«Full Monty», de Peter Cattaneo: La masculinidad al desnudo

El cine británico nos ha ofrecido notables obras sobre la realidad social en las diferentes épocas de la historia. «The Full Monty» -estrenada en 1997- es una de ellas: Cattaneo dirige a partir de un guion de Simon Beaufoy, una comedia ambientada en el Sheffield de finales del siglo XX, la cual retrata la vida de la gente tras el inicio de la crisis global en la que seguimos inmersos, poniendo el foco en cómo les afecta ésta a los hombres. Del acertado reparto destacan Robert Carlyle, quien encarna brillantemente a Gaz, Mark Addy, genial como su amigo Dave y un espléndido Tom Wilkinson, en el rol de Gerald. Este filme se encuentra considerado una de las mejores comedias en habla inglesa de todos los tiempos y obtuvo un gran éxito de taquilla.

Por Jordi Mat Amorós i Navarro

Publicado el 18.1.2019

 

Nuevos tiempos

«Ojalá vivas en tiempos interesantes».
Maldición china

Desde finales del siglo pasado, tiempo en el que se ubica esta película, nuestro Mundo ha cambiado mucho de forma acelerada. Los referentes que habían regido durante siglos se tambalean, el viejo «orden» no nos sirve y esperamos uno nuevo más justo; de momento transitamos en un caos de tintes grotescos que nos sorprende y desconcierta.

En este contexto, el binomio masculino-femenino se está invirtiendo. Sabemos que en un pasado muy remoto la feminidad predominaba, pero todo cambió y lo masculino ha regentado durante largo tiempo nuestro “vivir”. Ahora afortunadamente resurge con fuerza lo femenino, la mujer paulatinamente recobra su lugar, vuelve a ser respetada-escuchada-entendida. Y paralelamente se va recuperando la necesaria feminidad en las mujeres y en los hombres. Todo a pesar de las muchas resistencias que todo gran cambio genera.

Sucede que esta situación que nos afecta a todos se acusa más en los hombres. Nosotros estamos muy descolocados, no nos sirve la vieja masculinidad patriarcal y algunos estamos en el camino de crearnos una masculinidad auténtica pero nos faltan referentes…

 

Robert Carlyle en «The Full Monty» (1997)

 

Ser hombre ahora y aquí

«Silba el viento dentro de mí. Estoy desnudo. Dueño de nada, dueño de nadie, ni siquiera dueño de mis certezas, soy mi cara en el viento, a contraviento, y soy el viento que me golpea la cara».
Eduardo Galeano

 

¿En qué consiste pues ser hombre auténtico? A mi entender, la autenticidad masculina empieza en el re-conocimiento de la feminidad en uno mismo. Descubrir sentimientos a menudo escondidos con falsas-patéticas-terribles armaduras del «los hombres no lloran» que tanto daño nos han hecho a todos y a todas. La mejor forma de hacerlo es atender-entender-respetar-escuchar a la mujer-mujeres que tenemos más cerca (madre, hermanas, amigas, pareja, hijas…). Y tras esa comprensión hacer todo lo posible por apoyar-solucionar lo que haya.

A partir de aquí la masculinidad cobra sentido y los arquetipos psíquicos del rey/guerrero/amante/mago (referentes masculinos atemporales) pueden desarrollarse paulatinamente en uno mismo para el bien de cada hombre, para el bien de cada mujer, para el bien de todo.

Así, entiendo que conforme crecemos en experiencias de vida vamos teniendo oportunidades de acercarnos a esa deseada y necesaria masculinidad. Y ser padre suele ser la experiencia clave en ese proceso.

