[Crítica] «Alvarado»: Por la necesidad de una memoria histórica y «magallánica»

Desde sus primeras páginas, el autor nacional Guillermo Mimica nos introduce en un relato desgarrador, el que transita por lugares como Castro, Punta Arenas, Santiago y el cual también se aventura por las cornisas de una sociedad en movimiento durante estas cuatro últimas décadas de la historia de Chile.

Por Cine y Literatura

Publicado el 10.12.2021

El día viernes 3 de diciembre, con un aula magna repleta, fue presentada en la Universidad de Magallanes, la última novela del escritor Guillermo Mimica, titulada Alvarado (Ediciones Universidad de Magallanes, 2021).

La obra fue comentada por el destacado poeta y escritor Pavel Oyarzún y contó con la participación del propio personaje que da sustento a la novela: Luis Alvarado, magallánico, exempleado bancario, destacado deportista, allendista, preso político y condenado a presidio perpetuo durante los primeros meses de la dictadura.

Un joven de ese entonces, como tantos otros; de carne y hueso, de virtudes y defectos y enamorado de su joven esposa. Su relato se expresa en esta novela, a través de la querella presentada contra sus carceleros y mediante los permanentes recuerdos que emanan a cuenta gota, para recordarnos su historia.

La novela los recoge con capítulos que van intercalándose con los raccontos de otros personajes presentes en la pieza que el autor pone en escena.

Todos esos testimonios, junto a las recurrentes reflexiones de un narrador distante, conforman una prosa ágil y amena que nos es expuesta con la gravedad y el peso de las palabras que invitan a reflexionar sobre aspectos esenciales de la condición humana, dejándonos, probablemente, más dudas que certezas.

 

Una temática sólida y siempre necesaria

Desde sus primeras páginas, el autor nos introduce en un relato desgarrador, el que transita por lugares como Castro, Punta Arenas, Santiago y que se aventura por las cornisas de una sociedad en movimiento durante estas cuatro últimas décadas, presentado a los lectores por “actos” dentro de una inesperada “puesta en escena”.

La narrativa es permanentemente expresada a dos voces: la de un emisario, llamado López, una suerte de caminase fiel y aplicado en sus tarea de recoger los hechos por cuenta de un oculto mandante, Carlos, un hombre tenaz, reflexivo, con sesgos de impostor, permanentemente invadido por las dudas y perseguido por sus sombras.

La narrativa aborda las vivencias más íntimas del protagonista y de un entorno repleto de personajes reales los que —quien más, quien menos— acompañaron la vida del protagonista, como también de una serie de personajes ficticios que se entremezclan para ampliar la dimensión de la obra.

En sus capítulos, nos vamos encontrando con lugares comunes y hechos precisos acaecidos en Punta Arenas durante los primeros años de la dictadura militar. Pero nos topamos también con espejismos, pasiones, sombras y contradicciones, que transcienden a los hechos descritos y confieren a esta nueva novela de Mimica su carácter universal.

¿Memoria u olvido? ¿Venganza o perdón? Son interrogantes permanentes en la búsqueda desenfrenada de una justicia que tarda y una reparación que se vuelve cada vez más quimérica con el paso de los años.

Durante la presentación de la obra, el propio autor se encargó de hacer hincapié sobre esas reflexiones permanentes que ocupan parte de una temática sólida y siempre necesaria.

Para el autor, la opción del género novelístico expresa su voluntad de desmarcarse de la crónica de hechos conocidos y su toma de distancia con el ensayo denunciante de pretensiones históricas.

Las dos voces narrativas se van entrelazando para dar sentido a una trama que navega, en medio de contradicciones asumidas, sobre reflexiones, vacilaciones y silencios, para presentarnos la especificidad de un solo caso, el de Alvarado, un ser humano único, como lo es su relato.

Así, la novela recoge las vivencias del personaje con recato y pudor, evitando permanentemente caer en la tentación del panfleto.

Cabe señalar que esta ficción de Mimica nos llega en un momento en que, contribuir a la memoria de una sociedad que busca permanente su identidad, es más necesaria que nunca. Así fue también destacada por los medios locales que la recibieron resaltando su aporte, y el de la Universidad de Magallanes.

Guillermo Mimica Cárcamo (Punta Arenas, 1952) es jurista internacional de formación y se ha desempeñado principalmente como experto en proyectos ligados al desarrollo, habiendo asumido la gerencia de una Agencia de cooperación francesa, con sede en París, por más de dos décadas, para asesorar a gobiernos, instituciones y empresas en diferentes países.

Radicado actualmente en Santiago, participa en directorios de organizaciones sin fines de lucro y se dedica a la escritura.

 

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«Alvarado», de Guillermo Mimica (Ediciones Universidad de Magallanes, 2021)

 

 

Imagen destacada: Presentación de Alvarado en Punta Arenas.