«Lolita», de Vladimir Nabokov: La pasión por lo prohibido

El gran clásico del autor ruso tiene un grado de detalle, reflexión y belleza en su prosa sumamente notable: las descripciones son de gran precisión tanto de los personajes como del entorno, y su lectura fue catalogada por Mario Vargas Llosa de imprescindible para cualquier ciudadano cosmopolita del presente.

Por Sergio Inestrosa

Publicado el 10.2.2020

La novela Lolita (1955), de Vladimir Nabokov(1899-1977) es según Mario Vargas Llosa una obra imprescindible. Nabokov fue un escritor de origen ruso, nacionalizado estadounidense, que alcanzó el reconocimiento internacional con su obra Lolita, escrita originalmente en inglés.

«Lolita» es hoy en día una palabra que la Real Academia de la lengua usa para definir a una adolescente seductora y provocativa, como la Lolita de la novela que hoy me atrevo a sugerir al apreciado lector.

Humbert Humbert, un hombre culto y refinado tiene una especial atracción por las niñas de entre 12 y 17 años. Esta obsesión del personaje  Humbert por las niñas (nínfulas) comenzó cuando todavía era un adolecente en París y tras tener escarceos con Anabelle, su primer amor.  Para desgracia de Humbert, Anabelle murió pocos meses después de ese fliteo que tuvieron. Una vez que Humbert se traslada a vivir a Estados Unidos, para recibir una herencia, termina, por obras de la causalidad yendo a dar a la casa de una viuda que tiene una hija de 12 años; la presencia de esta niña hace que Humbert se quede a vivir allí y después termine casándose con la viuda, Charlotte Haze, y de este modo poder compartir techo e intimidades con Lolita, la hija de Charlotte. El destino sigue obrando su parte y Charlotte muere atropellada por un coche un poco después de que descubriera el diario en que Humbert ha ido detallando sus emociones y su relación con su hija Dolores (Lolita).

La novela, no podría ser de otro modo, pues así se reafirma la sensación autobiográfica y del conocimiento directo sobre los hechos, está narrada en primera persona por Humbert y se nos presenta como una defensa o súplica que el acusado (Humbert Humbert) hace desde la cárcel, ante el juez que lleva su caso; sin embargo a medida que avanzamos en la lectura nos damos cuenta que nosotros somos sus cómplices y que en los lectores busca apoyo y comprensión. Somos pues, testigos y parte interesada, a la vez, de su historia. Lo que leemos es ese diario en que Humbert fue anotando las reflexiones de su alma y de su libido, sus emociones más profundas y si se quiere perversas, de esa relación que por cuatro años mantuvo con Lolita.

La trama, aunque es predecible en algunas de sus partes, por ejemplo cuando Humbert anda buscando casa y llega a ver el lugar de Charlotte (nos damos cuenta que Humbert no piensa alquilar el cuarto hasta que descubre a la hija de la casera); y también una vez que el profesor empieza a tender sus redes en torno a la adolescente, nos damos cuenta que el matrimonio con Charlotte es inevitable, y parte de su plan para afianzar y consumar su  relación con Dolores.

El texto no ignora el entorno social, muy por el contrario, en ella vemos a Humbert que después de llegar a Estados Unidos, recorre distintas ciudades como Ramsdale o Elphinston, viviendo en tristes moteles de carretera y conociendo al mismo tipo de gente, todos preocupados por su apariencia, terriblemente individualistas y egocéntricos. Nabokov, a través de la novela, nos describe de manera brillante a la sociedad estadounidense de posguerra.

Como lectores, sin embargo podemos compartir o despreciar los motivos de Humbert, pero nunca podremos ser indiferentes. La novela en este sentido nos golpea, nos toca y como tal se convierte en un gran trabajo literario.

Ahora bien, como suele pasar con este tipo de textos, la novela fue, al principio, considerada como una obra pornográfica. Hoy en día diríamos que su argumento es más sensual que sexual. Sin embargo, a mediados de los años cincuenta el autor tuvo que luchar contra la censura, en un país de doble moral y con el enorme peso del puritanismo protestante.

La novela, el lector lo descubrirá de inmediato, tiene un grado de detalle, reflexión y belleza de su prosa sumamente notable: las descripciones son de gran precisión tanto de los personajes como del entorno, tanto así que su lectura, algunas veces, puede parecernos un poco lenta.

El notable éxito de la obra tras su publicación hizo que esta fuera llevada al cine en dos ocasiones, la primera de ellas, dirigida por el controversial Stanley Kubrick en 1962 y de la cual el propio Nabokov escribió el guión. En 1997 se hizo una nueva versión dirigida por Adrian Lyne.

 

Sergio Inestrosa (San Salvador, 1957) es escritor y profesor de español y de asuntos latinoamericanos en el Endicott College, Beverly, de Massachusetts, Estados Unidos, además de redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

«Lolita» en traducción de Francesc Roca, y editada por Anagrama en 2019

 

 

Sergio Inestrosa

 

 

Imagen destacada: Vladimir Nabokov en 1965.