Grandes Pianistas en el Municipal de Santiago: La técnica sin pasión de Mahani Teave

En un programa dedicado a partituras para el género de Bach, Liszt, Händel, Scriabin y Chopin la solista chilena evidenció cualidades interpretativas que ya le conocíamos (su estilo depurado, aunque algo apresurado), en un desempeño que sin embargo acusó la ausencia de mayores pergaminos estéticos y emocionales al instante de ofrecer un repertorio musical de marcado carácter romántico.

Por Jorge Sabaj Véliz

Publicado el 20.11.2018

El miércoles 14 de noviembre asistimos a la ejecución de un repertorio barroco y romántico de la pianista chileno pascuense Mahani Teave Williams (Isla de Pascua, Chile, 1983).

 

El recital incluyó obras de:

Johann Sebastian Bach, Fantasía cromática y fuga en re menor, BMW 903.

Franz Liszt, Balada Nº2 en Si menor, S 171 y Años de peregrinaje, Primer año: Suiza  Valle de Obermann.

Georg Friedrich Händel, Suite Nº 5 en Mi mayor: Aria y cinco variaciones, “The Harmonius Blacksmith”.

Alexander Scriabin, Preludio y nocturno para la mano izquierda, Op. 9.

Frederick Chopin, Barcarola en Fa sostenido mayor Op. 60  y Scherzo Nº1 en Si menor Op. 20.

 

Ahora, el análisis:

I) Johann Sebastian Bach (1685 – 1750).

Fantasía cromática y fuga en re menor, BMW 903 (terminada en 1723).

Manos, brazos y dedos largos. Luego de una introducción con escalas de ejecución virtuosista nos sumerge en un segundo tiempo más contemplativo, donde el tema convive con largos silencios y rápidas escalas a modo de conectores.

La fuga comienza con notas definidas y un ritmo de vals con carácter de baile. Sensibilidad táctil, bellos trinos y definidos acordes y arpegios. Profunda concentración y control del teclado.

 

II) Franz Liszt (1811 – 1886).

– Balada Nº2 en Si menor, S 171 (1854).

Notable comienzo con la endemoniada sucesión de arpegios en registro grave para luego descansar en un tema simple y contemplativo, casi infantil.

Pasa de un estado de crispación a uno de total tranquilidad sin ningún problema. Gran y virtuosa técnica pero con extrema claridad y control expresivos.

La mano derecha, la voz cantante estuvo arriesgadamente expuesta, pero no defraudó ni perdió exactitud. Le daba al piano una vibración cosmológica.

 

– Años de peregrinaje, Primer año: Suiza  Valle de Obermann. (1855).

Interpretación de alta densidad y carácter con espacios para el canto pero también para el silencio.

Nos llevó a una verdad estética interior con su interpretación tan expuesta y brillante, llena de generosidad y entrega.

 

III) Georg Friedrich Händel (1685 – 1759).

Suite Nº 5 en Mi mayor: Aria y cinco variaciones, “The Harmonius Blacksmith”.

Una introducción y fuga amigable afín al temperamento inglés de Händel. Exactitud en las variaciones y escalas contenidas en la pieza. Continuidad en los cambios de carácter de las distintas secciones, escalas, marchas, etcétera.

 

 IV) Alexander Scriabin (1872-1915).

Preludio y nocturno para la mano izquierda, Op. 9 (1892).

Pieza para mano izquierda con tema melancólico al cual la pianista dotó de la claridad y peso emotivo suficientes para desnudarlo frente a los oyentes. Supo dotarlo de los cambios de estado que transmitió el compositor. Delicadeza y fuerza. Bellísimos trinos.

 

V) Frédéric Chopin (1810-1849).

-Barcarola en Fa sostenido mayor Op. 60 (1846).

Su sello es la continuidad y una línea de interpretación como en oleajes ora fuertes ora suaves y evocativos. Sobria, no entregada a excesivos rubatos o expresividades patéticas.

Su virtud puede transformarse en un problema en ciertos aspectos estilísticos de Chopin como el patetismo de su música.

 

– Scherzo Nº1 en Si menor Op. 20 (1832).

Interpretación limpia, casi ascéptica de un suavizado Chopin. Un acercamiento galante al demonio romántico. Todas las notas en su sitio pero extrañando esa inquietud, temor y angustia contenidas en su música que no fue plenamente alcanzada en la interpretación.

Como bises nos regaló un Nocturno del mismo compositor, un Momento Musical de Serguéi Rajmáninov, tocándolos uno tras el otro sin interrupciones de aplausos. Terminó con una canción ancestral Rapa Nui con arreglo de Miguel Tobar la que fue acompañada, desde la platea, por un tenor cantando en idioma pascuense.

 

El Ciclo Grandes Pianistas del Teatro Municipal de Santiago prosigue el próximo lunes 3 de diciembre, a las 20:00 horas, cuando el solista israelí Boris Giltburg interprete un programa dedicado íntegramente a piezas de los compositores Maurice Ravel, Ludwig van Beethoven y Sergei Rachmaninov.

 

Una postal del recital ofrecido por la solista nacional hace unos días en el Municipal de Santiago

 

 

Crédito de las fotografías utilizadas: Josefina Pérez, del Municipal de Santiago, Ópera Nacional de Chile.