[Crítica] «Tiempo diamante»: Hallar una verdad

En esta nueva entrega del poeta y psiquiatra español Luis M. Iruela, se percibe un arte lírico a ratos abstracto y críptico, lo cual no debe extrañarnos al considerar que la especialidad profesional del autor lo introduce en las conexiones infinitas de la mente humana.

Por Víctor Ilich

Publicado el 15.1.2023

Muchos han intentado definir el tiempo, incluso describen el tiempo perdido y la desazón por desaprovecharlo. Otros hablan de redimirlo y ¿es acaso una locura intentar describir y explicar un concepto abstracto como lo es el tiempo a través de un lenguaje poético? Porque convengamos en algo: el tiempo no es un Apple Watch, ni el reloj que vemos en la pared a la hora de almuerzo.

Luis M. Iruela no escribe para cualquiera, ese fue mi sentir. Esto no es ni malo ni bueno en sí mismo. Cada escritor tiene su público y cada poeta, su nicho. Hay que asumirlo, de lo contrario, realmente creo que desperdiciamos un bien escaso, acotado y sujeto a plazo: nuestro tiempo. Escribiendo a alguien, en mente, que nunca se sentirá motivado a leernos, o leyendo escritos que no hacen eco en ninguna parte de nuestro firmamento.

Al leer Tiempo diamante, luego pensé en un juego de palabras TIEMPO- DÍA-MENTE. Y me hizo sentido el afán de un hombre que escriba poesía, a ratos abstracta y críptica, si además su especialidad en psiquiatría lo introduce en las conexiones infinitas de la mente humana.

Aunque sea necesario advertir que aún siendo potencialmente infinitas esas conexiones, no todas son eficientes para lo que se pretenda en nuestro quehacer cotidiano, cualquiera que sea, ni útiles para el propósito que creamos tener. No hablo desde lo filosófico ni lo metafísico, sino desde lo práctico, aquello que responda, aquí y ahora: ¿para qué soy bueno? ¿Y qué quiero hacer con ello?

 

Encontrar el camino a casa

No es fácil hallar verdades inmutables en algún libro de poesía, pero es posible encontrar esos diamantes, de vez en cuando, ya que el que busca, halla. Y para distinguir cualquier verdad hay que examinarla, inevitablemente, a cierta distancia. Por ejemplo: el bien y el mal son relativamente fáciles de discernir, pero abrazar y practicar el bien no es tan fácil. Eso nos puede consumir el día a día y mantener ocupados en nuestra mente, más de ocho horas diarias.

Pero la verdad como tópico es otro tema y el tiempo es escaso, por eso algunos sostienen que hallar una verdad es un diamante, que como las perlas no se le entregan a cualquiera, ya que puede que las menosprecien y nos hieran, sea por la razón que sea.

Y un amigo me dijo que creía que los diamantes, a diferencia de las perlas, se le entregan a menos gente aún. En otras palabras, podrían existir verdades más valiosas que otras. Un aspecto interesante a ponderar a la hora de compartir algo.

Asimismo recordé que, en el ajedrez, a pesar de que las posibilidades son infinitas, no todas esas posibilidades permiten una victoria clara e inequívoca. No todos los movimientos son útiles y eficientes. Y si es cierto que la vida imita al ajedrez, como diría Kasparov, ¿qué culpa tengo yo o Luis M. Iruela de que no todos hayan sido movidos a descubrir sus similitudes?

¿Qué culpa o recompensa tiene usted o nosotros por desperdiciar o aprovechar nuestro tiempo? De lo único que somos aparentemente dueños, al menos, por algún tiempo.

Hace poco vi en Netflix el documental Stutz, de Jonah Hill, sobre un psiquiatra y su visión para ayudar a las personas frente a sus necesidades en el ámbito de la salud mental. Habló de escribir y de ordenar, en otras palabras, habló de administrar nuestro tiempo con sabiduría, parece que eso nos puede ayudar a sanar.

Espero que Luis haya ayudado a muchos a encontrar el camino a casa, porque al que mucho se le da, más se le demanda y en el arte del afán cada día es una oportunidad.

Y cada oportunidad bien aprovechada es un diamante que podemos atesorar o compartir con los demás. Cuándo, cómo y dónde, no sólo el tiempo lo dirá.

 

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Víctor Ilich nació en Santiago de Chile en 1978. Egresado del Instituto Nacional y de la Escuela de Derecho de la Universidad Finis Terrae, además de ejercer como abogado y juez de garantía en la Región de O’Higgins es el respetado autor de más de una docena de elogiadas obras literarias.

 

«Tiempo diamante», de Luis M. Iruela (Editorial Caligrama, 2019)

 

 

 

Víctor Ilich

 

 

Imagen destacada: Editorial Caligrama.