Exposición «Efecto Ritalín»: Una respuesta a los temas urgentes desde las artes visuales

Esta muestra cobija la obra individual de seis creadores menores de 25 años: Macarena Soto, Adolfo Madrid, Yerko Navarro, Alan Martí, Hosman Espinoza y Guido Orellana, además del colectivo editorial ARTCORE, compuesto por Valentina Gaete y Daniela Contreras. Estos ocho creadores provienen de diversas escuelas académicas, por lo cual cada uno de ellos ha entrado al universo artístico con diferentes experiencias y métodos de enseñanzas. El montaje se inaugura hoy en el Centro Cultural de España y permanece en exhibición hasta el 7 de julio.

Por Carlos González Lohse

Publicado el 3.4.2018

Efecto Ritalín es una muestra que usa irónicamente el nombre de este medicamento, para plantear y poner en un plano crítico y lúdico, temas y métodos creativos que intentan contener una energía contestaría, urbana y punky por un lado y que además cobija un universo onírico, sexual y obsesivo por otro, creando un contrapunto entre ambas propuestas viscerales y dando una visión urgente a temas de juventud, por sobre ciertas estéticas frías y programáticas que se han ido instalando en el medio creativo joven chileno.

Esta exposición cobija la obra individual de seis creadores menores de veinticinco años: Macarena Soto, Adolfo Madrid, Yerko Navarro, Alan Martí, Hosman Espinoza y Guido Orellana, además del colectivo editorial ARTCORE compuesto por Valentina Gaete, Daniela Contreras y los ya mencionados Alan y Yerko , estos ocho creadores provienen de diversas escuelas de arte por lo cual cada uno de ellos ha entrado al universo artístico con diferentes experiencias y métodos de enseñanzas .

Tuve la oportunidad de conocer a siete de ellos durante sus procesos de aprendizaje y a Guido conocerlo en una convocatoria de arte joven,  y siempre me llamó poderosamente la atención que sus propuestas creativas no cumplían con ciertos parámetros que uno ve en artistas que egresan de las escuelas de arte chilenas: había algo perturbador en el uso de los materiales, un poco sucios, con una estética aparentemente descuidada, no de la forma política que se usaba en Chile en los años ochenta, pero sí con un lazo de hermandad emocional que me hacía reconocer esa urgencia juvenil que cubrió mis propios años de estudio.

Efecto Ritalín se convierte de esta forma en una propuesta de investigación estética que asume una postura contestaría ante las normas que intenta imponer este fármaco, el cual se convierte en una metáfora de todas las reglas que como sociedad debemos cumplir, chantaje físico y mental de por medio y que apuntan a la creación de un supuesto «modelo de comportamiento», sin tratar de especular, me atrevo a decir que cada uno de estos artistas no tienen miedo a ser un paria, un freak o un raro, por atreverse a usar estas estéticas desbordadas y no estar dentro del modelo.

De alguna forma estamos participando de un nuevo universo de esclavitud, uno más sutil, que de tan evidente lo ignoramos. Una esclavitud producto de la productivización de nuestra forma de vivir, o como dice el filósofo coreano Byung-Chul Han, La sociedad del cansancio.

La herencia, nuestro ADN y todo lo que nos va formando, lo estamos tratando de manipular para orientarlo en pos de un supuesto progreso y de cómo debemos de comportarnos para obtenerlo.

Reglas que cumplir, formas para usar, sistemas que seguir, se han transformado en la manera en que nos comunicamos y nos reconocemos, series como Black Mirror, ya no resultan de ciencia ficción, sino que producen el terror de una cercanía abismal, que rompe la barrera de la realidad.

Vivimos una nueva época de puritanismo y revindicaciones, políticamente correcto, aparentemente libre y empoderado, en donde se lucha ferozmente por nuestras libertades y nos confundimos en cómo asumimos ver las cosas y actuar con y en ellas.

De esta forma un territorio que supuestamente tiene sus propias normas como es el arte, se ha visto sistemáticamente atrapado y usado para la formación de creadores dentro de mallas curriculares, acreditaciones, evaluaciones, encargos y cada vez más una carrera por magísteres y posgrados tan extremas, que hemos llegado a la paradoja que un artista menor de treinta años con estudios de posgrado, vale más que un creador con treinta años de experiencia, cosas del sistema.

En un universo del arte tan normado, tocar algunos temas creativos resultan perturbadores, es así como la fragilidad de la vida, los derechos cívicos, el erotismo, la magia, lo onírico o ciertas obsesiones personales, no representan los canales de producción más usados en nuestras escuelas de arte.

Son precisamente estos temas los que llamaron mi atención cuando el Centro Cultural de España de Santiago (CCES) me extendió la invitación para armar esta propuesta curatorial, reconozco y me reconozco en estas búsquedas creativas y de vida de estos ocho artistas.

Para mí es indudable que esta exposición no marcará una nueva forma de ver un supuesto nuevo arte joven en Chile, pero sí contiene la intención de enriquecer los intereses de los creadores chilenos, tan llevados a internacionalizar sus carreras con temas universales y propuestas de estética poco perturbadoras.

Efecto Ritalín propone intentar no ser el alumno ordenado del curso.

El montaje se inaugura hoy en el Centro Cultural de España (Avenida Providencia N° 927, Metro Salvador, Santiago), y permanece en exhibición hasta el 7 de julio.

Para obtener una mayor información de la exposición, revisar aquí. 

 

 

Carlos González Lohse (1965), licenciado en artes con mención pintura de la Universidad de Chile, desde 1988 ha desarrollado catorce exposiciones individuales y ha participado en más de 100 exposiciones colectivas, ( envíos, bienales y concursos ). Paralela a su labor creativa, ha realizado investigación, gestión, producción, edición y curatorías para proyectos artísticos y ha ayudado a fundar diversas plataformas colectivas.

Entre sus ediciones se encuentran los libros: Cambio de aceite ( 2003 ), Revisión técnica ( 2010 ) y Sub 30 (2014 ), investigaciones sobre pintura en Chile de las últimas tres décadas y Neopop, investigación sobre el lenguaje Pop en Iberoamérica ( 2007 ).

Desde el año 2000 ejerce como docente en universidades chilenas. Ha sido merecedor de las becas Arte Actual, Amigos del Arte, Fundación Andes, Fondart y Fondo del Libro. Sus obras se encuentran en colecciones públicas y privadas en Chile y en el extranjero.

Actualmente trabaja en Cooperativa de artistas, plataforma destinada a investigar, crear, difundir, editar y vender la obra de 14 artistas chilenos formados en la década de los ’80 y cuya investigación gira en torno a los lenguajes pictórico-gráficos y en Espacio O (Plataforma de investigación visual), lugar de producción de ideas y proyectos.

 

Crédito de la imagen destacada: Carlos González Lohse