En el séptimo aniversario de su muerte, celebremos la vida y la poesía de Gonzalo Rojas

Ahora que se cumplen siete años de su deceso es una buena ocasión para volverlo a leer o para conocerle por primera vez: el hipotético interlocutor quedará siempre complacido con la experiencia lírica que descubrirá cuando se acerque a este poeta exquisito.

Por Sergio Inestrosa

Publicado el 15.4.2018

Chile, todos lo sabemos, es tierra de poetas. La lista es sumamente extensa y ampliamente reconocida y premiada; esta nómina incluye a dos premios Nobel, Gabriela Mistral y Pablo Neruda, y a varios galardonados con el Cervantes: Jorge Edwards (un narrador en estricto rigor), Nicanor Parra y por supuesto nuestro Gonzalo Rojas Pizarro (1916 – 2011).

El libro que comento en esta ocasión para conmemorar los siete años de su muerte ocurrida el 25 de abril del 2011, se titula Antología del aire, una compilación de poemas publicada por el Fondo de Cultura Económica. Gonzalo Rojas además de poeta se dedicó por mucho tiempo a la docencia. Así, y cuando ocurre el golpe de Estado en Chile, él fungía como diplomático en la oficina de negocios de la embajada de Chile en Cuba, y en efecto, el creador no regresa a su país sino recién hasta 1994.

Su primer título se denomina La miseria del hombre y fue publicado en Valparaíso en 1948, este volumen recibió comentarios encontrados, pero fue bastante aplaudido por sus pare poetas, Gabriela Mistral, por ejemplo, le escribió diciéndole que: «Me ha tomado mucho, me ha removido y, a trechos, me deja algo parecido al deslumbramiento de lo muy original, de lo realmente inédito (…) Lo que sé, a veces, es recibir el relámpago violento de la creación efectiva, de lo genuino, y eso lo he experimentado con su precioso libro».

Para 1948, en América Latina, me parece un libro radical: el cual tuvo que haber cimbrado a la sociedad chilena de esa época.

Su segundo volumen es Contra la muerte, publicado en 1964 y el cual tuvo una mejor acogida.

Su tercer creación Oscuro, apareció en 1977 cuando el escritor se encontraba exiliado en Venezuela; Carlos Fuentes, el connotado escritor mexicano comentó: «Gonzalo Rojas forma parte de ‘el gran arco lírico’ junto a Rubén Darío, Leopoldo Lugones, Vicente Huidobro, Pablo Neruda, José Gorostiza, César Vallejo, José Lezama Lima y Octavio Paz.» (Note el lector la calidad poética de los escritores con los que Fuentes compara a Rojas).

Entre algunos de los premios que recibió Gonzalo Rojas están el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (1992), y ese mismo año recibe el Premio Nacional de Literatura de Chile, en 1997 se le concede, asimismo, el Premio José Hernández en Argentina; una temporada después recibiría el premio Octavio Paz y un lustro más tarde el premio Cervantes de Literatura.

Otros de sus libros son Transtierro (Madrid, 1979), Del relámpago (México, 1981), 50 poemas (con ilustraciones de Roberto Matta, Santiago de Chile, 1982), El alumbrado y otros poemas (Madrid, 1987), Materia de testamento (Madrid, 1988), Desocupado lector (Madrid, 1990), entre otros.

En lo personal me gusta la poesía de Rojas principalmente por su rebeldía, por esa inconformidad con lo que pasa en el mundo, por su desenfado, por su frescura, por su atrevimiento erótico, por la sencillez de sus temas, porque no es un escritor retorcido y complejo. Además, uno de sus poemas me hizo recordar a Galo Gómez, ese académico chileno exiliado en México.

Al terminar de leer a este poeta, muy probablemente, usted estará de acuerdo conmigo: la poesía de Gonzalo Rojas nos engancha a todos por igual con su ritmo, con sus imágenes y metáforas; por su lenguaje fluido y rebelde, para muestra un botón:

“Libros y libros, libros hasta las nubes,

pero la poesía se escribe sola.

Se escribe con los dientes, con el peligro,

con la verdad terrible de cada cosa”.

“Victrola vieja” del libro Contra la muerte.

Ahora que se cumplen siete años de su muerte resulta una buena ocasión para volverlo a leer o para leerlo por primera vez. El lector quedará siempre complacido con la experiencia poética que descubrirá cuando se acerque a este poeta exquisito.

¡Qué la tierra a la cual le cantó, siga siendo leve a este magnífico poeta de América, al que la literatura y nosotros, sus lectores, le debemos tantas alegrías!

 

Portada del libro que fue publicado por el Fondo de Cultura Económica en 1996

 

 

Sergio Inestrosa (San Salvador, 1957) es profesor de español y de asuntos latinoamericanos en el Endicott College, Beverly, de Massachusetts, Estados Unidos.

 

 

Crédito de la imagen destacada: http://www.cultura.gob.cl