El caleidoscopio de mi sexo: La poesía de Cristina Chain

Sensualidad y romanticismo se funden en el verbo lírico de esta escritora audaz y experimental, indagadora, auscultadora y elegante que, como bien dijera en estas páginas el crítico Marcelo Gatica debido a «Ema», su último libro, se trata de: «una propuesta con una fuerte carga reflexiva y anclada en un territorio desplazado como lo puede ser el asesinato de una mujer aparecido en una crónica roja, y donde el cuerpo femenino es circunscrito como residuo de una psiquis social en descomposición». Acá, los cinco mejores trabajos de ese volumen «incorruptible», seleccionados por ella misma para el Diario «Cine y Literatura».

Por Cristina Chain

Publicado el 22.3.2018

Lunes 21 de mayo
A Diario

¿Qué sería de mí sin los ojos de la memoria?

Voy muy a menudo a modelar los 10 minutos de tragedia que anteceden a la comedia (citando a mi
siquiatra, que a su vez parafrasea a Woody Allen). Pienso qué confesiones tendré aparte del pasado que
suelo olvidar para hacerme el favor de vivir. Esto es un diario en que todos los personajes perdieron el
camino de regreso a casa, marcado por migas. Yo soy el diario de una mujer y un hombre que nunca
logran encontrar (se) en algo común. O yo no soy más que la cabeza ínfima de una foto aérea en pleno
paseo Ahumada. Pero no importa esa pregunta, el YO puede ser ventilado fuera de la sala de mi
terapeuta para hacerles el favor de vivir y respirar, aunque sea un pedazo de presente, ese que a nadie le
interesa, ese que todos quisieran retener para aparecer en la foto siempre.

Uso a diario prótesis directo a la sangre. Algo logra la dosis, por ejemplo me permite ver TV máximo
10 minutos día por medio o leer menos de cinco libros a la vez, o imaginar menos asesinos de los que realmente hay tras de mí.

 

Miercoles 23 de mayo
Tercera y última

Entonces pienso: a esta hora no hay más música que los pasos al baño, el refrigerador matando el hielo,
este teclado silencioso. Nada resuena en los pasillos.

Y sigo con miedo de transcribir lo que hoy recordé en un café descafeinado con tipos mirando.

Y digo: ¿miedo a qué, a ti misma?, respondo: la historia no la viviste tú solamente, la biografía se llena
de ejércitos.

Esta vez se hilvanan otras coartadas, donde se pierde el lobo incluso. Y la niña con su feo nombre sigue
el sendero que lo encuentra mintiendo.

Mira Chain, todo tiene su espejo. La mitad de los espejos son gratis. No mires los que están en venta,
mira sus dobLes.

No me está gustando este paisaje que refleja el crimen, no me está gustando el cielo ingenuo.

 

Lunes 4 de junio de 2007
Miedo / Pausa / Miedo

No tengo miedo a quedarme sola entre el plumón y la sábana, estar horas acordonada, atada y mirando
el blanco.

No tuve hijos y es lo que más temo, no haber dado a luz más que túneles, úteros y el caleidoscopio de
mi sexo.

No repetiré que estoy rígida, fría y que el largo camino al filo de la espada de la desconocida sombra
que me persiguió a lo largo de mi vida, llegó a su fin. Fueron horas de no pestañear hasta que vino el
corte, este corte coagulado ya.

No puedo creer que lo estuviera esperando.

No puedo entender que me concentrara tanto en este miedo.

 

10 de junio de 2007
Vértigo II

Todo el vértigo lo puedes sentir en dos segundos dos veces por semana o dos veces al año cuando vas a
dormir y algo te despierta con una señal en los músculos. Vas a caer y caes probablemente y después te
cuesta creerte vivo.

Pero el temblor que sentí no tuvo contracción y a las 6 de la mañana cuando la sangre estaba hecha
costra en mi ropa sucia, alguien abrió la puerta de una patada, un disparo y entró.

Escuché el grito o el llanto, nunca supe esa diferencia en mi vértigo número dos.

