La Tercera Guerra Mundial y el origen del Covid-19

El científico francés Luc Montagnier —biólogo y virólogo, además de galardonado con el Premio Nobel de Medicina en 2008— ha afirmado que el SARS-CoV-2, responsable de la pandemia planetaria del coronavirus, habría sido creado en un laboratorio chino, y que desde ahí comenzó su masivo contagio hacia los habitantes de la ciudad de Wuhan y del mundo entero.

Por Rodrigo Barra Villalón

Publicado el 19.4.2020

Al preguntarnos de dónde salió el Covid-19 y viendo la multiplicidad de teorías, posturas e imputaciones que hoy nos inundan. Es bueno tener presente la «navaja de Ockham» o lex parsimoniae que es un principio metodológico y filosófico atribuido al franciscano Guillermo de Ockham, quien vivió entre los años 1280 a 1349, según el cual: «En igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la más probable». Esto implica que, cuando dos teorías en consonancia de contextos tienen los mismos resultados o consecuencias, la más simple tendrá más probabilidades de ser correcta que la compleja. ​

La denominación de «navaja» de Ockham apareció en el siglo XVI, y con ella se expresaba que, mediante ese principio el religioso «afeitaba como una navaja las barbas de Platón», ya que de su aplicación se obtenía una notable simplicidad ontológica; por contraposición a la filosofía platónica que «llenaba» su ontología de entidades (además de los entes físicos, Platón admitía los entes matemáticos y las ideas).

En ciencia, este principio se utiliza como una regla general para guiar el desarrollo de modelos teóricos, la navaja de Ockham no se considera un principio irrefutable, y ciertamente no es un resultado científico. «La explicación más simple y suficiente es la más probable, mas no necesariamente la verdadera», y en ciertas ocasiones, la opción compleja puede ser la correcta. Su sentido es que, en condiciones idénticas, sean preferidas las teorías más simples. Otra cuestión diferente serán las evidencias que apoyen la teoría. Así pues, de acuerdo con este principio, una teoría más simple, pero de menor evidencia no debería ser preferida a una teoría más compleja, pero con mayor prueba.

El virólogo francés —Premio Nobel de Medicina 2008— Luc Montagnier, afirmó esta semana a Porquoi docteur? (una revista no científica) que el coronavirus SARS-CoV-2, habría sido creado accidentalmente en un laboratorio chino: “Eso de que el Covid-19 apareció tras una contaminación ocurrida en un mercado de animales salvajes, en Wuhan, es una bella leyenda. Imposible. Los científicos chinos son grandes especialistas. El virus salió de un laboratorio de Wuhan”.

Se trata de una afirmación excepcional, tratándose de Montagnier, que fue consagrado mundialmente con el premio Nobel, el 2008, por su descubrimiento, en colaboración con otros especialistas del VIH, el virus responsable del Sida. Según el doctor, la salida del virus de Wuhan fue un error técnico o una falta de cálculos y que nadie podría prever que un virus llegara tan lejos. Complementando: “Trabajando con mi colega y amigo Jean-Claude Perrez, matemático, hemos analizado en los mínimos detalles la secuencia del descubrimiento y propagación del Covid-19. Y creemos bastante plausible que el genoma completo de este coronavirus tiene secuencias muy semejantes a las del VIH, el virus del sida. Y pudo ser fabricado, producido, en un laboratorio chino”.

No solo porque sea un premio Nobel, hay que hacerle caso…

Hace algunas horas, Marc Lipsitch, profesor de epidemiología en la Universidad de Harvard retuiteó la publicación de Carl Bergstrom, biólogo teórico y evolutivo, profesor de la Universidad de Washington en Seattle diciendo que existen fuertes evidencias que el coronavirus SARS-CoV-2 no es un arma biológica, sin embargo, no existen suficientes pruebas de que no haya escapado de un laboratorio que se encuentre en un proceso de Gain-of-Function; cuando virólogos toman un virus e intentan alterarlo genéticamente para que aumente su contagiosidad y virulencia. Lo que comparten Lipsitch y Bergstrom es que el virus no ha sido manipulado, que quizá lo iban a manipular, pero que antes que ello ocurriese, de alguna forma el virus escapó de un laboratorio. Y la genetista molecular eslovaca Sona Pekova respalda la teoría del origen en laboratorio.

