[Crítica] «El hombre que salvó los cerezos»: La pasión y la desdicha de una época

La novela que nos presenta la autora japonesa Naoko Abe es un panorama amplio, que no se limita solamente a contarnos la vida y acciones de un inglés, sino que por el contrario su narrativa se encarga de entregarnos una visión político completa de aquellas primeras décadas del siglo XX.

Por Martín Parra Olave

Publicado el 25.9.2021

Naoko Abe es una periodista y escritora japonesa. Hasta antes de publicar El hombre que salvó los cerezos (Editorial Anagrama, 2021), su vida era la de una periodista más que trabajaba para un medio británico.

Publicada originalmente en el año 2019, este libro es la biografía de Collingwood Ingram, un inglés que quedó fascinado por la belleza y la variedad de estos arboles, cuya existencia corría peligro, pues el gobierno japonés de la época había decidido salvaguardar solamente un tipo.

Es así como decide proteger a toda costa la tradición llamada “sakura” (palabra japonesa para referirse al cerezo en flor) e inicia una batalla por conservar a esta maravillosa especie:

“En el Japón antiguo, las flores de cerezo simbolizaban la vida nueva y el volver a empezar. Esta percepción empezó a cambiar sutilmente en la segunda mitad del siglo XIX y se aceleró muchísimo en los años treinta del siglo siguiente, cuando los gobiernos sucesivos usaron la popular sakura y sus vínculos imperiales para hacer propaganda entre un pueblo acrítico”.

Este giro, es decir, pasar de considerar la flor del cerezo un símbolo de vida a un símbolo de muerte, fue una acción política del emperador, que a través de esta jugada difundió la idea de que todos los súbditos de aquel imperio debían morir por el emperador si este así lo requería:

“Se malinterpretó deliberadamente y empezó a imponerse la creencia de que el Yamato damashii o ‘verdadero espíritu japonés’ implicaba la voluntad de morir” por la autoridad política y religiosa suprema de aquella nación.

 

Políticas de totalitarismo y muerte

En este sentido, el trabajo biográfico que nos presenta Naoko Abe es un panorama amplio, que no se limita solamente a contarnos la vida y acciones de un inglés, sino que por el contrario su narrativa se encarga de entregarnos una visión política completa de aquellas primeras décadas del siglo XX:

“La idea seguía siendo la misma: contar la reveladora historia de las sorprendentes afinidades que unían a un hombre, una flor y dos países; la historia casi desconocida de Collingwood Ingram, de su larga vida y de su sencilla filosofía; la historia de la flor del cerezo, de su breve vida y de su compleja ideología; la historia del Reino Unido y de Japón, dos naciones insulares, y de las décadas de paz y amistad que se vieron interrumpidas por una guerra de cuatro años cuyas consecuencias perduran”.

Toda historia es a la vez muchas historias y el relato de Naoko Abe se abre, como una flor de cerezo, hacia la multiplicidad, pues nos hace reflexionar no solamente sobre un ser humano y su vida única, sino que nos sumerge en un período en el cual la humanidad o por lo menos parte de ella se volvió loca, y donde la mentalidad militarista, tan dañina y horrible, se impuso con sus políticas de totalitarismo y muerte.

Sin lugar a dudas, este es un libro de lectura envolvente, que revela la pasión de un hombre y la desdicha de una época, cuyo encanto no dejará indiferente al lector.

 

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Martín Parra Olave es licenciado en gobierno y gestión pública de la Universidad de Chile y magíster en letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Actualmente cursa el doctorado en literatura impartido por la última Casa de Estudios.

 

«El hombre que salvó los cerezos», de Naoko Abe (Editorial Anagrama, 2021)

 

 

Martín Parra Olave

 

 

Imagen destacada: Naoko Abe.