«Cómo cazar un topo»: El encuentro con uno mismo

El jardinero y poeta inglés Marc Hamer ha pasado gran parte de su existencia trabajando como recolector de estos mamíferos, y las lecciones de vida que aprendió con esa actividad las vertió sobre las páginas de un libro, el cual se ha convertido en un superventas a nivel mundial.

Por Nicolás Poblete Pardo

Publicado el 28.5.2020

Cómo cazar un topo (Ariel/Planeta, 2020), de Marc Hamer, es un peculiar libro que ingresa en el género memoria con el correlato animal como óptica y filtro de experiencias vitales. Elegido como libro del año por el diario inglés The Guardian, Cómo cazar un topo, subtitulado “y encontrarte a ti mismo en la naturaleza”, ha sido un fenómeno editorial en Europa y ya está viendo su difusión gracias a traducciones.

Esta publicación recuerda otros impresionantes éxitos de venta y crítica, acogidos a este género: La vida del pastor, de James Rebanks, quien describe su trabajo rural como ovejero, una tradición familiar ancestral, o H de halcón, el emotivo estudio que hace Helen Macdonald al documentar el proceso de duelo de su padre y la instrucción de un esquivo halcón.

El libro, que incluye hermosas ilustraciones a cargo de Joe McLaren, presenta a Hamer, como el título indica, en su labor de décadas, ya presto a jubilarse como cazador de topos. La narración también nos familiariza con este milenario trabajo, desde una perspectiva histórica, con documentaciones que se remontan a las Islas Británicas del año 54 a.C, donde aparecen los primeros cazadores de topos: “romanos que no querían que los topos arrancaran sus viñas y otros cultivos… querían plantar jardines florales impolutos. Ha habido cazadores de topos desde entonces”.

Pero el foco más potente de esta publicación Hamer lo dirige hacia su experiencia como una búsqueda espiritual. Cómo cazar un topo está ensamblado por las confesiones que el autor hace sobre su trabajo y por la forma en que decide verlo: “Nos sentimos inmortales gracias a nuestras pertenencias, y el topo que viene y las estropea, arrebatándonoslas, desafía algo que llevamos muy profundamente arraigado”.

Él habla de las herramientas que usa; herramientas primitivas y no modernas. Ellas lo conectan con su trabajo; es verdaderamente una conexión existencial que Hamer expresa a través de un tono directo y honesto, acercándose al traspaso de una sabiduría vital que habla de una presencia en contacto con la tierra y sus especies: “Cuando estoy fuera, en el campo, caminando o cazando, me vuelvo solitario y dejo atrás mi naturaleza humana. Me transformo en una criatura distinta: algo más fluido, libre, adaptable e instintivo”. Su voz nos habla de mitos y de su búsqueda por encontrar un estado de conciencia particular: “No saber, no pensar, es para mí el estado de consciencia más deseable”.

Hamer también nos revela cómo fueron sus inicios, por lo tanto también es posible comprender a este “personaje” en su dimensión psicológica. El invierno en el que Hamer tenía dieciséis años es el año de la muerte de la madre. Entonces, el padre le dice que él sobra en la casa y que debe irse: “No me sentía en absoluto deseado ni atendido, así que estuve de acuerdo. Metí mis cosas en la mochila y salí temprano a la mañana siguiente. No avisé. No dejé ninguna nota”.

Escribe: “Los budistas dicen que la vida está llena de tristeza y que el único modo de vivir con ello es a través de la compasión. Dicen que en todo aquello que hagamos deberíamos sentir tanto tristeza como dicha. Hay dicha en estar en este campo, siendo como el halcón o el erizo”. Esta es una llamada directa con la que cualquiera puede identificarse. Hamer agrega que la compasión nace de la interacción entre la dicha y la tristeza. Nuestro acontecer, que en el caso de Hamer termina con la decisión de finiquitar su trabajo como cazador, como crudo exterminador de topos, es un camino, un sendero hacia la plenitud que le hace llenar las páginas de este libro con reflexiones de su diario vivir; también con versos que adquieren altura poética.

Cómo cazar un topo es mucho más que el retrato de un jardinero y de un ser que bordea los límites de lo que se denomina “el sistema”. Es una publicación que nos convoca, a partir de una figura particular, con la cual es posible coincidir en su visión sobre nuestro estar en el mundo, desde nuestras vocaciones hasta nuestros vínculos humanos: “Al mirar atrás, repasando la historia truncada, borrosa y fragmentada de mi familia rota, de mis relaciones y de los acontecimientos incompletos, veo que existía este sendero hacia la plenitud, una especie de gravedad que me arrastraba hacia la autorreparación. Mirando hacia delante, es imposible verlo, pero esa atracción y la voluntad de sobrevivir me hacen avanzar y progresar, con las grietas cerrándose poco a poco a mi espalda”.

 

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Nicolás Poblete Pardo (Santiago, 1971) es periodista, profesor, traductor y doctorado en literatura hispanoamericana (Washington University in St. Louis).

Ha publicado las novelas Dos cuerposRéplicasNuestros desechosNo me ignoresCardumenSi ellos vieranConcepcionesSinestesia, y Dame pan y llámame perro; y los volúmenes de cuentos Frivolidades y Espectro familiar, y la novela bilingüe En la isla/On the Island. Traducciones de sus textos han aparecido en The Stinging Fly (Irlanda), ANMLY (EE.UU.), Alba (Alemania) y en la editorial Édicije Bozicevic (Croacia).

Asimismo, es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

«Cómo cazar un topo», de Marc Hammer (Ariel, 2020)

 

 

Nicolás Poblete Pardo

 

 

Crédito de la imagen destacada: Sara Lul.