La quinta fecha regular de las presentaciones en lo que va del año para la Orquesta Filarmónica metropolitana tuvo la particularidad de incluir en su programa a un trío de partituras inspiradas en su composición por la obra del inmortal poeta y dramaturgo inglés.
Por Jorge Sabaj Véliz
Publicado el 26.6.2018
El programa del Concierto 5 de la Temporada 2018 del Teatro Municipal ofreció tres piezas musicales inspirados en la obra teatral del gran dramaturgo inglés William Shakespeare, (Stratford-upon-Avon, 1564 – Stratford-upon-Avon, 1616).
La isla encantada. Dos escenas. Obra del compositor nacional Ignacio Salvo, ganadora del primer Concurso de Composición del Municipal de Santiago.
Esta obra se inspiró en la comedia La tempestad (1612).
La primera escena, Ariel, nos envuelve en una atmósfera conocida y a la vez desconocida, con tintes cósmicos y oníricos. De gran riqueza tímbrica en el uso de la percusión y expresando melodías inconclusas. La voz solista del flautín se acompaña por el arpa, se superponen distintos niveles melódicos. El momento más solemne es entregado los bronces. Es como si todos los instrumentos quisieran expresar una idea musical y algo se los impidiese.
La segunda escena, Miranda y Ferdinando (Idilio) Se usó el cambio dinámico hacia el forte. Al parecer entre las cuerdas y los vientos hay escondido un tema que surge y resurge. El platillo nos saca de la introspección.
Suite Romeo y Julieta (1880), de Piotr Ilich Tchaikovski (1840-1893).
Esta obra se inspiró en la tragedia Romeo y Julieta (1595).
Correcta entrada de vientos, muy bien equilibrada dinámicamente. Los Chelos y las violas entran con un sonido que no es disruptivo. Pizzicato de cuerdas con acompañamiento de vientos. Buen sonido de chelos. Se mantienen toda la primera parte en un muy bien definido mezzo piano. Distintas capas de sonido son presentadas hasta llegar al tema de en forte, con las cuerdas bien equilibradas.
Excelentes las transiciones, cambios de tonos y dinámicas, hacia el piano o mezzo piano del tema de amor presentado por las violas con pizzicato de chelos. Los cornos estuvieron muy controlados en su volumen, lo que mantuvo compacta a la orquesta.
Le da una continuidad muy natural a los distintos cuadros o instancias dentro de la suite. El momento de la entrada de la trompeta mantuvo la tensión y el envión rítmico. El director le dio continuidad y fluidez a la pieza, no la interrumpió. Tal vez si se extrañó más volumen en el forte del tema romántico por parte de los cornos cuyo sonido se vió desplazado por las cuerdas.
La fuga de las cuerdas en unísono antes del final tuvo un resultado fantástico. Muy bien equilibrado el sonido de los vientos en la parte que tocaron sin cuerdas. El final con los golpes del timbal en crescendo súbito y las entradas esforzando de las cuerdas produjo un efecto notable.
Sueño de una noche de verano Op. 21 y Op.61 (1880), de Felix Mendelssohn Bartholdy (1809-1847).
Esta obra se inspiró en la comedia El sueño de una noche de verano (1595-1596).
Obertura: Bien la orquesta de cuerdas en el inicio con sonido homogéneo de los violines primeros y equilibrio sonoro con las demás cuerdas. Mucho juego dinámico. La orquesta manejando una amplia paleta de intensidades.
– Secciones orquestales muy concentradas en el ritmo y en mantener la dinámica impuesta por el director. Cada una desarrolla su voz sin interrupción de las demás, creando una pintura de colores nítidos y brillantes. El ritmo trepidante impuesto se mantiene sin interrupción ni vacilaciones.
– Intermezzo: Ágil, gracioso y brillante.
Los actores dan mucho espacio al silencio interrumpiendo el diálogo. Gran interpretación de la actriz Tita Iacobelli como Titania.
Yaritza Véliz: Bella voz de soprano y graves muy redondeados, pronunciando en enérgico alemán. Se luce feliz con sus timbre y sonoridad, excelente registro medio y grave, buen volumen.
Tabita Martinez: Soprano más ligera, bien pronunciada.
Coro femenino del Teatro Municipal: efectivo acompañante.
La voz rasposa del actor Héctor Noguera al inicio causa repulsión y distorsiona el texto.
Nocturno: Dentro de un tiempo rápido la orquesta es capaz de sugerir a través de distintos timbres e intensidades el sueño turbado de Hernia en el primer tema. El segundo tema de danza está entregado a los vientos.
Nocturno: Juego de cornos y chelos, estos últimos mantienen su sonido mientras los cornos desarrollan el tema. La orquesta divaga sin traspasar la gama dinámica impuesta por el director, circunscrita tanto por el tema de los cornos como por el eventual conjunto de violines primeros y flauta traversa. Nunca llegan al forte y en contadas veces al mezzoforte.
Cada actor represento como a dos o tres personajes lo que interrumpió el curso del drama.
Marcha nupcial: Se lucieron trompetas y trombones con un sonido que complementó el tema llevado por cuerdas en un equilibrio sonoro fresco y vital. El segundo tema fue interpretado por violines con acompañamiento de Chelos y Contrabajos. Gran labor de trombones y trompetas.
Toda la comedia explota en los encuentros del rey Príamo y de la reina, bien desarrollados por Héctor Noguera y por Tita Iacobelli.
Tráiler:
Crédito de las fotografías utilizadas: Edison Araya, del Municipal de Santiago, Ópera Nacional de Chile