«Historia de Chile 1960-2010», tomos 1 y 2, de Alejandro San Francisco (editor): Un texto coral y de alto nivel interpretativo

Este análisis investigativo e integrador parte con un país en una situación incierta de desarrollo, y en donde la elección de Jorge Alessandri representa solo una de las tres vías de composición democrática y que acaba en el naufragio de 1973 con otras soluciones. Esta mirada privilegia el papel de la cultura, de la iglesia y de la extrema conflictividad política e ideológica. De hecho, los subtítulos de cada tomo representan una sensibilidad respecto de lo narrado: en el volumen I dice Democracia, esperanzas y frustraciones. Chile a mediados del siglo XX y en el II, El preludio de las revoluciones. El gobierno de Jorge Alessandri.

Por Cristián Garay Vera

Publicado el 21.10.2018

Estamos ante un proyecto monumental acometido, esta vez, por un equipo bastante coherente de investigadores, a tal punto que, por decisión editorial, no hay capítulos de autoría individual sino colectivas, pudiéndose distinguir la preponderancia de uno u otro solamente teniendo en cuenta sus trabajos precedentes como es el caso de Gonzalo Larios para la parte de la Iglesia, Milton Cortes para la internacional, o la historia económica en manos de Ángel Soto. El equipo, dirigido por Alejandro San Francisco se compone de José Manuel Castro, Milton Cortés, Myriam Duchens, Gonzalo Larios, Alejandro San Francisco y Ángel Soto, e incorporó además en el volumen II a Sergio Carrasco, reconocido especialista en el presidente Jorge Alessandri Rodríguez, figura que sirve de eje para posicionar el foco del estudio, aunque está lejos de constituir una biografía o revisión de su gobierno, para convertirse en una imagen de la sociedad chilena en ese momento.

Por lo mismo estamos lejos de lo que podríamos llamar una visión normativa de la historia política. Los volúmenes en comento abarcan la presidencia de Jorge Alessandri, recurso periodificador bastante convencional, pero en su estructura introduce pluralidad de perspectivas al acometer las dimensiones internacional, cultural, económica, pedagógica (sí, pedagógica), eclesial. De modo que aunque aparentemente se proponga una clásica historia política por presidencias en los hechos no lo es, porque cada presidencia es como diría Jasper un tiempo-eje de menor o mayor gravitación en lo sucesivo, pero intensamente rico en su auscultación.

Desde luego la formación de los autores, con diversos doctorados o maestrías en Chile y el extranjero, introduce las necesarias exigencias de un texto de alto nivel, que sobrepasa lo que los españoles denominan la divulgación de alto contenido, para ser más bien reflejo de indagaciones e investigaciones integradas. Además de ello se cita la bibliografía actualizada y se confrontan los debates y críticas que el texto suscitó a lo largo de un seminario de investigaciones en la Universidad San Sebastián donde anida el proyecto de San Francisco y de Soto.

Estamos así ante un texto coral, disciplinado, normado por las exigencias de la disciplina, y que ofrece una perspectiva de un periodo que los historiadores no habían abordado de modo integral. Este texto además evade la clásica tentación de empezar desde los orígenes de la nación, lo que ha hecho naufragar varias escrituras de la historia de Chile. Y a diferencia de Chile 1808-1960 de la colección Mapfre, que era visión más sintética, también a varias voces, pero cada cual identificado en lo suyo, empieza y concluye en el periodo (1960) en que prácticamente cierran los cuatro volúmenes debidos a la dirección curatorial de Joaquín Fermandois, Olga Ulianova, Baldomero Estrada, Ana María Stuven, y Ricardo Couyoumdjian.

De ese modo partimos con esta historia donde la han dejado otros ejercicios similares. Un país en una situación incierta del desarrollo, donde la elección de Jorge Alessandri representa solo una de las tres vías de composición democrática y que acaba en el naufragio de 1973 con otras soluciones. Esta mirada privilegia el papel de la cultura, la iglesia y la extrema conflictividad política e ideológica. De hecho los dos subtítulos representan una sensibilidad respecto de lo narrado: en el volumen I dice Democracia, esperanzas y frustraciones. Chile a mediados del siglo XX y en el II, El preludio de las revoluciones. El gobierno de Jorge Alessandri

Partamos por el volumen uno, precedido de una interpretación de San Francisco. En él, Chile se presenta como un proyecto a medio hacer, donde los avances de décadas anteriores no alcanzan a disimular los enormes problemas sociales (la desnutrición y la alta mortalidad infantil por ejemplo) y económicos. Una democracia en otros aspectos modélica, que sitúa a Chile en el terreno de los regímenes constitucionales sin interrupciones violentas. Detrás de ello hay una promesa pendiente de progreso, en un país que en lo económico vive sobre la esperanza de una reforma pero con una inflación galopante. La miseria, la desnutrición y la precariedad de la vida de los estratos más pobres son la contracara de una sociedad que estaba lejos de ser la argentina y menos aún de ser desarrollada. En lo internacional una República agobiada por tensiones con Argentina y Bolivia y la injerencia de Estados Unidos en el mercado del cobre y como supuesto proveedor de recursos para el desarrollo. En este capítulo sobre la posición de Chile en el mundo hay acotaciones interesantes y novedades derivadas de la consulta de nuevas fuentes. En lo económico, el modelo de crecimiento se contrapone con la alta inflación y falta de autonomía del Banco Central. Bajo Alessandri se ensaya la solución tecnocrática –el “gobierno de los gerentes”- que alivia un poco, pero sin detener la caída económica.

