Poeta Margarita Bustos: «Hemos reproducido la copia infeliz del Edén, la reproducción en masa del neoliberalismo»

El Diario «Cine y Literatura» dialogó con la creadora feminista -que se desempeña como Coordinadora del Área de Diversidades Sexuales de la Universidad de Chile- acerca de su obra lírica (un corpus que cada día crece en valoración crítica y de lectoría), y en torno a los históricos acontecimientos que remecen al país, producidos desde el estallido social del 18 de octubre de 2019.

Por Ernesto González Barnert

Publicado el 28.12.2019

Margarita Bustos Castillo, poeta, gestora cultural, activista y profesora, que en estos últimos años ha sido un motor importante en la movida poética nacional, conversó con nosotros en este convulso diciembre santiaguino sobre su búsqueda poética y profesional, en relación a sus lecturas y experiencias, con respecto al significado de la figura patriarcal del Nobel Pablo Neruda (al interior de su conciencia artística), y por supuesto que de la contingencia política y feminista -y de tanto más-, en esta entrevista lúcida y urgente, cuando nos hallamos insertos en una coyuntura crucial de nuestra trayectoria republicana.

Bustos, en efecto, ha publicado los siguientes libros: Maldigo el paraíso de tu abandono (Editorial Puerto Alegre, Valparaíso, 2011), Eros en la lengua (Punto de Luz Ediciones, Rancagua, 2015), y Existencial(es) (Primeros Pasos Ediciones, Rancagua, 2016). Además, es profesora de castellano y comunicación de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, y egresada del magíster en género y estudios culturales de la misma Casa de Bello, en donde trabaja.

También, es redactora para la revista La Otra Pluma, y co-directora del ciclo de literatura de mujeres denominado “Versadas”, el cual se realiza mensualmente en la Biblioteca de Santiago a partir del año 2015, reuniendo en sus encuentros a poetas consagradas y emergentes, provenientes de diferentes partes de Chile.

 

-Margarita, como poeta y académica, ¿cuál crees que es el aporte de la poesía a la disciplina intelectual chilena?

Las disciplinas tienen sus propias metodologías, creencias y sociolectos, por ende, no sé si pueda referirme en términos tan amplios al aporte de la poesía para la disciplina intelectual. ¿Cómo entendemos el rol del “intelectual” actualmente? ¿Cómo dialogan los saberes y disciplinas con experiencias y conocimientos de grupos históricamente excluidos de los espacios oficiales de producción y reproducción disciplinarios? La poesía y el desarrollo de un pensamiento poético pueden contribuir, como lo explica extraordinariamente la filósofa y ensayista española María Zambrano, a la revelación de las verdades más que a la conceptualización de éstas, por lo tanto, nombrar sin reducir es posible, gracias a la palabra poética como un lenguaje a partir de las emociones que nos unen a la vida en la búsqueda incesante del ser de las cosas. Podemos caminar desde un lenguaje poético a un lenguaje filosófico para interrogar e interrogarnos sobre “A” o “X”, sin someter las verdades a la congelación ideológica.

La poesía nos rescata de nosotras/os mismas/os en la inconformidad constante ante la conciencia de la separatidad del ser, nos sostiene.

 

-¿Cuáles son los ejes o problemáticas que has buscado desarrollar en tus libros de poesía e investigaciones?

-Las emociones de la rabia ante un sistema heteropatriarcal y sus feroces violencias, tales como: el feminicidio, la tortura político-sexual hacia las mujeres e identidades no heterosexuales, la invisibilización de una genealogía de mujeres en la Historia, la filosofía, la literatura, las ciencias, en cada ámbito del conocimiento en general… y que afortunadamente hemos comenzado a develar. La impotencia que genera nacer en dictadura, vivir la adolescencia y adultez bajo mordazas políticas, desmemoria y amnesia local. Haber recibido una educación donde nos inoculaban los himnos militares y con ello la amenaza de sus botas y uniformes ensangrentados, rostros de genocidas enmarcados en las paredes de la Municipalidad, en las escuelas, en las plazas.

El intento por deconstruir imaginarios sexistas habita en otro de mis libros y la búsqueda de un lenguaje erótico que resignifique deseos más allá de las representaciones heteronormativas.

También le he escrito al amor idealizado cuando va en caída libre hacia los abisales y al dolor que nos lleva a maldecir (nos). A la potencia de lo efímero, a las máscaras de la muerte, al lenguaje como velo, costra, ceguera y herida…el deseo constante de la palabra y el anhelo por fugarnos de ella.

 

-Dentro de tu mirada feminista, ¿cómo ha sido tu relación con Pablo Neruda en lo poético?

-Mmm, como profesora de lengua castellana y comunicación leía a Neruda como a otros/as poetas fundamentales junto a mis estudiantes, especialmente: Residencia en la tierra, Canto general y Odas elementales, a partir de este último surgían creaciones maravillosas generando diálogos de reinterpretación, escritura e intertextualidad, por ejemplo, los chicos rapeaban una oda, pintaban un cuadro, creaban un poema-respuesta.

Ahora por cierto con las jóvenes de tercero y cuarto medio, especialmente del plan electivo, reflexionábamos sobre la paternidad de Pablo Neruda, su declaración de violación en Confieso que he vivido, la relación con su sobrina, las formas vinculantes sexo-afectivas que se observan a través de algunos filmes, cartas, entre otras representaciones.

 

-¿Cuál es el peor error qué puede cometer un poeta?

-Olvidar que habitamos en el lenguaje, que este nos nombra, nos ciega y a veces nos obsequia la posibilidad de conectarnos. El peor error es olvidar.

 

-¿Diez libros que te hayan marcado a fuego como escritora?