Gaz es padre de Nathan, un chaval que vive en una vivienda confortable con su madre y su nuevo hombre. Gaz está sin trabajo como les ocurre a tantos hombres de su ciudad, hay empleos mal remunerados pero él no los acepta porque rechaza ser explotado por quienes se aprovechan de la miseria ajena. Él es un hombre inteligente, despierto y creativo que tiene muy presente su niño interior pero que no ha desarrollado ni su adulto ni su feminidad. Y la inestable relación con su hijo y el impulso a no perderlo (su ex quiere su custodia exclusiva si no aporta la parte económica que le corresponde) harán que afronte su realidad. Nathan dice que siempre que están juntos hacen tonterías (vemos cómo se lo lleva a robar material a la fábrica donde trabajó para venderlo) y cuando el padre lo hace partícipe de su proyecto para crear un grupo de bailarines strippers, huye avergonzado. Gaz lo recupera en una bella escena donde saca sus sentimientos, donde aflora su amor “a lo masculino” (a los hombres le suele costar sentir y expresar lo que sienten): le explica que lo hace para conseguir el dinero para su manutención sino su madre y su nueva pareja se lo quitarán: “Soy tu padre, me caes bien. Te quiero, bobo”, lo golpea al pecho cariñosamente y el chaval le responde igual fundiéndose en un abrazo.

Y también es bella la escena en la que Nathan muestra su confianza-apoyo a Gaz. Necesitan dinero para alquilar el bar donde actuarán como strippers, el chaval se ofrece con sus ahorros y aunque Gaz en un principio no quiere acaba cediendo porque su hijo le mira comprometiéndole: “dijiste que los recuperaría, te creo”, eso fue lo que afirmó antes al pedírselo a su madre. Con esa mirada y ese gesto el hijo da la oportunidad a Gaz para que sea auténtico y cumpla lo que dice, para que se responsabilice de sus decisiones-actos como padre y como hombre. Esa acción del hijo que ama y se siente amado hará cambiar-madurar a Gaz.

 

Mark Addy y Hugo Speer

 

Paro, parar

«En nuestra Vida cada situación, cada experiencia, cada relación pueden emplearse para profundizar en nuestro interior; hasta la caída más ‘humillante’ puede convertirse en un buen paso».
Vicente Merlo

 

Tenemos la tendencia de creer como “malo” todo aquello que nos obliga a parar. Evidentemente es duro enfermar, sufrir una ruptura, perder a alguien querido, quedarse sin trabajo… Quedarse sin trabajo e ir al paro, paro de parar, parar como oportunidad de reflexionar-ver-verse. En la actividad lo común es que no haya tiempo para verse, la inercia nos domina y aceptamos como normal muchas situaciones-actitudes que en realidad no queremos ni deseamos. Parar nos brinda la oportunidad de vernos y a partir de ahí hacer cambios, cambios con actitudes-acciones más de acuerdo con nosotros mismos. Y lo habitual es que saberlo requiera tiempo, el tiempo que si se acepta suele ser un buen aliado.

La película nos muestra un grupo de hombres parados, cada uno de ellos con sus circunstancias pero todos tienen en común el descoloque y la desazón que les produce sentirse inútiles. Gaz que lucha por seguir junto a su hijo, siente la competencia de las mujeres que se adaptan mejor al cambio: “cuando las mujeres se ponen a mear como nosotros, se acabó”, le dice a Dave, su mejor amigo, tras ver como una meaba de pie en el lavabo de hombres (de pie versus de rodillas, empoderamiento, versus sumisión), “una mutación genética, están convirtiéndose en hombres. En unos años los hombres no existirán salvo en un parque zoológico. Ya no nos necesitan, somos obsoletos, somos todos deshechos”. Palabras que expresan el desconcierto de un colectivo que estaba acostumbrado a dominar y malentiende el empoderamiento de la mujer.

Y Dave se siente mal con su físico por su sobrepeso, su mujer le anima a trabajar como guardia de seguridad en el supermercado en que ella trabaja pero aconsejado por Gaz opina que no es un buen empleo. Se siente mal, cree que tontea con otro hombre y no tiene ganas de sexo con ella. “Es asombroso cuánto agota no hacer nada”, le dice una noche al rechazarla. Gerald que era el jefe de ambos y ahora también está en el paro no se ha atrevido a decírselo a su mujer, a quien le encanta gastar; lo vemos en una entrevista de trabajo pero no lo contratan. Está desesperado y se sinceriza con Gaz, la distancia de su estatus se salva con la nueva amistad que surge ente ellos, el paro los ha hermanado. Otros aunque no están parados viven la desazón de “vivir” sin vivir en una sociedad con muchos problemas y pocas soluciones.