En la parte inicial hay un retrato del liderazgo de Alessandri, de sus formas de pensar la política desde criterios gerenciales como se decía en la época, que resume y amplía lo que ya se conocía con recurso a nuevas fuentes. Y a propósito de esto el volumen II presenta a la administración como el inicio de una serie de revoluciones, cambios en el agro, compromisos con los estadounidenses en pos de la Alianza para el Progreso, que colocan este periodo como más turbulento y cambiante que la imagen que solemos tener de él.

Muchas cosas cambian, pero el marco de este volumen es un gobierno asolado por unas catástrofe que es el Terremoto de 1960. Un evento afrontado con ideas simples acerca de la prioridad de la honestidad personal y un proyecto tecnocrático. El sismo reconfigura la agenda de prioridades, introduce grandes cantidades de dinero para la reconstrucción, y eso presiona a la inflación. La reconstrucción se hizo fácil en un país que respetaba con todo la figura del Presidente como lo revelan las caminatas de Alessandri por las calles de Santiago, y que con sentido practico hizo obras de reconstrucción que soportan perfectamente los desastres similares en décadas posteriores. El gobierno tiene un manejo monetario sensato, pero la inflación sigue siendo tarea pendiente. En su haber está haber dirigido una dramática reconstrucción, que empieza con la contención del río Riñihue y la amenaza que significaba sobre Valdivia, y que se extiende a instituciones y mecanismos públicos para la reconstrucción del país.

Pero para Alessandri su proyecto político es la reforma legal, la contención de los partidos políticos y su injerencia en la administración pública, y definir un proyecto más presidencialista. Pero esa agenda quizás no es la del momento, están los temas agrarios, educativos: de hecho el tema del agro salta al primer lugar en un cambio de óptica tanto nacional como internacional (Alianza para el Progreso y apoyo financiero estadounidense) respecto de la licitud del moribundo inquilinaje. La Iglesia Católica que está en proceso de transición a aceptar el modernismo, se suma y fortalece una tercera vía, la socialcristiana, representada por la Falange Nacional y por su líder más destacado Eduardo Frei Montalva. Preludio de lo que viene, en 1957 se funda la Democracia Cristiana recibiendo náufragos de otras colectividades, especialmente del Partido Conservador y del agrario-laborismo.

Un tiempo de cambios: La Nueva Ola, Violeta Parra, los inicios de la reforma agraria y del cambio de la Iglesia (monseñores Larraín y Silva Henríquez). Una época de decadencia de la industria del libro (Zig-zag, Ercilla, Nascimento), promoción del cine (Chile Films u otras productoras), un creciente activismo en la plástica, y la institucionalización académica de la historia que cuenta con un capítulo.

Una fase marcada por la consolidación de las universidades, la expansión de la matricula superior, pero también el inicio de un cambio de actitud frente a lo que los críticos de aquellas llamaban el neoplatonismo de las casas de estudios superiores. En el libro se precisa que la población universitaria salta de 1,1% al 2,2% del total del país, cifra que con todo lo restrictiva que es se sitúa en la tercera posición del continente detrás de Estados Unidos y de Canadá en 1950 y por delante de Argentina (tomo II, páginas 426-427). Aunque el porcentaje es inferior la matrícula aumenta, pero también hay un ambiente progresista (parte del cual es responsabilidad del Centro Bellarmino que ampara a la Democracia Cristiana venidera). Todo ello repercutirá después en las huelgas y tomas de las universidades católicas de Valparaíso y de Chile. Contraste con los avances en la cobertura educacional primaria y secundaria, donde Chile gracias al impulso de los radicales en décadas anteriores ha construido un sistema altamente eficiente. Alessandri instaló un hito fundamental al crear en 1962, con ocasión de los terremotos, la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (JUNAEB) institución aún hoy piedra angular del soporte educativo chileno. Las condiciones de miseria y de baja coberturas de la educación rural (el volumen dos tiene una foto que ahorra los comentarios, ver página, 413) fueron el inicio de planes de construcción que serían materializados en el periodo siguiente de Frei.

Los autores colocan el periodo de Alessandri, que en otras visiones se menciona como anodino, como un tiempo-eje de revoluciones, de cambios, donde incluso reformas pequeñas como la agraria conocida entonces como reforma del “macetero” (sic) son un punto de inflexión. El Chile que aparece es un país que da tumbos y pasa del populismo al gerencialismo, seguidamente a la democracia cristiana y el marxismo. Para entonces el valor de la democracia, como se sugiere, ya es más relativo, y si bien Chile es excepcional para la época en al región surcada por revoluciones y golpes de estado, tampoco es un país satisfecho.

 

Alejandro San Francisco (Dirección general). José Manuel Castro, Milton Cortés, Myriam Duchens, Gonzalo Larios, Alejandro San Francisco y  Ángel Soto, Historia de Chile 1960-2010. Tomo I. Democracia, esperanzas y frustraciones. Chile a mediados del siglo XX, CEUSS, Santiago de Chile, 2016, 446 páginas.

Alejandro San Francisco (Dirección general). Sergio Carrasco, José Manuel Castro, Milton Cortés, Myriam Duchens, Gonzalo Larios, Alejandro San Francisco y  Angel Soto, Historia de Chile 1960-2010. Tomo II. El preludio de las revoluciones. El gobierno de Jorge Alessandri, CEUSS, Santiago de Chile, 2016, 550 páginas.

 

Cristián Garay Vera es el director del magíster en Política Exterior que imparte el Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de Chile, casa de estudios de la cual además es profesor titular.

 

 

 

 

Crédito de las fotografías utilizadas: Universidad San Sebastián.