualquier parte en minutos.

Irán lo comprendió y casi no tiene fuerza aérea, pero sí muchos tipos de misiles, al igual que Corea del Norte (Si vis pacem, para bellum: si quieres la paz, prepara la guerra). Ya se anunció que el Mar de China será protegido disparando a quienes lo surquen sin permiso.

¿Es una antesala del nuevo Imperio?

Para terminar, podemos decir que la nueva Guerra Fría se está armando desde hace un buen rato. Por un lado, EE.UU. aliado con Israel y Europa como lacayo enojado, pero lacayo al fin y un séquito de países “que poco aprietan”, como nosotros.

Por el otro lado, China y Rusia con fuerza. La India, otro actor principal por pesaje, está entre medio pero no afecta por el momento aunque son anti China, es decir, utilizables por EE.UU.

La sociedad norteamericana está muy fragmentada: el racismo es algo muy potente y nunca acabará. No pueden mandar a los negros a África como fue a Liberia en el siglo XIX. Se dice que los negros libertos que llegaron se sintieron superiores a los locales y los convirtieron en esclavos suyos. ¿Será verdad?

La condición humana es la misma porque no existen las razas (que pudiera indicar diferencias sustantivas en el pensar, sentir y actuar). Tampoco la consciencia.

Los radicales de derecha, asociados al “supremacismo blanco” que cayeron en la trampa del Capitolio recientemente (estaba preparado para que no hubiera vigilancia, una tal como cuando fue lo del movimiento Black Lives Matter, donde sí había miles de efectivos), son agresivos.

Y son muchos, millones de energúmenos, armados. Del manejo del Covid, ni hablar.

Trump lo hizo muy mal. Es un ser ególatra, despreciable y un genocida de su propio pueblo al no tomar medidas, pero no hizo guerras y nos dejó ver esa mano peluda y pesada que antes era casi invisible:

Cuando ellos hablen de democracia, no les creas.

 

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Miguel Vera Superbi (Santiago, 1957). Trabaja en física aplicada y comenzó escribiendo libros de ciencias naturales y textos para profesores en la editorial Arrayán. Es autor de un libro acerca de Robótica y artículos técnico y científicos en revistas especializadas. Ha publicado cuentos y artículos en nuestro país y en medios extranjeros.

El año 2015 publica la novela 1946, nazis en Chiloé acerca de la presencia de los nazis en Chile, con una buena acogida y crítica en medios nacionales. Prepara un volumen con cuentos y microcuentos del género fantástico y ciencia ficción para una pronta publicación.

Ha obtenido premios en el concurso de cuentos “Teresa Hamel” de la Sech en 2015, en los Juegos Literarios Gabriela Mistral en el 2014 y en el año 2016, obtiene el Premio Municipal de Literatura en el género novela. Se publica uno de sus cuentos en la antología Microcuento fantástico chileno de Simplemente Editores, en el año 2019.

Durante varios años ha formado parte del Directorio de la Corporación Cultural Letras de Chile. Ha participado en actividades como presentador de libros en diferentes ferias, en la lectura de cuentos en colegios y liceos, comentarista de libros en revistas nacionales, coloquios en radio, etcétera.

Ha sido jurado en concursos de cuentos para Letras de Chile y también en los Juegos Literarios Gabriela Mistral y Premio Municipal de Santiago.

 

Miguel Vera

 

 

Imagen destacada: Asalto al Capitolio de Washington, capital de los EE. UU., el 6 de enero de 2021.