«Soledad»: Un monólogo interno y biográfico

Esta obra es una muestra de perfecta coordinación grupal para dar cabida al ejercicio discursivo. Una presentación pulcra y exacta, medida y asertiva, utilizando todas las cualidades del equipo a disposición, y donde los integrantes del conjunto son a su vez autores: cada uno por su cuenta, pero coordinados en una pieza totalizadora.

Por Faiz Mashini

Publicado el 21.10.2017

Con lo primero que se encuentra el espectador, es con una experiencia estética abstracta que alude al constructivismo como referente, con una composición geométrica de paneles rectangulares, de diferentes tamaños y bien equilibrados en el escenario, como si estuvieran suspendidos en el aire. Andrés Rebolledo no solo ha ejecutado la realización escénica, sino que ha pensado el espacio y la estructura en virtud de conglomerar exactitud con técnica de calidad.

Este mismo diseño transmuta, sorprendiéndonos cuando las luces (led) enmarcan los elementos, a fin de presentar la obra, y luego se le añade la cualidad de soporte de proyecciones: un mapping, con imágenes coreográficas del actor. Acá, la complejidad aumenta. Lo que se proyecta está seccionado en fragmentos del cuerpo en cada rectángulo, y esto se fusiona con el contenido y el discurso.

El cuerpo fragmentado, seccionado, las partes de la corporalidad y de la afirmación de la identidad. La realidad interna del personaje es de un transexual que se confunde con un travesti y se defiende. Finalmente, esta segmentación -sumada a las proyecciones- nos aproximan al arte contemporáneo.

La integridad física se vuelve espacio político, y se asocia a la labor discursiva de la “performance”, pero a diferencia de esta disciplina, no es lo conceptual y ritual lo que se expone, sino el drama expresivo que otorga la interpretación actoral.

El monólogo es interno y biográfico, es relato de presentación, y lo interesante es que este discurso ya no es la voz “que dice”, solamente, sino trabajo físico y coreográfico: el cuerpo alegando existencia, reclamando afirmación, se retuerce y gime, y rápidamente vuelve a adquirir la compostura elegante de los gestos miméticos que lo asocian a lo que el actor, Luis Chávez, ofrece como resultado de su estudio. Con movimientos extra cotidianos, el intérprete contextualiza al personaje en este espacio íntimo que es a su vez extraño. Este conjunto de movimientos parecen ser exactos, parecen estar perfectamente medidos, y ello se corrobora con el continuo gesto danzante, paralelo a las proyecciones.

Volviendo a la técnica, ésta no engolosina, al contrario: se agradece en el diálogo y comunión con la presencia del actor, que recorre este espacio, afiebrado de dramatismo. La iluminación magenta cumple con acentuar este estado permanente del monólogo, pero también induce a la asociación a partir del gusto estético de las luces de neón de una vida nocturna y callejera.

El trabajo de María José Pizarro no sólo cumple con dar inicio al principio de esta performance teatral con la dramaturgia, adentrándose en el pensamiento del personaje, sino que como directora, logra asimismo la rigurosidad y la armonía de las partes en un conjunto que concluye con un desempeño y resultado artístico del cual uno sale agradecido como espectador, después de haber vivido la alucinante experiencia.

 

El diseño de «Soledad» transmuta, sorprendiendo al espectador cuando las luces (led) enmarcan los elementos, a fin de presentar la obra

 

La integridad física se vuelve espacio político, y se asocia a la labor discursiva de la “performance”, pero a diferencia de esta disciplina, no es lo conceptual y ritual lo que se expone, sino el drama expresivo que otorga la interpretación actoral

 

Ficha técnica:

Dramaturgia y dirección: María José Pizarro
Elenco: Luis Chávez
Voz en off: Paula Dinamarca
Asistencia de dirección y vestuario: Daniela Espinoza
Diseño: Esperanza Hernández
Realización escénica: Andrés Rebolledo
Asistencia técnica: Rosario Álamos
Iluminación: Brian Latorre y Andrés Rebolledo
Mapping: Kurt Liebsch
Material audiovisual: Valentina León
Música original y adaptación: Huella Infusión
Producción: Manuel Pacheco

Funciones restantes: Lunes 23 y martes 24 de octubre, a las 20:30 horas
Sala: Teatro de la Aurora
Dirección: Avenida Italia Nº 1133, comuna de Providencia, Santiago

 

Crédito de las fotografías: Teatro de la Aurora