-Difícil elección, ¿sólo diez? Me costó, así que finalmente como tuve que dejar libros que adoro fuera, la lista es de trece… un número mágico.

Por supuesto, Alejandra Pizarnik, todo su Obra completa (Especialmente El infierno musical); de Marguerite Yourcenar, Fuegos; de Eduardo Galeano, El libro de los abrazos; de George Trakl, Cantos de muerte; de Violette Leduc, La locura, ante todo; de Gabriela Mistral, Poema de Chile; de Hugo Mujica, La palabra inicial; de Diamela Eltit, El cuarto mundo; de Elvira Hernández, Los trabajos y los días; de Soledad Fariña, Albricia; de Carmen Berenguer, Sayal de pieles; de Damaris Calderón, Las pulsaciones de la derrota; y de Malú Urriola, Hija de perra.

 

-¿Qué verso llevas como un mantra dentro de ti?

-Hay varios, ya que algunos son un mantra para días en que el tiempo es avaro, otras se tornan un mantra para sostener la esperanza en la belleza del aire. Por ejemplo de Violette Leduc: “Escribir la palabra imposible en la curva de un arco iris.” Otro que me da esperanza es: “Existe entre nosotr@s algo mejor que el amor, una complicidad.” (Marguerite Yourcenar)

Un mantra para estos tiempos aciagos es repetir: “El arte es lo que resiste: resiste a la muerte, a la servidumbre, a la infamia, a la vergüenza.” (Gilles Deleuze)

Para estos cincuenta y tantos días del Movimiento social y el actuar inconstitucional del Gobierno: «Si se hubiera de definir la democracia podría hacerse diciendo que es la sociedad en la cual no sólo es permitido, sino exigido, el ser persona.» (María Zambrano)

 

-¿Cuál crees tú es el gran aporte de la enseñanza literaria?

-La posibilidad de dialogar desde la dimensión humana con otr@s, adentrándonos en un lenguaje al servicio de las personas, tomando algunas distancias respecto al ser humano/máquina en la cadena de producción y explotación neoliberal. La enseñanza literaria ya sea desde el fomento lector, la educación poética, lectura crítico-reflexiva, etcétera, posibilita deconstruir los estereotipos sexo-genéricos, racistas, colonialistas y sus violencias. Conocer, acercarnos a nuevos lenguajes y formas para repensarnos y percibirnos en un tiempo otro, uno que posee memorias colectivas en lugar de historias oficiales excluyentes, viajes intertextuales para aproximarnos desde los significados y sus múltiples significantes, para reescribirnos en procesos conscientes ante nuestra existencia.

 

-¿Qué poema tuyo leerías en una sala de clases hoy?

-Leería «Patria nuestra que estás por los suelos», aunque pensándolo mejor depende del contexto, intereses de los/as jóvenes, o niñ@s. Tal vez leería «Ojalá» o «Instrucciones para ser feliz o cómo no desgraciarse en el intento».

 

-Entrando a la contingencia política y social que vive el país, ¿qué medidas concretas crees tú que ayudarían al chileno o chilena?

-Somos hoy, ahora, en este preciso instante parte del Movimiento Social que está trabajando desde sus interseccionalidades en sus territorios, conociendo el trabajo político social de muchos y muchas compañeros/as/es que no habíamos visto o escuchado por diversas circunstancias. Mirándonos y percibiéndonos desde diferentes aristas que propenden a descorrer las mordazas heredadas de una dictadura cívico militar feroz y que hoy se viven/reviven en los mecanismos de represión y violación sistemática de los derechos humanos por parte del Estado, las Fuerzas Armadas, Carabineros. Pienso que más que hablar de chilenos y chilenas debemos dialogar asumiendo un estado plurinacional y multicultural que valora la diversidad humana. Hemos reproducido la copia infeliz del Edén, la copia de la reproducción en masa del neoliberalismo, el haber renegado de nuestra morenidad, y debemos aprender (especialmente de las nuevas generaciones de jóvenes que lo tienen mucho más claro que nosotros/as) a escuchar, conocer, asumir nuestro mestizaje, decolonizar nuestras prácticas, rediseñar políticas públicas y por supuesto, la letra en las leyes.

Respecto a medidas concretas como ciudadana, anhelo una Asamblea Constituyente representativa de todos/as/es, ello se traduce en que debe asegurarse que en su conformación participen: los pueblos indígenas, personas en situación de discapacidad, de las diversidades sexuales y de género y que haya paridad. Es decir, que quienes históricamente hemos estado excluidos y hemos sido hablados por quienes diseñaron los poderes del Estado para mantener sus privilegios, tengamos voz y participación en los nuevos procesos.

 

También puedes leer:

«Anoche soñé un poema», o la obra de Margarita Bustos.

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Ernesto González Barnert (nació el 30 de agosto de 1978, en Temuco, Chile). Ha obtenido por su obra poética el Premio Pablo Neruda de Poesía Joven 2018, el Premio Consejo Nacional del Libro a Mejor Obra Inédita 2014, el Premio Nacional Eduardo Anguita 2009, entre otros, además de varias menciones y becas.

Entre sus últimos libros está Equipaje ligero (HD, Argentina, 2017), la reedición de Trabajos de luz sobre el agua (HD, Argentina, 2017), Éramos estrellas, éramos música, éramos tiempo (Mago, Chile, 2018), la reedición de Playlist en EE.UU. (Floricanto Press, 2019) y en Chile (Plazadeletras, bilingüe, 2019), además de la antología Ningún hombre es una isla (BuenosAiresPoetry, Argentina, 2019). Es cineasta y productor cultural del Espacio Estravagario de la Fundación Pablo Neruda. Actualmente reside en Santiago.

 

Ernesto González Barnert

 

 

Crédito de la imagen destacada: Universidad de Chile.