Novela “Whistle in the dark”, de Emma Healey: Fue ayer y no me acuerdo

El análisis de nuestro redactor estable (también un destacado escritor chileno, él mismo) en torno a la última obra de ficción de la joven autora que es una verdadera sensación en el circuito de las letras inglesas.

Por Nicolás Poblete Pardo

Publicado el 23.10.2018

La inglesa Emma Healey saltó a la fama y al reconocimiento editorial después de su debut Elizabeth is Missing (Duomo editorial la publicó en español, bajo el título Elizabeth ha desaparecido), un tipo de thriller que torció las expectativas que ese género requiere: La tierna historia de una mujer de 82 años con Alzheimer llegó a ser parodiada como la versión de Gone girl en plan octogenario. La novela ganó el prestigioso premio Costa el 2014 y está siendo adaptada para la televisión.

Este año la joven narradora (nacida el año 1985) lanzó otra novela que vuelve a extender los límites del género. La interesante premisa del libro es: “¿Cómo rescatas a alguien que ya ha sido encontrado?”. Y es que el dilema no consiste en encontrar a Lana, la quinceañera protagonista, sino en dilucidar qué la llevó a perderse por cuatro días. Lana no recuerda o no quiere recordar. En el veraneo con su madre, un taller de vacaciones para interesados en la pintura, Lana desaparece, y cuando vuelve, deshidratada, con heridas en su cabeza y moretones en su cuerpo, su única respuesta para todo es: “No puedo recordar”.

No sabemos hasta qué punto esta respuesta es honesta; en realidad sabemos que no lo es, pero tampoco es posible vislumbrar cuánto más ella domina u oculta, pues hay mucho de venganza para con la madre, un personaje que, en su obsesión por saber qué ocurrió con su hija, comienza a espiarla y prácticamente a acosarla. La madre refleja esta generación que intenta entender el mundo actual tecnologizado y trata de internarse en la red social de modo desplazado. Pero los intentos son torpes y recibidos de la peor manera posible por Lana, quien muestra el infierno que puede ser para una adolescente el mundo en el que vive. De hecho, Lana lee libros sobre distintas representaciones del infierno.

Comenzamos a ver la delicada estructura de su personalidad y cómo este armazón hace agua por todas partes: la relación con su madre es fatal, sus tendencias autodestructivas no se detienen, su desempeño en el colegio tampoco es motivo de alegría, el vínculo con su hermana mayor (lesbiana en proceso de inseminación gracias a un amigo donante—este es otro sub-tema de la novela), es también tenso. Todos estos son obstáculos en su lucha. El único personaje que muestra alguna luz de esperanza es el padre de Lana. Whistle in the dark se transforma, de este modo, no exactamente en un thriller psicológico, sino que en una exploración de la mente adolescente actual.

Los índices de suicidios dentro de este grupo etario han aumentado; la depresión en esta comunidad adopta nuevos formatos a partir de la mediación tecnológica y el cyber-bullying ya es un concepto en la agenda de cualquier terapeuta. El final de la novela es esperanzador y los cabos son atados sensatamente, al estilo de una obra literaria de misterio. Sin embargo, el cuestionamiento del género en el caso de Whistle in the dark, parece más una triquiñuela editorial/comercial que la intención de la autora, quien ha reconocido que sus dos novelas son profundamente personales. Se trata de conflictos que ella misma ha vivido, solo que desde distintas perspectivas generacionales.

 

Nicolás Poblete Pardo es escritor, periodista y PhD en literatura hispanoamericana por la Washington University in St. Louis, Estados Unidos. En la actualidad ejerce como profesor titular de la Universidad Chileno-Británica de Cultura, y su última novela publicada es Concepciones (Editorial Furtiva, Santiago, 2017).

 

La escritora inglesa Emma Healey (1985)

 

 

Crédito de la imagen destacada: Coles’s Books (https://coles-books.co.uk/).