«Kirk Douglas y Espartaco»: Volveré y seré millones

El reciente deceso del icónico actor estadounidense a los 103 años de edad, es una buena oportunidad para recordar a la novela y al filme homónimo del mítico Stanley Kubrick (inspirado en ese texto de ficción), con el propósito de sopesar la vigencia de ambas obras de arte frente a la contingencia que sacude a Chile desde el 18 de octubre de 2019.

Por Omar Pérez Santiago

Publicado el 6.2.2020

La asombrosa novela Espartaco, escrita por el neoyorkino Howard Fast y publicada en 1951 fue un bestseller que se tradujo a 56 idiomas. La versión española fue editada en el año 1956 por Ediciones Eneas de Buenos Aires y traducida por el argentino Ricardo Setaro.

Basada en ese libro, el gigante del cine Stanley Kubrick realizó en 1960 la película Espartaco (Spartacus) con la actuación de Kirk Douglas. El filme recibió cuatro premios Oscar.

¿Qué promueve el libro Espartaco?  ¿Qué lo hizo tan popular?

Según el libro Espartaco, la historia era tan simple como grandiosa: el motor de la civilización es la existencia de amos y esclavos. La enorme figura del sublevado, el general Espartaco y la masiva insurrección de los pobres y humildes, es un fogonazo que ilumina los rincones más oscuros de la Roma corrupta. La democracia romana era falsa, selectiva, protegida y dirigida por el oro. El dinero y solo el dinero hacían felices a los políticos romanos.

 

Senadores podridos

Cuenta el libro que el senador Léntelo Graco, político zorro y hábil para mantenerse en la cuerda floja de la podrida política romana, creía sinceramente que un político no necesitaba tener ninguna virtud. Ninguna virtud, pero debía tener tres habilidades o aptitudes: la habilidad para elegir el lado ganador, la habilidad de apartarse del lado perdedor, y la habilidad de no hacerse nunca de enemigos.

A Léntelo Graco le había ido bien en sus 56 años. Hijo de un zapatero remendón, a la edad de diecinueve años ya compraba y vendía votos. A los veinticinco años ya había matado a alguien, a los veintiocho era jefe de una facción. A los treinta y cinco años, ya era magistrado y, al cumplir los cuarenta años, entraba en el Senado.

Léntelo Graco le dice cínicamente a Cicerón:

“Nosotros le decimos al pueblo: Ustedes son el poder. Tu voto es la fuente del poderío y la gloria de Roma. Ustedes son el único pueblo libre del mundo. No hay nada más precioso que tu libertad, nada más admirable que tu civilización. Y ustedes la controlan; ustedes son el poder. Y entonces ellos votan por nuestros candidatos. Lloran cuando nos derrotan. Ríen de alegría ante nuestras victorias.  Y en eso consiste mi arte, Cicerón. Nunca subestime la política.”

Esas ideas básicas las aplican hoy muchos senadores chilenos.

Pero, esos senadores embaucadores con sus halagos, mentirosos y cobardes —como Léntelo Graco— y esas habilidades impúdicas de zorro, las rechaza la juventud.

 

Pueblo contra corporaciones

Esa anécdota de 1961 —de la lectura del libro y la película de Espartaco—  parece lejana.

Y lo es. Ha pasado mucho tiempo desde entonces.

Mas, la crítica a la forma democrática espuria, falsa y oligárquica, es hoy más extendida que nunca en la población juvenil.

Y es que la actual democracia chilena se parece en demasiados aspectos a la falsa democracia romana.

Hay demasiados políticos vanidosos y volubles en Chile (como Léntelo Graco). Demasiados rancios políticos cínicos y amarrados por el dinero, la diosa Pecunia, a intereses adulterinos.

El descrédito de esta política y de estos políticos tradicionales —parecidos a Léntelo Graco, sin virtudes— es profunda. Tanto así que la gente joven mayoritariamente no va a votar en las elecciones. Y la corrupción, la relación podrida de la política con el dinero, el arreglín de los comicios, bajo el control del monopolio financiero, se ha desnudado a límites nunca antes visto.

Momento de crisis, aflojados los lazos, muchos jóvenes no creen en estos políticos del tipo Léntelo Graco, manipuladores en una democracia cautiva.

Y muchos jóvenes no creen tampoco en las promesas que hacen los Léntelo Graco. Sentados en sus poltronas por décadas ganando millones, con la promesa de que ellos mismos, por los mecanismos creados por ellos mismos, cambiarán las reglas del juego.

No.

Los jóvenes rebeldes excluidos creen, en cambio, que hay que transformar las bases de la política.

 

Un fantasma recorre Chile

Un fantasma que recorre Chile, es la idea de que hay que buscar otros modos, otros estilos.

Empezaron los estudiantes a rebelarse, es cierto. El pinguiñazo del 2005. Siempre empiezan los estudiantes.

Pero hoy son, además, comunidades enteras que ya se sublevan. Comunidades que controlan el espacio territorial. Poder popular comunitario. Asambleas comunales en Aysén, Tocopilla, Freirina, Caimanes, Antofagasta, etcétera, etcétera.

Se manifiesta la crisis, de tanto caer en crisis, de pronto, hasta sin quererlo, la gente salta a la calle. Estallido Social.

Aparece el viejo topo, el animal silencioso de sabiduría atesorada, la experiencia vital que circulaba incesantemente por debajo de la tierra, sin que se perciba su trayectoria, hasta que, de repente, irrumpe bruscamente en la superficie. Y surge otro mundo, el mundo comunitario, fuera del mundo parlamentario, y revela otra realidad que asombra.

Repensar la historia desde esta perspectiva disímil, hace cambiar también las formas de periodización de la historia política. Hace mirar los hechos de otra manera, otro estilo, otro modo de pensar. Una nueva versatilidad, una nueva libertad de pensamiento subversivo basada en una tradición libertaria comunitaria.

Se trata de la participación directa de la gente en los asuntos públicos.

Una nueva forma de sociedad, una nueva cultura.

Las últimas palabras de Espartaco, según el libro de Howard Fast, fueron estas palabras cargadas de significación emocional:  “I will return and I will be millions.”

Imagen de insuperable belleza, en cualquier idioma en que se nos dijera, y que fueron traducidas por Ricardo Setaro como: “Volveré y seré millones.”

 

Omár Perez Santiago es un escritor y cronista chileno que egresó de la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad de Chile, y que luego estudió historia económica en la Universidad de Lund (Suecia). Sus últimos libros publicados son: Julia, la belleza y el sentido de la vida (novela), El pezón de Sei Shonagon (novela), Caricias, poemas de amor de Michael Strunge (traducción), Allende, el retorno (novela), Introducción para inquietos, de Tomas Tranströmer (traducción, 2011), Nefilim en Alhué y otros relatos sobre la muerte (cuentos, 2011), Breve historia del cómic en Chile (2007) y Escritores de la guerra. Vigencia de una generación de narradores chilenos (ensayo, 2007).

 

La portada (en castellano) de la novela que inspiró a Stanley Kubrick en 1960

 

 

Omar Pérez Santiago

 

 

Imagen destacada: Kirk Douglas en Spartacus (1960), de Stanley Kubrick.