 

Mark Addy en «The Full Monty» (1997)

 

Matarse

«El que ha sentido la máxima desesperación es capaz de sentir la máxima felicidad. Al haber deseado morir se valora plenamente lo bueno que es vivir».
Alejandro Dumas, en El conde de Montecristo

 

Una de las consecuencias más duras de este Mundo cambiante y desconcertante en el que vivimos es el aumento de las tendencias suicidas. Muchas personas no encuentran salida a su situación y en su desesperación ven la solución en la muerte.

La película nos muestra a un hombre intentando suicidarse, Lomper aunque tiene trabajo como guardia de seguridad vive con su madre paralítica. Lo vemos dentro de su coche parado, Dave (siempre entregado) le soluciona el arranque del motor pero él no le habla y cierra la ventanilla. Dave se da cuenta que pretende suicidarse con el humo del escape y lo saca del coche, le pregunta si está bien y el hombre le contesta “cabrón” por lo que Dave lo agarra y lo vuelve a meter dentro, Lomper se queja y pide que le deje salir-vivir. Se sabe que muchos suicidas no quieren morir, están desesperados y quieren ser comprendidos-apoyados-amados. Así, los vemos junto con Gaz hablando de otras formas de suicidio. Lomper confiesa no tener amigos, Gaz le suelta: “Acabamos de salvarte tu puta vida, no digas que no somos tus amigos”, y él muy sorprendido cambia radicalmente la expresión de su cara y sonríe con un “muchas gracias”. Lomper ya tiene dos amigos y gracias a ellos volverá a sentir la pasión-alegría de vivir con su proyecto común de bailarines strippers.

 

Robert Carlyle, Mark Addy y Hugo Speer

 

Soltarse

«Quien no sabe bailar dice que los tambores no valen para nada».
Proverbio de Ghana

 

Junto con el nefasto “los hombres no lloran” la imagen de los hombres no bailando-danzando con auténtica soltura es otra característica muy común de la pesada armadura del caballero, de la contención-represión que los hombres hemos sufrido durante tantísimo tiempo. Ahora en el tiempo del resurgir de la feminidad, toca desmelenarse y bailar sin freno, lo necesitamos tanto como llorar.

Gaz, Dave, Lomper y Gerald con la ayuda de Nathan buscan más hombres para su grupo de bailarines strippers y encuentran a dos, uno que se hace llamar caballo es un gran bailarín y el otro Donald se gana ser miembro (nunca mejor empleado el vocablo) por la dimensión de su verga. Les vemos ensayar, hacer ejercicios gimnásticos e incluso jugar al fútbol juntos en camaradería. Es bello ver cómo crece su amistad y cómo se cohesiona el grupo que llaman “Hot Metal”. Los vemos colocando carteles de su próxima actuación sólo para mujeres, unas chicas se les acercan y les preguntan por su espectáculo, qué les van a ofrecer que sea mejor que el del grupo profesional que actuó antes. Y Gaz se envalentona prometiendo el desnudo integral, él siempre atrevido y decidido consigue que los demás acepten mostrarse totalmente desnudos en una exitosa actuación ante un público femenino entregado, el cual llena la sala. Han vencido todos los miedos, se han soltado y se han desnudado.

A mi entender, la necesidad de desnudez en nosotros los hombres es el mensaje principal de la película. Las mujeres han sido más desnudas-desnudadas que los hombres, en sus cuerpos y en sus corazones-sentimientos-pensamientos. Durante demasiado tiempo los hombres nos hemos protegido con la armadura del macho y eso nos ha distanciado del sentir pleno que encarnan las mujeres y que es feminidad. Feminidad que también está en nosotros y que ahora clama la liberación para el bien de todo.

 

Dedicado a todos mis amigos hombres, a los de infancia y juventud especialmente a Tomàs y Enric, a los de adulto: el “grup d’homes”, los Joans de Vivendum, Rocky, Miguel y tantos en tantos escenarios. Gracias a todos.

 

Jordi Mat Amorós i Navarro es pedagogo terapeuta por la Universitat de Barcelona, España, además de zahorí, poeta, y redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

 

 

 

 

Tráiler: