[Ensayo] «El baile de la abuela muerta»: Un relato de supervivencia

Este miércoles —a las 18:30 horas— se efectuará en el local La Cafebrería de la comuna de Ñuñoa, la presentación de esta singular novela, que de la autoría de la prestigiosa narradora bonaerense Elina Malamud, aborda el tópico de la la diáspora judía europea, pero en el particular contexto de la convulsa historia política trasandina del siglo XX.

Por Nicolás Poblete Pardo

Publicado el 15.5.2023

El baile de la abuela muerta (Cuarto Propio 2023), de Elina Malamud (Avellaneda, 1947), es una novela de largo alcance histórico y, a partir de una genealogía (que incluye un árbol familiar), repasa momentos clave de las revueltas que han ido (de)formando las idiosincrasias de diversos territorios y países.

También de pueblos enteros, gracias a los cuales atestiguamos los bamboleos políticos y los constantes movimientos migratorios que han protagonizado los continentes europeo y americano y, por extensión, los periplos humanos que son parte de nuestro ADN.

Ya el comienzo nos encanta con la prosa de Elina (Los pueblos de Ámbar, Selva, Macanudo). En él, la narradora plantea su proyecto: «Quiero contar una historia que apenas conozco, pero que, paradójicamente, es la historia de mi historia».

Así, y antes de zambullirse en su trabajo de exhumación y reivindicación, agrega: «No será fácil porque todos los que la vivieron ya se han muerto, los que la escucharon también se murieron de viejos y los que la oyeron de los que la habían oído son pocos y apenas tienen recuerdos desvaídos de lejanas resonancias melancólicas, de un tiempo que ya, ni ellos ni yo, tenemos constancia de que haya existido».

Con frases largas, reflexivas, con detalles de tradiciones, comidas, costumbres, Elina crea un universo palpable, a pesar de su temor o de la dificultad de retratar la gran historia del pasado familiar, que es una familia que representa a muchísimas otras. Aquí se genera un crisol con lecturas tan dispares como las de Anna Freud, Alejo Carpentier, Carlos Castaneda, por nombrar algunas de las referencias que circulan por las páginas de El baile

Una rica cultura (literaria) acompaña el retrato de esta genealogía, permitiendo ver los innumerables cruces y sincretismos culturales que se producen con los movimientos migratorios y el intercambio de saberes. Porque esa puede ser una de las lecturas de esta novela, una historia de supervivencia, adaptación y migración.

 

Buenos Aires, 1919: el único pogromo de América Latina

Elina particulariza esta experiencia con sus personajes, que son personas, como el abuelo Motl: «Así que viajaba de noche, decía mi madre, sin aclararme qué hacía, dónde se escondía, qué comía, cuándo cambiaba de tren; tampoco me contó los pormenores de la partida. Apenas solapado por una gorra de visera o un gorro de piel oscura, envuelto en una bufanda que le tapaba la barba y le hacía cosquillas debajo del bigote, enfundado en un sobretodo opacado por el uso, me lo imaginaba en un andar un algo encorvado, que hiciera pasar desapercibida su cara de judío conspirador».

De la abuela Masha sabemos que, al subirse al barco francés en Marsella, para iniciar su viaje de salvación, guarda en su memoria selectiva su asombro por la cocina francesa. Ya instalada en la Argentina, Masha habla castellano con soltura y comparte fluidamente la tradición pueblerina en la pampa húmeda, pero: «soportaba con tremenda desazón que las Navidades, la fiesta de Jánuca y el Año Nuevo naufragaran en ese sopor bochornoso y calenturiento del verano. Navidades de estío, sin nieve, bajando al río para refrescarse los pies, dónde se hubiera visto…».

Elina pincela con maestría estos estados de nostalgia y de dislocación que ocurren con el trabajo de adaptación que demanda la migración forzada, y quizá lo más extremo ocurre con el recuerdo de una tragedia poco conocida, pues fue deliberadamente ocultada durante mucho tiempo.

