La inexistencia de lo real: La obra del artista visual Nicolás Morrison Llanos

El creador chileno entiende que el autor es un médium que capta los sonidos e interferencias de la consciencia, y de ahí que esas variaciones y cuerpos sean figuraciones de una vida interior, de una vegetación que se agita. En esta inflexión el «mago» se vuelve un oyente: la memoria ambulante de la intimidad, de los fantasmas y seres siniestros que brotan en la espesura, en una sombra que nos recuerda mucho a esos fondos opacos de la obra de Remedos Varo o a la atmósfera sonora de los discos de Tool y Nain Inch Nails.

Por Diego Alfaro Palma

Publicado el 22.6.2019

Extraviarse en una zona boscosa y en medio de eso, no poder reconocer las señales de ruta: lo que parece un roble, al acercarse, no es sino vapor y el cielo con sus estrellas, la superficie de una caverna. Las formas que representa Nicolás Morrison Llanos se encuentran en ese estado borroso, entre la luz y la sombra, en una situación indistinta, en donde se nos aparecen en su entera complejidad, pero también frágiles, a ratos ausentes, oyendo voces lejanas.

Pero qué son realmente esas formas, ¿metáforas?, ¿visiones de un viaje espiritual o meramente demonios surgidos desde el borde de la composición? Su particularidad es, sin duda, su distorsión: estamos frente a imágenes que parecieran haber sobrevivido a cuarenta años en el desierto, o al Apocalípsis mismo (o al menos a un apocalípsis doméstico). En medio de esa vía que nubla la visión: ¿hacia dónde vamos?, ¿hacia dónde nos lleva el movimiento que se genera dentro de ellas?

La luz es también un elemento importante: tal vez quiere indicarnos que se la busca como si se estuviera al interior de una tormenta de arena. El fuego, por lo tanto, es un símbolo de un recorrido de la mente, que va desde las zonas más oscuras y lúgubres, hasta el manejo y control de la luminosidad, como en el cuadro “Fogata” en el que el alterego del artista domina la llama con curiosidad, y también respeto. Cada manejo del color es una etapa del crecimiento y la transformación de un lenguaje.

Morrison Llanos entiende que el artista es un médium que capta los sonidos e interferencias de la consciencia; de ahí que esas variaciones y cuerpos, sean figuraciones de una vida interior, de una vegetación que se agita. En esta inflexión el médium se vuelve un oyente: la memoria ambulante de la intimidad, de los fantasmas y seres siniestros que brotan en la espesura, espesura que nos recuerda mucho esos fondos opacos de la obra de Remedos Varo o la atmósfera sonora de los discos de Tool y Nain Inch Nails.

“Las cosas que no existen, están en el origen de las palabras”, dice el poeta chileno Carlos Cociña. Cada uno de estos cuerpos y sus retratos están situados en un momento anterior a la palabra, es por esto que muchas veces se ven enfrentados a la materialidad de la muerte, al fin de toda comunicación, al comienzo de lo que no existe. En esa instancia aparece el miedo, el grito, el disfraz, el sacrificio, la distorsión, pero también el gozo y la transparencia.

 

Nicolás Morrison Llanos (Valdivia, Chile, 1986). Actualmente vive y trabaja en La Unión, Chile. Es licenciado en artes visuales en la Universidad Finis Terrae y estudió en la Academia de Martin Soria. Ha expuesto su trabajo en galerías de Melbourne y Sydney en Australia, y colaborado con poetas y video-artistas a lo largo de su carrera. Ver su obra, aquí.

 

Diego Alfaro Palma (Limache, Chile, 1984) publicó los libros de poemas Litoral central (Audisea, 2017), Tordo (Ediciones del Dock, 2016 | Editorial Cuneta, 2014) y Paseantes (Ed. Temple, 2009), la plaquett Los sueños de los sueños de Kurosawa (Cuadro de Tiza, 2017) y el libro-objeto Bolsas (Hojas Rudas, 2017).

También realizó la antología de la Poesía reunida de Cecilia Casanova (Ed. Universidad de Valparaíso, 2014) y reeditó la Antología de Ezra Pound en Chile (Universitaria, 2011). Tradujo El pensamiento zorro, prosa de Ted Hughes (Limache250, 2013).

Sus textos críticos han aparecido en El horroroso Chile. Ensayos sobre las tensiones políticas en la obra de Enrique Lihn (Alquimia, 2014) y en revistas de Chile y del extranjero. Su libro Tordo recibió el Premio Municipal de Santiago en 2015 y está siendo traducido al inglés por el poeta norteamericano Lucian Mattison.

 

Morrison – «The quieter room» (120 x 140 cm) (Oleo sobre lino, 2017)

 

 

Morrison – «La fogata» (175 x 170 cm) (oleo sobre lino)

 

 

Morrison – «Sophie» (50 x 36cm) (Óleo sobre papel, 2016)

 

 

Morrison – «El sur» (112 x 100 cm) (Óleo sobre lino, 2017)

 

 

Morrison – «Study for sebastian in dream» (29 x 21cm) (Oleo sobre papel, 2016)

 

 

Morrison – «Please don’t go» (21 x 29cm) (oleo sobre papel, 2019)

 

 

Nicolás Morrison Llanos

 

 

Diego Alfaro Palma

 

 

Imagen destacada: Morrison – Please don’t go (145 x 165 cm) (Oleo sobre tela, Trabajo en proceso, 2019).