Literatura de mundos en peligro: «Trópico de cáncer», de Henry Miller: El aprendizaje de la vida frente a la muerte

Por lo general, la crítica especializada considera a este título —publicado en 1934— el mejor de los trabajos concebidos por su autor y en consecuencia ha sido catalogada como una de las novelas más influyentes de la literatura en lengua inglesa durante el siglo XX, pues se considera que la obra permite vislumbrar la esencia del comportamiento social, cuando el hombre se encuentra en situaciones límites y especiales.

Por Sergio Inestrosa

Publicado el 27.3.2020

Permítame empezar con una advertencia, no lea este libro quien no tenga un espíritu abierto y un criterio amplio, pues sino esta novela titulada Trópico de cáncer y que fuera publicada por primera vez en París en 1934, le va a incomodar bastaste, le va a parecer sórdida y va a dejar su lectura pues va a pensar que esto no es buena literatura. Fue esa falta de criterio amplio, ese puritanismo típico de la sociedad estadounidense lo que llevo a que el libro fuera censurado y considerado como una atrocidad moral, y no fue permitida su publicación hasta 1961, 27 años después de su primera edición.

Desde un principio el autor nos advierte: lo que estamos a punto de comenzar a leer no es un libro en el sentido tradicional. “No, esto es un insulto prolongado, un escupitajo en la cara al arte, una patada donde duele a Dios, el Hombre, el Destino, el Tiempo, el Amor, la Belleza…”.

Y es que cuando penetramos en sus páginas nos damos cuenta que más allá de la lectura de una novela, a lo que asistimos es al diario de un hombre que busca comunicar sus experiencias vitales en medio de un mundo caótico, así por ejemplo, cuando dice: “Cuando estás en semejante aprieto, es difícil saber qué es peor: no tener dónde dormir, o no tener dónde trabajar. Dormir se puede casi en cualquier parte, pero hay que tener un sitio para trabajar. Aún cuando no estés haciendo una obra maestra. Hasta una novela mala requiere una silla en que sentarse y un poquito de intimidad”. Así como esta declaración, hay muchas en el libro y en todas ellas, el autor establece sus vivencias y sus convicciones.

Escritores de la talla de T.S. Elliot, George Orwell y Gore Vidal le dieron la bienvenida a esta novela y la consideraron una obra maestra y seguramente un lector de mente abierta la va a apreciar en tanto un muy buen artefacto creativo, pues en verdad lo es y merece ser leída con suma atención.

Por lo general, la crítica literaria considera a Trópico de cáncer como el mejor de los trabajos de Miller y es considerada una de las novelas más influyentes de la literatura en lengua inglesa durante el siglo XX; en parte porque valoran que la obra nos deja ver cómo es el comportamiento humano cuando éste se encuentra en situaciones límites y especiales.

Los críticos han destacado que en Trópico de cáncer la intención de Henry Miller de transgredir, de buscar nuevas formas de narrar, incluso en el uso de un lenguaje nuevo, para la época, descarnado, a veces soez que lo aparta de la forma de narrar previa, queda muy en claro desde el principio. Es por este camino de búsqueda que Miller encuentra un mundo oscuro, de miseria, de muerte, que es brutalmente real. Y así lo dice en el texto: “Ahora sólo hay una cosa que me interesa vitalmente y es consignar todo lo que se omite en los libros. Que yo sepa, nadie está utilizando los elementos del aire que dan dirección y motivación a nuestras vidas”. Y un poco después afirma como para remachar la idea de su intención al escribir este libro: “He hecho un pacto tácito conmigo mismo: no cambiar ni una línea de lo que escribo. No me interesa perfeccionar mis pensamientos ni mis acciones”.

Para quien piense que el sexo es el único tema de la novela, déjeme adelantarle que está equivocado, obviamente el tema del sexo es abordado ampliamente en el libro, pero también lo es el hambre: “Tengo un hambre terrible aunque hace unos pocos minutos hayamos desayunado, pero es el almuerzo el que me voy a saltar. Solo los miércoles almuerzo gracias a Borowski”. Todavía más dramática es esta cita cuando llega a la casa de la familia Cronstadt y ellos están comiendo, ve que es pollo con arroz, y por educación lo invitan y él rechaza la invitación y ya va de salida cuando ve de reojo que los huesos del pollo, en el plato del niño, todavía tienen un poco de carne. Y qué decir de esta última cita que transcribo sobre la comida: “La vida según Emerson, ‘consiste en lo que una persona piensa todo el día, es cierto’, mi vida no es sino un gran intestino. Yo no solo pienso en comida todo el día, sino que además la sueño por la noche”.