Sin embargo, Etienne Simon-Lorière, virólogo del Instituto Pasteur de París, dijo: «Eso no tiene sentido», para referirse a la idea de que el virus provendría de un laboratorio. Hasta el momento, los análisis genómicos del virus, realizados a lo largo y ancho del globo permiten rastrear su origen natural en murciélagos o pangolines y rechazar que provenga de un laboratorio. Hace algunas semanas, un artículo científico publicado en «Nature Medicine» descartaba esta posibilidad a partir de análisis genéticos.

No solo porque sea una revista científica, hay que hacerle caso…

China quiere aparentar que está en la recta final del control de su propia crisis del coronavirus y el gobierno del gigante asiático parece volver atrás hacia el origen de la epidemia y sus razones. No de forma oficial, por el momento, pero sí en boca de representantes oficiales apuntando a un origen estadounidense de la pandemia, que si apareció en Wuhan fue porque llegó allí a través de los Juegos Mundiales Militares, que se celebraron del 18 al 27 de octubre precisamente en esa ciudad. El primero en señalar la teoría fue el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Zhao Lijian a través de su cuenta de twitter —red social que, por cierto, no funciona en China—. Éste publicó un video de Robert Redfield, director de Control y la Prevención sanitaria en EE.UU, que declaró al Congreso de EE.UU el 11 de marzo que algunas muertes por gripe en EE.UU. antes del inicio de la crisis fueron identificadas más tarde como casos provocados por el coronavirus.

Zhao se preguntaba en su twitter por el paciente cero estadounidenses (sobre el que Redfield no da más datos), ni tampoco él mismo apoya sus informaciones con más pruebas que su propia deducción. Posteriormente otro portavoz del ministerio, Geng Shuang, señaló que había: «diversas opiniones sobre el origen de la enfermedad. Pero China las aborda desde una perspectiva científica». También se ha publicado en China que, durante estos Juegos, en los que participaron 9.603 deportistas militares, de 104 países, con 27 pruebas y 316 eventos, varios estadounidenses fueron hospitalizados por ‘una extraña neumonía’. El doctor Zhong Nanshan, jefe de la Comisión Nacional de Salud de China, que ha dirigido la lucha contra la enfermedad afirmó el 27 de febrero que: «la infección se detectó por primera vez en China, pero el virus puede no haberse originado en China».

No solo porque un gobierno lo diga, hay que hacerle caso…

Luc Montagnier es un científico que está acostumbrado a la polémica. Terminó enfrentado a la comunidad científica francesa y decidió «huir» de Francia para instalarse en China, en Shanghai, donde reside casi todo el año. Es conocido por defender la homeopatía, la teletransportación de ADN a través de ondas electromagnéticas, el tratamiento del autismo con antibióticos, la memoria del agua y el tratamiento del sida por medio de la alimentación. En 2017 apareció junto a Henri Joyeux, importante figura del movimiento antivacunas y conspirativo, denunciando la peligrosidad de la vacunación obligatoria y llegó a decir que supone un riesgo: «de envenenar gradualmente a la población».

En suma, ¿que es verdad?…

Es verdad que el virus puede infectar los linfocitos T (CD4), como el virus del sida. Ningún otro coronavirus es capaz de hacerlo. Solo el SARS-CoV-2. Surge de pronto un virus súper contagioso, bien adaptado al cuerpo humano, bastante resistente al ambiente, que infecta una amplia diversidad de células, tiene rasgos que lo hacen difícil de detectar y “de paso” infecta linfocitos T, que son células del sistema inmune diseñadas para ser muy resistentes a infecciones… vaya, que casualidad… tiene —hoy— una serie de semejanzas con los virus propios del murciélago a un 96,3 % y hay partes que no coinciden con el virus original, cosa que tampoco es extraña porque estos virus suelen ir mutando gracias a su alta contagiosidad en humanos y creando diversas cepas según la región geográfica en que se desarrollan.

