El libro de Laurence Sterne está concebido como un relato inacabado, regido por una gracia bonancible propia de un hombre que mira a la humanidad con ironía y comprensión, no en vano admite las influencias melancólicas y llenas de sentimiento de Cervantes, aderezadas por la risa escatológica de Rabelais y algún puntazo sarcástico del feroz Jonathan Swift, sin olvidar el eco burlón de Luciano de Samosata.
Por Luis Miguel Iruela
Publicado el 20.5.2025
Mucho se ha escrito sobre la novela de Laurence Sterne (1713 – 1768), Vida y opiniones de Tristam Shandy, caballero (1759 – 1767). Mucho, en efecto, aunque quizá no todo. Por lo menos yo no he encontrado en una minuciosa búsqueda bibliográfica (lo que no quiere decir que no exista ese trabajo) un estudio sobre los dos ejes cartesianos de la narración, esto es: el humor y la muerte.
El libro está concebido como un relato inacabado, regido por un humor bonancible propio de un hombre que mira a la humanidad con ironía y comprensión. No en vano admite las influencias melancólicas y llenas de sentimiento de Cervantes, aderezadas por la risa escatológica de Rabelais y algún puntazo sarcástico del feroz Jonathan Swift, sin olvidar el eco burlón de Luciano de Samosata.
Un ejemplo lo muestra bien a las claras cuando narra la concepción del protagonista en el preciso instante de la unión sexual de sus padres.
Dice entonces la madre al marido:
—Querido, ¿te acordaste de dar cuerda al reloj del salón?
A lo que responde él:
—¿Habrase visto, desde que el mundo es mundo, interrumpir una mujer a un hombre con una pregunta tan estúpida?
Con tal mal comienzo, esperaba al pobre Tristam un destino complicado.
«Nada hay tan serio como la lujuria»
Pero después, la historia deja al protagonista para contar las peripecias de unos personajes variados, siguiendo un curso narrativo al modo de un río con abundantes meandros y desviaciones pantanosas que evita un desenlace, un final, o con mayor claridad un cierre con la muerte.
La novela no termina porque el autor no quiere que lo haga y es de destacar como el obituario del Parroco Yorick se representa por una página completa de negro que simboliza el luto.
El humor y la imaginación hacen literatura de todo, incluyendo en ese bagaje observaciones fulminantes del tipo: «Nada hay tan serio como la lujuria». Penetración psicológica y profundidad humana.
Se considera a Sterne el creador de la literatura digresiva, que no avanza, contra la literatura progresiva. Aquella se extiende de manera horizontal, no lineal, y lucha de este modo contra el tiempo dilatándolo y esquivando el desenlace. Es una manera de presentar el humor y la arborización como el motor de una renovación formal.
Dentro del libro, se relata el periplo del protagonista por Francia, huyendo de localidad en localidad de la muerte que va pisándole los talones sin llegar a alcanzarlo. Sterne habla de que el hombre ha de fallecer solo, fuera de casa, en una fonda. Como así lo hizo él en la realidad, víctima, al parecer, de un proceso pulmonar fímico.
No es la primera vez en la historia de la escritura que se da esta maniobra para alejar un fatal término. La más famosa es la recopilación medieval de cuentos de Oriente Próximo titulada Las mil y una noches con Schehrezade llevando hábilmente la narración a gran distancia del día en que su marido decida ejecutarla.
En la actualidad, Woody Allen ha escrito una pieza teatral, que resulta ser una parodia del filme de Ingmar Bergman, El séptimo sello, publicada en la colección Cuentos sin plumas (1989). En ella, el representante humano juega con la muerte al Gin Rummy a fin de ganar más tiempo para su vida y en efecto lo consigue.
Al final llama por teléfono a un amigo para compartir el triunfo y describe a la pálida como un pobre tipo que no pone atención en las partidas.
El humor como persistencia inteligente de la vida que nos dota de dignidad humana. Como apuntara el propio Woody Allen: «A mí no me importa la muerte, solo que me gustaría no estar allí el día en que ocurra».
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Luis Miguel Iruela es poeta y escritor, doctor en medicina y cirugía por la Universidad Complutense de Madrid. Especialista en psiquiatría, jefe emérito del servicio de psiquiatría del Hospital Universitario Puerta de Hierro (Madrid), y profesor asociado (jubilado) de psiquiatría de la Universidad Autónoma de Madrid.
Dentro de sus obras literarias se encuentran: A flor de agua, Tiempo diamante, Disclinaciones, No-verdad y Diccionario poético de psiquiatría.
En la actualidad ejerce como asesor editorial y de contenidos del Diario Cine y Literatura.

«Tristram Shandy» (Alfaguara, 2013)

Luis Miguel Iruela
Imagen destacada: Laurence Sterne.