Luego abrí los ojos en un reflejo natural de muertos y pensé que volvería a respirar, pero mi alma ya
estaba en el viaje. Lo noté porque vagaba por la casa y traspasaba cuerpos que se movían con ligereza y
encontré un cuchillo que no pude retener porque desaparecía al querer asirlo.

-“La Marcela tenía reunión en el ministerio esta mañana».

-«Hablé con ella anoche y estaba bien pero agotada por los temas que debía manejar con la apatía del
ministro, cansado el ministro de tanta presión».

-«Ella me habló que su novio probablemente vendría a verla, pero estaba desganada, no sé si me quiso
decir si de él o de todo”.

Ella aún sentía el dolor posterior a una agresión, ella no era YO, no era YO.

 

12 de junio de 2007
Dios

Pensé en Dios cuando intenté mover la pierna derecha, solo la derecha, para bajar de la cama.

Pude tocar el piso ni frío ni tibio, incluso soltar las amarras y mirarme al espejo, lavarme la sangre,
llorar no más de un minuto y pedirle a un santo y a un dragón que el sueño terminara porque estaba
siendo más que palpable.

Mi espejo de cuerpo entero llegaba desde el cielo al suelo y yo me hacía fragmentos de vidrio.

El pelo mojado, las paredes y el techo goteando algo viscoso.

Moví la cabeza y sentí un plástico envolver a esa que no era Yo.

Igual que las pocas veces que me desperté riendo, esa risa que surge desde el estómago, sentí que mis
comisuras hacían algo parecido pero no oí mi risa.

Casi la risa.

 

14 de Junio de 2007
Tristán e Isolda

En este encierro, imagino que lloro como cuando lo hacía en el bus de regreso del trabajo.

Soy Matrona pero trabajaba además como esteticista, maquillaba rostros, los cambiaba sin cirugía.

Yo me maquillaba.

A veces era tanta la pena de verme sin el amor en mis manos, viendo como estaba en otras,
que lloraba en la calle, en el metro, en la micro, en el auto antes de la luz roja.

Miraba mujeres con sus ojos brillantes, hablando de cómo el amor se hacía un duende dentro de sus
bolsillos, saltando entre el escote y el ombligo.

Imagino que lloro de amor sin amor.

Ahora los ojos los tengo oscuros, hilvanados y la pena es como la anestesia en mis piernas.
Imagino que lloro y lloro a gritos, lloro con la impotencia de un muerto.

Lloro porque quería solamente estar con él, andar en bicicleta y no volver a casa, salir a pasear sin tener
que maltratarlo, sin tener que defenderme con el placer.

Siempre empezaba yo,

la famosa Ema:
que si tenía otra
quién era esa otra
si era bella inteligente
si no tenía celulitis
si se maquillaba
si sabía hacer el amor
si sabía tirar
si daba besos con sangre
si la había visto en la tarde
si ella lo llevaría a mirar árboles pedaleando
si ella subiría montañas para luego lanzarse hacia un precipicio

 

Si había sido abusada por un padre CNI
Siempre empezaba YO, la famosa Ema
terminaba el round más golpeada que la otra tirándose desde su balcón.

 

La poeta Cristina Chain (Villarrica, 1968)

 

 

El poemario «Ema» (Piélago, 2016), de Cristina Chain

 

Cristina Chain (Villarrica/ Chile, 1968) es escritora y diseñadora gráfica de profesión. Ha publicado los libros Tijeras turkas (Editorial Felicita Cartonera Ñembyense, 2009), Llevo heridas (Editorial Felicita Cartonera Ñembyense, 2010), Clónica (Editorial Pata Sola, Colombia, 2009), Esto (Editorial La Polla Literaria, 2012). Sus textos también han sido difundidos en revistas como Pluma &Pincel y Musaraña. Es la subdirectora de la revista La Noche. Es fundadora de Editorial Cizarra Cartonera. En el año 2011 participó en el Primer Encuentro de Editoriales Cartoneras de Latinoamérica en Asunción, Paraguay, invitada como poeta y editora. Su último título es el poemario Ema (Piélago, Santiago, 2016).

 

Crédito de la fotografía a Cristina Chain: Jaime Piña

Imagen destacada: La actriz Sharon Stone en un fotograma de «Stardust Memories» (1980), de Woody Allen