«Historia de un matrimonio»: Fuegos cruzados

El director estadounidense Noah Baumbach logra con este filme diseccionar lo que implica un divorcio. Con una mirada personal -por momentos parece que el registro apreciado es una obra de teatro en Broadway- el realizador consigue que los espectadores se metan de lleno en el intenso devenir audiovisual de esta ruptura conyugal.

Por Alejandra Boero Serra

Publicado el 18.12.2019

«…Tan asustado como tú/ de estar vivo…»
Being Alive

La nueva película de Noah Baumbach (Historias de familia, Margot y la boda, Mientras somos jóvenes, entre muchas otras) es el mejor relato de lo que sucede cuando el amor se acaba y el divorcio comienza. Y es uno de los mejores cierres del año para acompañar las luchas que se vienen dando desde el feminismo (Me too, Las Tesis, la deconstrucción del amor romántico) y la visibilización de lo que el patriarcado y el sistema han naturalizado. Lo que empezó 40 años atrás con Kramer Vs Kramer viene a cuajar, vueltas de tuercas epocales mediante, en Historia de un matrimonio.

Lo que se cuenta acá es el derrumbe de un matrimonio. De uno real, realista. El amor a pura pérdida, sin certezas, a corazón partido, sin moralinas. Tener la lucidez de ver y plasmar la disolución de un vínculo sin cortapisas. Mostrar y contar desde las tripas y por fuera de la vara cromática blanco/negro. Dejar que la valoración de bueno/malo destiña ante las miradas y palabras que, literalmente, desgarran. El único juicio que se da en esta historia es el que emprenden los protagonistas para poner fin a su relación. No tomar partido potencia aún más los logros de esta obra.

Charlie (Adam Driver, recuerden o vayan urgentemente a mirar Paterson) y Nicole (Scarlett Johanson, no hacen falta referencias y sí, ver Lost in traslation) viven en New York, son pareja y tienen un hijo pequeño. Comparten, además de la cotidianidad, su trabajo en el teatro él como director, ella como su actriz fetiche y musa. Toda la cinta gira en torno a la pareja. Ambos deberán enfrentarse -todas las acepciones serán válidas- al final de su matrimonio: reproches de ella por haber supeditado su carrera a la maternidad y a los propósitos laborales de su marido, él no pudiendo aceptar que son dos individualidades con algunos intereses en común y muchos en disidencia.

Desde el comienzo derrochan sensibilidad y cooptan al público que sigue, corazón en mano, el proceso final (la cronología no va a los inicios de la relación sino al derrotero del divorcio). Ellos son los protagonistas y quienes trascienden, con actuaciones memorables, un impecable guión con diálogos no sólo inteligentes sino emotivos, no exentos de humor. Los secundan -sin que esto ponga en un nivel inferior sus interpretaciones que merecen ser puestas en relieve- Laura Dern, Ray Liotta, Alan Alda, Julie Hagerty y el pequeño Azhi Robertson.

Dern en la piel de Norah Fanshaw descolla como la abogada empática, sorora que no resigna femineidad y eficacia profesional en un medio en que la fiereza como valor en positivo queda del lado de lo masculino y logra en un monólogo crítico, despiadado y lúcidamente feminista, uno de los momentos más potentes -son varios en este filme que no ahorra escenas de antología- y pone de relieve lo que se pide de una mujer/madre en un tribunal, sea este familiar o legal. Toda una deconstrucción de lo femenino en un solo personaje y en una industria como la de Hollywood.

Otra escena que no hay que pasar por alto, ya en pleno tribunal, es el comportamiento -vestuario incluido- de la abogada cuando su contraparte trata de «puta» a su defendida. Utilizar la munición patriarcal y poner el cuerpo como arma de resistencia y lucha. A su lado Liotta y Alda, las dos caras del quehacer de abogado que se deben a la defensa de su cliente, logran que sus roles sean verosímiles y -aún cuando se insinúe el estereotipo- saquen a relucir lo más genuino de su profesión.

Noah Baumbach logra con Historia de un matrimonio diseccionar lo que implica un divorcio. Con una mirada personal -por momentos parece que lo que vemos no es una película sino una obra de teatro en Broadway- consigue que los espectadores se metan de lleno en acompañar el devenir de la ruptura, sin olvidar que cuando todo acaba, el amor que se vivió seguirá latente, y el deseo de nuevas apuestas lejos de cualquier resentimiento. Cabría agregar el aporte de una canción como «Being Alive» -escrita y compuesta por Stephen Sondheim para el musical de Broadway «Company»- en la voz del protagonista: cuando ya ha firmado los papeles de divorcio y al final de la película recordándose(nos) que siempre que estemos en esa encrucijada estaremos tan asustados como el otro y siempre para ayudarnos a seguir vivos.

¿Quién se atrevería a no ver una película sobre un divorcio igual pero diferente con actuaciones que van directo a lo más íntimo y que merecen todas las nominaciones y premios que todavía se le escapan a Johansson y Dern? En el Festival de Venecia se llevaron los aplausos de la crítica, no así los galardones que quedaron en manos de Todd Phillips y su Joker que, sin restarles méritos, de algún modo siguen los guiones políticamente correctos con miradas progresistas de turno.

 

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Alejandra M. Boero Serra (1968). De Rafaela, Provincia de Santa Fe, Argentina, por causalidad. Peregrina y extranjera, por opción. Lectora hedónica por pasión y reflexión. De profesión comerciante, por mandato y comodidad. Profesora de lengua y de literatura por tozudez y masoquismo. Escribidora, de a ratos, por diversión (también por esa inimputabilidad en la que los argentinos nos posicionamos, tan infantiles a veces, tan y sin tanto, siempre).

 

Adam Driver, Azhy Robertson y Scarlett Johansson en «Historia de un matrimonio» (2019)

 

 

 

 

Tráiler:

 

 

Imagen destacada: Scarlett Johansson y Adam Driver en Historia de un matrimonio (2019).