«No contar todo», de Emiliano Monge: Vías de escape

El creer que la vida está en otra parte es una máxima que cruza a los tres protagonistas de la última novela del narrador mexicano. En esta constitución, que parece dispersa e inconexa, sin embargo, hay un retrato familiar, que disputándole espacios a dogmas y convencionalismos, nos invita a ver, mediante un triple escape, que -a veces- no conocer los caminos de regreso es, también, una forma de tejer un clan y una identidad.

Por Joaquín Escobar

Publicado el 2.3.2019

No contar todo (2018) es presentada como una novela de no ficción. Inmediatamente, ante tal afirmación, surge la pregunta: ¿Puede algo no tenerlo? ¿Puede elaborarse una biografía familiar -o cualquier relato- sin ninguna dosis de ficción? Complejo, por no decir imposible. Incluso nuestro pasado, cuando lo intentamos evocar, está cargado de recuerdos inconexos que rellenamos con las píldoras de la ficción, incluso, sin estar conscientes de aquello.

La nueva entrega de Emiliano Monge (Ciudad de México, 1978) es una saga familiar que en forma paralela va contando la historia de un país. Lo cotidiano que deviene en público y lo macro que deviene en íntimo, es decir, estamos ante un ejercicio sociológico que además de ser una (auto) biografía familiar, es a su vez, un retrato político-histórico.

Carlos Monge Mckey, un descendiente de irlandeses, le hace creer a todo su entorno que está muerto. La que parecía ser una historia arrancada de la mejor de las novelas, toma forma en la realidad, pues el hecho de fingir su propia muerte, con el único objetivo de que lo dejen de perseguir, resulta potente y conmovedor.

En la segunda historia, Carlos Monge Mckey decide abandonar a su familia para alistarse en un frente guerrillero. Pese a todo lo que lo rodea, llega hasta la ciudad de Guerrero para combatir por el bando de Genaro Vásquez, un profesor normalista que se rebeló contra las injusticias de su tiempo social.

El último de la familia, o el más contemporáneo de la trilogía, es Emiliano Monge García. Un niño, que por nacer enfermo, deberá pasar sus primeros años de vida hospitalizado. Entre cuidados intensivos y potentes dosis de remedios, será catalogado por su familia como el débil, siéndole otorgado ese sitial como un lugar de protección, pero a su vez, de estricta dependencia. Es en medio de toda esta burbuja, que Emiliano construye ficciones que lo determinarán por toda su existencia.

No contar todo, está en diálogo constante con la novela Contarlo todo del peruano Jeremías Gamboa. Su relación, no está mediada por las historias que cruzan las novelas, es decir, no estamos hablando del eje temático que construye a cada relato; lo que aquí está en constante interpelación, es el nombre de una y de otra, y de las posibilidades de narración que estas entregan. ¿Es posible contarlo todo? ¿Es necesario contarlo todo? ¿Hay alguna necesidad en contarlo todo? Pese a que la novela no responda de manera elocuente estas preguntas, uno como lector puede inferir, interpretar y llegar a sus propias conclusiones.

No contar todo es una novela que está atravesada por la idea de huida. El creer que la vida está en otra parte, es una máxima que cruza a los tres personajes. En esta constitución, que parece dispersa e inconexa, hay un retrato familiar, que disputándole espacios a dogmas y convencionalismos, nos invita a ver, mediante un triple escape, que -a veces- no conocer los caminos de regreso es, también, una forma de tejer una familia.

 

Joaquín Escobar (1986). Escritor, sociólogo y magíster en literatura latinoamericana. Reseñista del diario La Estrella de Valparaíso y de diversos medios digitales, es también autor del libro de cuentos Se vende humo (Narrativa Punto Aparte, 2017). Asimismo es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

«No contar todo» (2018), de Emiliano Monge

 

 

Joaquín Escobar Catalán

 

 

Tráiler:

 

 

 

Imagen destacada: El escritor Emiliano Monge (México, 1978).