Durante el primer gobierno de Hipólito Irigoyen, el primer presidente en Argentina en ser elegido con votaciones secretas y obligatorias (masculinas), cuando ocurre el pogromo de 1919. A dos años de su mandato, sobreviene lo que se conoce como «La Semana Trágica», donde se buscaba eliminar de raíz la influencia rusa, comunista o anarquista en el movimiento obrero argentino.

Este fue el blanco oficial, pero lo que se supo tiempo después, a pesar de los intentos por ocultar este exterminio, es lo que se ha patentado como el único pogromo de América Latina: La masacre de judíos en 1919 en Buenos Aires fue un espeluznante episodio que salió a la luz gracias a la recopilación de estos eventos hecha por Pablo Fishman, un ciudadano judío (que no era ni periodista ni escritor), en su libro El grito olvidado.

Así es como se sabría de los asesinatos, torturas, violaciones a niñas, quemas de libros, redadas en barrios judíos, etcétera, en la capital trasandina, donde incluso hoy, «ruso» es sinónimo de «judío».

En el capítulo «El horizonte sobre el mar» vemos esta tragedia expresada por voz del personaje Fáivel, quien advierte: «[Ya] estaba visto que los judíos no estaban seguros en ningún lugar… porque siempre la ligaban, con el zar o con Yrigoyen. Ahí tenés a tu Yrigoyen… Es la primera vez que uno como él llega a presidente, argumentó mi abuelo, y porque la gente lo eligió; está claro que no prometió ni la Revolución ni que le daría todo el poder a los soviets».

La voz narrativa se pone en el lugar de su abuelo: «Un pogrom en Buenos Aires. Una súbita chispa de fuego le ardió a mi abuelo en el cerebro. Se le habían quedado replegados, casi clausurados en un rincón del olvido, los días aciagos del pogrom de Gómel, la pelea en las calles, la vidriera de su abuelo violentada y hecha trizas, la gitana que lo rescató de la angustia».

El baile de la abuela muerta es una novela exquisitamente narrada, que permite una identificación transversal, pues la historia de la migración es nuestra propia historia, ineludible en su genealogía, pero también presente en nuestra realidad actual, global.

La novela fue primero publicada en Argentina por Astier Libros, el 2022 y ahora Cuarto Propio pone a disposición esta nueva edición. Eduardo Jozami, en la presentación de la edición argentina, reflexiona:

«Cuando Elina Malamud narra esta historia de un momento tan difícil en la historia de los judíos y de la humanidad, antes y después de la Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa, su mirada, que no es pesimista pero tampoco puede ser eufórica, está teñida por toda la experiencia del siglo XX, hecha de cultura y de barbarie, de revoluciones y de totalitarismo. Sabe también que este siglo XXI se presenta todavía más amenazador. Quizás por ello, en esa confianza en las pequeñas cosas, se refugia también la esperanza en un mundo mejor que la autora sostiene de modo empecinado, aunque sin estridencias», reflexiona Jozami.

 

 

 

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Nicolás Poblete Pardo (Santiago, 1971) es periodista, profesor, traductor y doctorado en literatura hispanoamericana (Washington University in St. Louis).

Ha publicado las novelas Dos cuerpos, Réplicas, Nuestros desechos, No me ignores, Cardumen, Si ellos vieran, Concepciones, Sinestesia, Dame pan y llámame perro, y Subterfugio, además de los volúmenes de cuentos Frivolidades y Espectro familiar, y la novela bilingüe En la isla/On the Island.

Traducciones de sus textos han aparecido en The Stinging Fly (Irlanda), ANMLY (EE.UU.), Alba (Alemania) y en la editorial Édicije Bozicevic (Croacia).

Asimismo, es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

«El baile de la abuela muerta», de Elina Malamud (Editorial Cuarto Propio, 2023)

 

 

 

 

 

Nicolás Poblete Pardo

 

 

Imagen destacada: Elina Malamud.