«La llegada», de Denis Villeneuve: A propósito de alienígenas y desinformación

El audio filtrado -que expresaba las íntimas convicciones de la Primera Dama de la República en lo concerniente a las fuertes revueltas surgidas en el país desde la jornada del viernes 18 de octubre- renuevan el interés por el último gran crédito cinematográfico que recoge el tópico de las invasiones extraterrestres hacia nuestro planeta.

Por Felipe Stark Bittencourt

Publicado el 28.10.2019

Hace unos días, Cecilia Morel fue objeto de burlas y críticas luego de que se filtrara un audio donde reconocía con preocupación el contexto actual, aduciendo que se parecía a una invasión alienígena. El término, que originalmente quería emplearlo con su acepción de «extranjero» —más difundido en el habla inglesa que en la castellana—, se entendió según su otra acepción, mayormente aceptada y conocida, sobre los visitantes de otros planetas. El resto es de sobra conocido: el gobierno estaba sobrepasado y confundido, del mismo modo que buena parte de la ciudadanía con noticias falsas que no hacen más que alertar y encender las hogueras.

Como fenómeno mediático, y a propósito de invasiones extraterrestres, puede recordarse el caos que produjo Orson Welles cuando en 1938 confundió a gran parte de la audiencia con su función de radioteatro de La guerra de los mundos de H.G. Wells. Los artilugios y el ingenio del cineasta responsable de Ciudadano Kane encendieron la voz de alarma en buena parte de los estadounidenses y les hizo prepararse para una inminente guerra planetaria. Por ese entonces, los medios de comunicación, si bien crecían en inmediatez y difusión, no fueron suficientes para advertir a la población de que se trataba de una representación y el pánico rápidamente se expandió, tanto por la agudeza de Welles para narrar su versión de la novela como por la falta de información que manejaba su audiencia.

La ciencia ficción, en ese sentido, ha sabido explorar las consecuencias del miedo y de la desinformación. Es el caso, por ejemplo, de 1984 de George Orwell con su Ministerio de la Verdad que elimina cualquier vestigio del pasado que podría perjudicar al gobierno totalitario de Oceanía, o el de la película La llegada (Arrival, 2016) del canadiense Denis Villeneuve.

La presente obra, poliédrica desde donde se le mire, nos ofrece una lectura muy actual para el contexto nacional y no tanto por los invasores extraterrestres, sino porque en ella, la ciudadanía se ve afectada por los peligros de la desinformación, propiciada por noticiarios que no logran articular bien un discurso coherente respecto al arribo de seres extraterrestres a la Tierra, y por las alarmas que enciende en la parte más radical de la población.

Louise Banks (Amy Adams) es una profesora de lingüística a la que le encargan la titánica labor de traducir y entablar diálogo con los extraterrestres. En esta empresa, la ayuda el matemático Ian Donnelly (Jeremy Renner) y el coronel Weber (Forest Withaker), un militar de pocas palabras y demasiado obtuso como para entender los mecanismos que emplean los académicos. Si bien él no es propiamente el villano de turno, sí es síntoma del principal peligro que propone Villeneuve: la incomunicación y la desinformación políticas y sociales. Por una parte, está un gobierno estadounidense que declara Estado de Emergencia y luego un toque de queda cuando comienzan los disturbios y saqueos y, por otra parte, la ineficacia de los noticiarios y distintos medios de comunicación —civiles e institucionales— para dar cuenta fehaciente de lo que está aconteciendo en el mundo. La suma de ambos provoca el caos y desata uno de los conflictos de la película: la imposibilidad de diálogo entre los seres humanos.

Villeneuve se sirve de estrategias narrativas que son conocidas por los espectadores, pero enfocándolas lejos de lo social para hacerlas más evidentes a su propia audiencia. A saber, las noticias de la película, si bien las vemos a través de la televisión, youtubers e imágenes viralizadas aparecen desde el punto de vista instruido de Louise e Ian. De este modo, es posible reconocer el temor ante la incomunicación y la violencia con la distancia suficiente como para separar la paja del trigo.

Los extraterrestres de La llegada no son una amenaza, del mismo modo que tampoco lo son los manifestantes pacíficos que marchan por las calles a lo largo de nuestro país, víctimas de grupos que vandalizan la ocasión con destrucción y saqueo. El principal obstáculo, tanto en la ficción como en la realidad, es la calidad del mensaje, su intencionalidad política y su viralización cuando no la conduce la razón y la prudencia. En el largometraje, empantana la investigación de los académicos e impide que resuelvan bien la tarea que tienen por delante.

Esto es algo que los realizadores de La llegada proponen a través del incremento de la propia información que deciden revelarle al espectador. Villeneuve, de este modo, primero sitúa al espectador desde la paranoia y el desconocimiento de los mismos ciudadanos cuando llegan los extraterrestres; el foco de la cámara es una confundida Louise que trata de ver qué pasa en la televisión, escuchando la radio y tranquilizando a su madre anciana y tendiente a creer todo lo que ve en la televisión. Pero, poco a poco, a medida que se acercan a la fuente primordial de la verdad, Villeneuve nos hace ver que los visitantes no son una amenaza; eso lo son los humanos, lo son los medios que se aprovechan del temor de la gente y los silencios de la clase política.

En el caso chileno no son los alienígenas ni tampoco buena parte de la población civil que se manifiesta pacíficamente, sino la imprudencia y el poco tino de algunos que deben comunicar, independiente de si lo hacen desde una institución o desde su propio celular. En ese sentido, La llegada es una película que sigue rezumando actualidad y que bien vale la pena revisitar a propósito de lo que hemos vivido esta última semana.

 

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Felipe Stark Bittencourt (1993) es licenciado en literatura por la Universidad de los Andes (Chile) y magíster en estudios de cine por el Instituto de Estética de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Actualmente se dedica al fomento de la lectura en escolares y a la adaptación de guiones para teatro juvenil. Es, además, editor freelance. Sus áreas de interés son las aproximaciones interdisciplinarias entre la literatura y el cine, el guionismo y la ciencia ficción. También es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

 

 

Tráiler:

 

 

Imagen destacada: Amy Adams en Arrival (2016), de Denis Villeneuve.