«Entre Cumming y Brasil»: La fundación del nuevo Chile

Este no puede ser el país que ha sido durante los últimos treinta años. ¡No será más la nación de sumisos jiles! Desde el jueves 17 de octubre de 2019 esta es una república distinta, a la que, solo por costumbre, seguiremos llamando Chile.

Por Nibaldo Acero

Publicado el 23.10.2019

El jueves pasado me sucedió un fenómeno paranormal alucinante…, a continuación paso a narrarlo:

Venía apesadumbrado de la universidad, cabizbajo, bastante triste la verdad. Muchas veces el trabajo de académico o funcionario termina entumeciendo hasta los más genuinos sentimientos. Pero bueno. Me senté en un banquito de Plaza Brasil para beber una cerveza que compré en la esquina de Huérfanos. Al terminar, crucé la plaza en dirección a mi departamento, pero al llegar al metro Cumming, me encontré de pronto en otro país, sí, como si me hubiese teletransportado, sin darme cuenta, a otra región del orbe.

Era otro barrio sin dudas, no era donde yo vivía, no había estado nunca en un lugar así, porque, digamos, en este nuevo «país», en este territorio desconocido, habían unos ancianos protestando airadamente contra varias injusticias, según decían. Incluso uno de ellos con una lata de spray rayaba el metro. Había adolescentes y madres y padres con sus bebés en brazos, caceroleando por algo de un alza, según entendí. Y eran decenas de mujeres, de una bravura temible, y unas señoras haciendo una fogata en medio de la calle.

Claramente no estaba en Chile, porque a esa hora los chilenos están en sus casas, en otras cosas o viendo la tele. En este nuevo sitio, la gente compartía desde limones para aplacar los gases lacrimógenos hasta un pedazo de pan, como el que me ofrecieron. Como un astronauta que aterriza en un nuevo planeta, quedé conmovido por un buen rato ante ese ejercicio republicano de indignarse en conjunto, ya que en Chile, desde donde venía, lo republicano está asociado más bien al diálogo entusiasta e ingenuo, hasta que un bototo te aplasta la cabeza.

Varios de estos habitantes por casi una hora intentaban echar abajo la reja del metro. Fue ahí cuando tuve mi segunda experiencia paranormal: me vi a mí mismo veinte años atrás, acompañando a unos compañeros de la Usach, instalando vallas en la calle para que no avanzara la policía. Por temas de fútbol, ando todavía con un brazo malo, pero sin dudarlo me acerqué y con el bueno ayudé a echar abajo esa pesada estructura, y grité como todas y todos los que me rodeaban. Y nos abrazamos, como si hubiésemos marcado gol del triunfo en el último minuto.

No podía ser Chile aquel lugar, porque en Chile eso de que el «hombre es el lobo del hombre» (Hobbes) sí que va en serio. Acá te las arreglas solo o te jodes: son las reglas del juego.

No podía ser Chile, porque aquí fuimos criados para velar por nuestros intereses y nada más. No podía ser Chile, porque aquí fuimos preparados para competir brutalmente entre nosotros y buscar el éxito material. No podía ser Chile, porque aquí el prójimo nos importa una soberana raja y no va a salir a protestar uno por el sufrimiento del otro. No podía ser Chile porque este «nuevo» país era valiente y digno, pero sobre todo consciente y rabioso de las injusticias descaradas que sufría.

Y si realmente era Chile, dejó de serlo, sobre todo en eso de mostrarse como el país modelo… ¡modelo de qué! Modelo de cómo debe funcionar una nación conchesumadre, negligente ante los Derechos Humanos y las necesidades básicas de sus más humildes ciudadanos. Este no puede ser el país que ha sido durante los últimos treinta años. ¡No será más la nación de sumisos jiles! Desde el jueves este es un país nuevo, al que, solo por costumbre, seguiremos llamando Chile.

 

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Nibaldo Acero (San Miguel, 1975) es futbolero, poeta, narrador, profesor y académico, también es activista social y político. Se graduó de doctor en literatura por la Pontificia Universidad Católica de Chile y ha sido docente en diversos colegios y universidades. Publicó los poemarios Melinka (2004), Por el corazón o la verga (2010) y Principios básicos de rabiología (2018); en narrativa, las novelas Guía satánica de Gerona (2013) y Gol de oro (2017). En el ámbito del ensayo, fue uno de los editores y coautor de la investigación Vestigio y especulación. Textos anunciados, inacabados y perdidos de la literatura chilena (2014) y del libro La ruta de los niños rojos. La poética de Roberto Bolaño (2017).

También es autor de la novela infantil El doctor de los libros viejos (2019), que será publicada a fines de este año. Además ha escrito una decena de capítulos de libros, de artículos académicos y de reseñas literarias. Ha obtenido las becas Conicyt y del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, en sus líneas de creación e investigación. En la actualidad, se desempeña como director de la carrera de Pedagogía en Lengua Castellana y Comunicación de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano.

 

Nibaldo Acero

 

 

Crédito de la imagen destacada: Cine y Literatura.