La entrevista patafísica: Dolores Etchecopar y el hechizo de hoy

La narradora argentina -en el peculiar y exclusivo género periodístico y literario inaugurado por ella misma- dialoga con la poeta compatriota suya y autora de libros tan recordados para los lectores sudamericanos como «Notas salvajes» y «El cielo una vez».

Por Yanina Giglio

Publicado el 24.7.2018

Dolores, ¿adivina qué? Nos inscribimos en este curso: “Actos de embrujamiento/ desembrujamiento”. Al momento, somos las únicas en el aula. En la pizarra, escrita con tiza blanca, leemos: “Para estudiar brujería es preciso no sólo observarla o participar de sus rituales sino, además, dejarse afectar por su lógica de funcionamiento”. De pronto, se corta la luz y te pregunto:

¿Por qué en general se cree que la brujería no tiene lógica?

-Porque su irrupción rompe las cadenas que aprisionan el pensamiento.

¿Qué funcionamientos desharías con tu magia?

-Desharía el funcionamiento de la memoria y de cierta esperanza.

Haría que la memoria no nos lleve siempre a los mismos lugares, a esos recuerdos que se incrustaron y permanecen al acecho como trampas que desgarran una y otra vez las patas salvajes de nuestra vida.

Y desharía los espejismos letales de cierta esperanza: la que abraza lo que no existe y deja a la intemperie lo próximo, lo que está sucediendo. La esperanza que atrapa con ideas fijas, inculcadas, abstractas, y pasa por alto –o violenta- lo inmediato que tiembla ahora. Contra esta esperanza, la alegría de vivir es la mejor pócima!

¿Qué rituales tenés? ¿Qué hechizos hacés?

Rituales: -mirar las nubes que pasan – abrir un cuaderno – cerrar los ojos- -leer – escuchar el viento – olvidar – escuchar lo que mueve el viento – invocar el relincho y el olor de las crines –olvidar- dejar que las palabras se acerquen como criaturas extrañas, vivaces – apartar las palabras que se vuelven obedientes, útiles –

-Los hechizos no los hace “yo” sino un oído que se forma por instantes entre las palabras y escucha acontecimientos ínfimos, recónditos -aunque a veces evidentes-, ellos hablan una lengua asombrada, imperiosa y delicada.

¿De dónde proviene nuestra energía?

-Proviene de lo que nos alegra (Spinoza dixit) y eso es algo diferente para cada cual. Maravilla de la diversidad! Cada criatura emite un sonido diferente, despejar el oído para recibir este infinito de ofrendas infunde energía!

¿Cómo es “dejarse afectar”?

-“Dejarse afectar” ocurre si no procuramos imponer nuestras convicciones y dejamos que obre la presencia de los otros, ocurre si no obturamos con nuestra mente egocéntrica lo que ellos traen y nos altera.

¿Qué brujas admirás?

-Admiro, entre muchas otras, a Marosa Di Giorgio, a Clarice Lispector, a Colette. Nombro a tres grandes hechiceras cuya brujería se despliega en la escritura, terreno muy propicio a la brujería, por el que aún deambulo embebida en los hechizos que recibo agradecida de brujas y brujos.

 

Ya la catarata de preguntas va mermando. Dijiste las palabras adecuadas y volvió la luz. Esto nos gusta, habernos encontrado como por arte de magia y ahora esfumarnos como la poesía, como lo que fuga y  transforma -a la vez-.

 

 

La laureada poeta argentina Dolores Etchecopar

 

Dolores Etchecopar nació en 1956, en Buenos Aires, Argentina.  Publicó los siguientes libros de poesía: Su voz en la mía (1982), La tañedora ( 1984), El  atavío (1985), Notas salvajes (1989), Canción del precipicio (1994), El comienzo (2010), El cielo una sola vez (2016), y una antología de su obra titulada Oscuro alfabeto. Integra numerosas antologías.

A fines de los años noventa formó parte de la creación y puesta en marcha del colectivo de acción poética El pez que habla, en el que se exploraron nuevas modalidades de la lectura oral de la poesía.

Desde el año 2010 dirige el sello de poesía hilos editora, en las tapas de los libros editados por este sello aparecen algunos de sus dibujos y pinturas.

 

 

Crédito de las fotografías utilizadas: Dolores Etchecopar