[Crítica] «El amor después del amor»: Las canciones de una generación

Creada por Juan Pablo Kolodziej, esta miniserie de ocho capítulos y disponible para su visionado en la plataforma de streaming Netflix, exhibe la biografía artística y existencial del famoso cantautor argentino Fito Páez, una de las voces musicales más conocidas de su país durante los últimos 40 años.

Por Cristián Uribe Moreno

Publicado el 27.5.2023

Se estrenó en Netflix la miniserie El amor después del amor (2023), una realización argentina, que relata la historia del cantante Fito Páez, una de las voces más conocidas de su país y que ha trabajado con los más destacados artistas trasandinos y latinoamericanos, mostrando una vigencia que se ha extendido desde la década de los 80 hasta el día de hoy.

La historia se desarrolla en ocho capítulos que muestran la vida del artista desde su natal Rosario hasta su consagración a nivel continental con su disco «El amor después del amor». Así, la serie muestra los principales hitos de la vida de Fito.

Al inicio, se observa al cantante antes de salir a una de las tantas presentaciones que dio en el estadio de Vélez Sarsfield, cuando estrenó el disco, en el año 1993. Desde ahí, la narración flota en distintas épocas, desarrollando, principalmente, la idea de cómo habría llegado finalmente a este álbum y alcanzado el éxito posterior.

Cada capítulo está unido en torno a un concepto asociado a alguna canción de Fito. El tiempo es flexible y pese a tener cierto desarrollo cronológico pues se muestra su infancia, sus primeras tocatas en Rosario, su arribo a Buenos Aires, el relato no duda en saltar de un hecho a otro sin seguir una lógica temporal específica, todo para presentar la transformación vital del artista y de qué manera esto se plasma en sus canciones. Los capítulos están muy bien articulados bajo este concepto narrativo y son muy entretenidos de ver.

Lo primero que destaca es la calidad de la serie. La imagen y la música están en un altísimo nivel. Asimismo, la calidad escénica de la reconstrucción epocal, en torno a los distintos escenarios en que se mueve la narración está lograda con excelencia.

Además, todo este artefacto se encuentra acompañado por la música ad hoc que sonaba en ese entonces, donde predominan, obviamente, las pistas concebidas e interpretadas por los cantantes argentinos de esas décadas.

 

La cotidianidad de un artista famoso

Así, se da pie a presentar a los distintos personajes que están muy bien caracterizados. Partiendo por Fito Páez adulto, interpretado por Iván Hochman, Andy Chango encarnando a Charly García y Micaela Riera que da vida a Fabiana Cantilo.

Ellos conforman el trío principal que acompaña gran parte de la vida desde el comienzo artístico hasta la consolidación del cantante rosarino. También se ven unos muy buenos secundarios que dan existencia entre otros a Luis Alberto Spinetta, Cecilia Roth o Juan Carlos Baglietto, todas personas que en algún momento gravitaron en la trayectoria biográfica de Fito.

Todo esto recrea un contexto histórico una Argentina que exhibió uno de los períodos artísticos más fecundos en torno a la música nacional. Período de libertad creativa y excesos que la serie presenta sin tapujos.

Sin embargo, ya han salido voces en el vecino país a decir que los hechos relatados distorsionan cosas y omiten otras, obviando que el material audiovisual es una construcción de ficción. Un constructo basado en hechos reales pero que no es historia con el rigor de la ciencia.

Además, no hay que obviar que la serie se basa en las memorias del propio cantante, por lo tanto es la visión oficial del mismo artista que entiende de esta manera su propio derrotero existencial y profesional.

La miniserie cumple las expectativas de toda realización biográfica y, más específicamente, biográfica de artistas. Donde, por lo general, se converge en un paralelo entre los pasajes de la vida de los creadores y cómo esto va moldeando al futuro autor musical.

Así, están presente los momentos significativos de la existencia de Fito, que luego se ven reflejado en las letras de sus canciones. Se atestiguan tanto los momentos estelares donde el artista brilló, así como también los instantes más bajos que soportó. El arco narrativo de irrupción del artista, su caída y su redención final, se encuentra representado con credibilidad.

De ahí que los detalles biográficos, desconocidos para la mayoría, son los más interesantes del relato. Así y todo, el resultado final no escapa a una visión tan distinta que la mayoría de las personas tiene de los artistas, en general. Al respecto, la obra de Netflix no va más allá de lo que se espera, pero cuando comienzan a sonar las canciones de la época es otra cosa.

Es ahí cuando el relato alcanza el mayor vuelo y la audiencia es transportada en el tiempo. Si los momentos del karaoke generacional es lo más atrayente de la serie es que esta no tiene una propuesta muy novedosa que presentar.

No obstante, esa cotidianidad de un artista de la dimensión de Fito Páez es lo que la audiencia parece buscar en cada capítulo ya que la miniserie se ha vuelto una de las realizaciones más vistas en su país y en el resto de Latinoamérica, incluyendo Chile.

En medio de esto dimes y diretes, todo pasa a segundo plano cuando comienza la música y nos ponemos a cantar con los personajes esas pistas que nos han acompañado a muchos desde hace décadas. Al final, es difícil sustraerse del encanto de la propia banda sonora de nuestra juventud.

 

 

 

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Cristián Uribe Moreno (Santiago, 1971) estudió en el Instituto Nacional General José Miguel Carrera, y es licenciado en literatura hispánica y magíster en estudios latinoamericanos de la Universidad de Chile.

También es profesor en educación media de lenguaje y comunicación, titulado en la Universidad Andrés Bello.

Aficionado a la literatura y al cine, y poeta ocasional, publicó en 2017 el libro Versos y yerros.

 

 

 

 

Tráiler:

 

 

 

Cristián Uribe Moreno

 

 

Imagen destacada: El amor después del amor (2023).