«Los versos del olvido», de Alireza Khatami: Lo que nunca muere

Este largometraje de ficción es una obra necesaria de ver por cuanto invita a la reflexión de la realidad, a la búsqueda de la memoria y además, porque es un excelente ejercicio poético sobre la muerte como un concepto, ya que si bien tiene un lado biológico tangible, por otro es solo una palabra, pues en realidad lo que recordamos solo muere si le olvidamos.

Por Rodrigo Torres Quezada

Publicado el 7.7.2018

La película Los versos del olvido dirigida por Alireza Khatami (director iraní), es un juego poético que invita a la reflexión por medio de distintos símbolos que aluden al tiempo, la memoria y la muerte.

El protagonista de la cinta es un hombre mayor que cuida una morgue. Vez tras vez le va a visitar una mujer que quiere saber si el cuerpo de su hija ha sido encontrado. A pesar de las respuestas negativas, la mujer insiste en volver. Todo transcurre en una aparente calma, hasta que unos militares irrumpen en la morgue para poder esconder cuerpos de gente asesinada en protestas y de ahí deshacerse de ellos. El anciano protagonista es abandonado a la intemperie para que no regrese a la morgue. Pero decide hacerlo de igual forma. Al volver, encontrará que los militares olvidaron el cuerpo de una joven. Es así como se esforzará por darle a la mujer una sepultura digna.

Uno de los grandes rasgos de este filme radica en que no se nos menciona nunca ni un lugar, ni una fecha concreta. Si bien el director del filme ha explicado que su desarrollo transcurre en el Irán de los años ’80, donde se vivió una fuerte represión política, sus escenas llevarán constantemente a pensar en Chile, ya que fue aquí donde se filmó (además de contar con la presencia de actrices y actores chilenos como Amparo Noguera o Willy Semler). Es por ello que podemos decir que esta película transcurre en el tiempo-espacio de la reflexión. Al igual que las obras de María Luisa Bombal, quien situaba a sus personajes en ambientes dominados por el espacio de la mente, Los versos del olvido se desarrolla dentro de la memoria. O lo que queda de ella, representada en el personaje del anciano, un hombre cuya sabiduría ha sido tallada a través de la recopilación de números, casi siempre de situaciones trágicas.

Al ver el filme, teniendo en cuenta que no hay delimitado con claridad un tiempo-espacio, podemos identificarnos con nuestra propia realidad latinoamericana. Perfectamente los hechos narrados podrían ser los acaecidos en las últimas dictaduras de Argentina y Chile.

La poética de la película se aprecia en cada detalle. Es así como los animales juegan un rol importante. Perros, gatos y ballenas aportan un significado simbólico. Por ejemplo, hay una escena en la cual el anciano protagonista ve su pasado envuelto en color blanco y negro. De pronto, aparece un perro negro. En psicología, la depresión es conocida como Black Dog. Precisamente es un momento cargado de tristeza y que recuerda al perro negro de Stalker, la película de Tarkovsky. Además, constantemente en la radio se escucha hablar sobre ballenas varadas en la playa y cómo estos animales sufren por la muerte de los miembros de su grupo. Esto es un claro paralelo sobre el ser humano y la búsqueda de un ser querido desaparecido para darle digna sepultura. Hay una escena, sublime, en la que el protagonista observa cómo una ballena, entre todas las que han muerto, logra salvarse y saltar sobre el mar, aportando un sentimiento de esperanza, entre tanta tragedia y violencia. Es el triunfo de la memoria.

En fin, Los versos del olvido es una película necesaria de ver por cuanto invita a la reflexión de la realidad, a la búsqueda de la memoria y además, porque es un excelente ejercicio poético sobre la muerte como un concepto, ya que si bien tiene un lado biológico tangible, por otro es solo una palabra, pues en realidad lo que recordamos solo muere si le olvidamos.

 

Un fotograma del largometraje de ficción «Los versos del olvido» (2017)

 

 

 

 

Tráiler: