Los cuentos de «Liquidar al adversario», de Gerardo Soto: Autitos chocadores

El mayor mérito de la ópera prima del escritor chileno reside en que nos hace ingresar a historias aparentemente inocentes, pero descritas con la pulcritud y el detallismo preciso, las cuales en algún momento lograrán tambalear al lector, al abrir diferentes perspectivas artísticas para remirar lo que antes se había dado por sentado.

Por Nicolás Meneses

Publicado el 2.3.2020

Diez cuentos que gradualmente se van encadenando hasta conseguir la construcción de casi una novela. Liquidar al adversario (Librosdementira, 2019) primer libro de cuentos de Gerardo Soto (1982) va reconstituyendo escenarios y visitando personajes casi desde una óptica cinematográfica, donde al cambiar el enfoque varía también la forma de mirar a los personajes, entenderlos y adentrarse en lo más oscuro de ellos.

Al igual que la estación que John Dos Passos construye con su Manhattan Transfer (1925), donde va entrelazando las vidas de distintos pasajeros a lo largo de casi tres décadas, Gerardo Soto perfila a personajes en tránsito o estancados en departamentos, que en algún momento cruzarán al menos una mirada. Desde una madre asustada por la presencia amenazante de la expareja, hasta la anciana que espera sentada afuera de su casa. La prosa de Soto avanza con delicadeza en la construcción de los espacios, recurriendo a detalles para bosquejar de mejor forma el ángulo con que se mira, leemos de la página 35, del cuento “Será él”: “A media altura la puerta tiene un cristal ovalado que, entre la mugre y la cinta adhesiva pegada para que no siga agrandándose la trizadura que lo cruza de arriba abajo, no permite que pase la luz de la calle”.

La trizadura de un vidrio desde el cual somos espectadores se va resquebrajando con el pasar de las páginas. Ya en el cuarto cuento, “Volantín cortado”, quizás el mejor del conjunto, la acción se traslada a Villa Conchalí, donde dos amigos de infancia comparten la gloria de tener el mejor hilo para derribar volantines dentro de la población. Gloria y amistad que se ve interrumpida violentamente al igual que el vuelo de los cometas. La narración aquí se concentra en describir de forma dinámica y clara el ritual de encumbrar volantines y enfrentarse contra otros igual de ansiosos de competir en las alturas como si de una guerra popular se tratase. “Radio reloj”, por su lado, es otro de los grandes cuentos del conjunto, donde el eje espacial se mueve a Cuba, allí una pareja de jóvenes se sume en la discordia de abandonar la isla y qué medios usar. El relato está intercalado de las transmisiones de la mítica Radio Reloj, la que constantemente entrega la hora con diversas informaciones relativas a la isla.

La segunda parte del libro, los últimos cinco cuentos, comienzan a delinear el círculo donde cada una de estas historias y personajes va encontrándose. El efecto es parecido al impacto de los autitos chocadores: muchas realidades circulando en la misma pista que en algún momento, voluntaria o azarosamente, impactarán entre sí. Estas colisiones se van acentuando a medida que llegamos al último relato, pues se devela la complejidad de los personajes. Manteniendo casi inalterable el registro descriptivo, Soto construye escenas que, con ayuda de sus personajes, llegan a momentos de sofisticada belleza, leemos de la página 101, del cuento “Mariposas”: “Matías lo ve pasarse un brazo por la frente para secarse el sudor que le abrillanta el rostro. Después de apoyar ambas palmas en el asiento comienza a agitar sus piernas lentamente, las cuales no consiguen tocar el suelo. El niño mira hacia abajo, donde retienen su atención las figuras caóticas que los nudos de las tablillas del suelo van dibujando”.

El mayor mérito de Liquidar al adversario reside en aquello: meternos a historias aparentemente inocentes, pero descritas con la pulcritud y el detallismo preciso, que en algún momento lograrán tambalear al lector, abriendo diferentes perspectivas para remirar lo que antes se había dado por sentado. Evita así jugar con esa manida y roñosa jerarquía de personajes principales y secundarios y ponerlos a todos al mismo nivel, siendo la historia de uno un pedazo de la historia de todos.

 

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Nicolás Meneses (Buin, Chile, 1992) ha publicado, entre otros, los libros Camarote (Ediciones Balmaceda Arte Joven, 2015), Panaderos (Hueders, 2018) y Manejo integral de residuos (Editorial Overol, 2019). Becario de la Fundación Neruda (2016) y del Fondo del Libro y la Lectura (2015, 2018), también ha ganado diversos concursos literarios, entre los que destaca el Premio Roberto Bolaño en la categoría de cuento (2017).

Escribe sobre poesía para diversas revistas digitales, y acaba de lanzar su segunda novela, Throguel Online (Editorial Planeta, 2020).

 

«Liquidar al adversario», de Gerardo Soto (Librosdementira, 2019)

 

 

Nicolás Meneses

 

 

Crédito de la imagen destacada: Librosdementira.