Otro de los temas muy presentes en la novela es el de vagabundear por las calles de París; esto le permite al personaje observar la ciudad, absorber lo que su entorno le presenta día con día, dejarse envolver por el paisaje, por la gente; de esta manera el protagonista logra tener una vivencia y un aprendizaje cultural de la ciudad; y es que en este sentido, toda ciudad es generosa y ofrece a quien se atreve a explorarla la posibilidad de conocerla, de aprenderla; y qué mejor forma de hacerlo que caminando. Aunque debemos recordar que el protagonista carece de dinero para satisfacer sus necesidades más básicas como la comida y un lugar seguro donde vivir, y eso es un arma que el autor aprovecha para que su protagonista tenga una experiencia radical, que nos haga a nosotros sus lectores no ser indiferentes frente a sus experiencias. Como podemos apreciar lo que más valora el protagonista es su libertad, el saberse dueño de su tiempo, de su espacio, de su deambular; por ello mismo rechaza algunas ofertas de trabajo como la que le ofrece Serge, porque no se siente a gusto viviendo en su casa. “Soy libre —Eso es lo más importante… Ligero como un pájaro, revoloteo de un barrio a otro. Es como si hubiera salido de la cárcel. Miro el mundo con ojos nuevos. Todo me interesa profundamente. Hasta las menudencias”.

Otro tema que no aparece tan visiblemente presente, pero que recorre todo el texto es el del tiempo, al protagonista le interesa el tiempo presente ni el futuro ni el pasado, pero el instante presente y así lo dice : “El presente es suficiente para mí. Día a Día. ¡Hoy! Le bel aujourd’hui!».

Se puede sostener que el sexo en la novela, es uno de los puntos de entrada a la experiencia de vida del protagonista en París, pero ciertamente no es ni el único ni necesariamente el más importante; va a depender del momento y la situación en que el protagonista se encuentre. Por ello, quizá lo justo sería decir que el libro se ocupa de las necesidades básicas de un ser humano, dentro de las cuales están el sexo y la comida como necesidades básicas, naturales, pero también está la necesidad de tener un techo bajo el cual cobijarse, la necesidad de compañía y también, al menos a veces, la necesidad de aislarse en ese ir y venir por las calles de la ciudad, lo que le permite, al protagonista, reflexionar sobre sí mismo y de esta forma ir cuajando ese libro que lleva dentro y del que se siente embarazado.

En el caso del protagonista de Trópico de cáncer, que por cierto tiene el nombre del autor, es un hombre pobre a quien siempre le falta dinero y por ellos mismo, a menudo tiene que dejar de comer y por curioso que parezca a él en estas circunstancias le resulta más fácil conseguir a una mujer para tener sexo que conseguir comida, de esta forma el sexo termina siendo una especie de substituto que igual lo nutre y llena de energía gracias al placer que le produce.

En esta época de incertidumbre en que vivimos, déjeme decirle al lector que si persistimos como buenos lectores descubriremos casi al final de la novela que lo que el autor (en su papel esencial de provocador) nos ha venido proponiendo a través de toda la novela es que como lectores podamos conmovernos, desinstalarnos de nuestras certidumbres y sobre todo que no nos quedemos indiferentes frente al mundo: un mundo que fluye y como dice el protagonista: “Yo también amo todo lo que se mueve: ríos, aguas negras, lava, semen, sangre”.

Y por qué razón amar el movimiento, porque lo que se mueve está vivo y lo que está vivo tiene presente. Lo que mata es la inercia, la indiferencia, el miedo, el egoísmo, la falta de solidaridad, la parálisis frente a lo desconocido.

 

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Trópico de cáncer, de Henry Miller: El tiempo apremia.

 

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Sergio Inestrosa (San Salvador, 1957) es escritor y profesor de español y de asuntos latinoamericanos en el Endicott College, Beverly, de Massachusetts, Estados Unidos, además de redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

 

Una de las tantas ediciones de «Trópico de cáncer» (1934) en castellano

 

 

Sergio Inestrosa

 

 

Imagen destacada: El escritor estadounidense Henry Miller (1891 – 1980).