También es verdad que hemos escuchado de todo respecto del Mercado de Wuhan y del laboratorio en la misma ciudad (que es uno de los pocos a nivel mundial que tiene nivel 4). La distancia entre ellos es de solo 277 metros, unos dos a tres minutos caminando. Sin embargo, el lugar donde habita la especie de murciélagos portadora del virus está a mas de 800 Km del Mercado, y en la fecha de aparición de la enfermedad… hibernan en cuevas. Por otra parte, en el Mercado de Wuhan no se vendían murciélagos; y una sopa de ellos o carne de pangolín solo podría contener virus muertos, ya sea por la temperatura de cocción o ácidos del estómago del comensal. Y dos artículos de la revista Lancet explican que la casuística de pacientes relacionados al Mercado de Wuhan; inicialmente es del 66 % para luego bajarlo al 49 % el resto, nada que ver con el Mercado, por lo tanto, no emerge necesariamente de allí. Entonces, ¿de donde sale?

Otra realidad es que ya en noviembre de 2015 la prestigiosa revista Nature se preguntaba sobre la utilidad de los “virus quimera” (alterados) que escandalizaba a muchos en la comunidad científica porque se preguntaban si realmente era necesario “jugar” con ellos y cambiar su genética por su altísima letalidad y el caos que podrían producir en caso de escaparse.

Y que científicos de alto nivel no excluyen, o al menos no tienen pruebas para apuntar a que no escapó de un laboratorio. Lo que no quiere decir que necesariamente haya escapado. Pero no hay pruebas. También hay un articulo en Lancet que apunta a un, ¡origen extraterrestre del virus! Hay que tomarlo todo con mucha precaución, de hecho, aún no se sabe a ciencia cierta el origen del VIH (virus del sida) y después de 52 años se discute si Lee Harvey Oswald mató en solitario a John F. Kennedy. Las cosas están bastante menos claras de lo que quisiéramos, por una parte, los «negacionistas» que dicen que NO a todo y por otra los «credulosistas» dicen SÍ y se tragan todo, apoyándose en una sola publicación o idea tomada de donde provenga para armar toda una teoría.

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Su creación es natural o artificial, su distribución puede ser natural, artificial o intencional; y con la información de que disponemos, estando Xi Jinping intentando hacer creer a los chinos que el virus lo llevaron a Wuhan unos deportistas gringos y Donald Trump intentando hacer creer a los americanos que el virus lo creó el laboratorio de Wuhan, y sabiendo que siempre habrá virólogos que trabajen para el mejor postor… nos inundan con desinformación. El caso cierto es que el virus apareció como un sospechoso y concreto fuego con muchos focos y que precisamente se iniciara en Wuhan puede sonar a coartada al existir allí el laboratorio.

El secretismo por parte de China y la intención de manipular la información por parte de Trump solo ayudan a ocultar la criminal negligencia de “alguien” (de no ser natural) que en nada ayuda a los familiares de las personas fallecidas… y por morir; y a toda la humanidad que merecemos la verdad, sea cual fuere.

Lo único importante, a estas alturas, es tener presente el principio de la «navaja de Ockham» y recordar que, en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la más probable. Si tiene cola, la mueve de contento cuando le dan un hueso, es peludo y ladra… de seguro, es un perro. Y cuidado con las represalias de EE. UU. contra China y viceversa. Roguemos no estar asistiendo al inicio de la Tercera Guerra Mundial sin que se haya hecho un solo disparo.

 

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Rodrigo Barra Villalón nació en Magallanes, zona austral de Chile, en 1965. Cirujano dentista titulado en la Universidad de Chile, ejerció durante algunos años para luego dedicarse a la actividad empresarial en un ámbito del que recién se comenzaba a hablar: Internet. La literatura siempre fue una pasión, pero se mantuvo inactiva por razones de fuerza mayor. Hasta que en 2018, alejado ya de temas comerciales, tomó la decisión de convertirla en un imperativo.

En ese año sometió su escritura al escrutinio de diversos editores, talleres y cursos; publicando su primer libro de cuentos y de crónicas políticas del período de la dictadura (1973-1991), Algo habrán hecho, en diciembre de esa temporada (Zuramerica, 2018), el cual obtuvo una positiva reacción por parte de la crítica especializada y del público lector. Luego vendría Fabulario (Zuramerica, 2019), una colección de 37 narraciones de ficción alegóricas y se encuentra trabajando en su primera novela, Un delicioso jardín. Es socio activo de Letras de Chile.

Asimismo es redactor estable del Diario Cine y Literatura.

 

Rodrigo Barra Villalón

 

 

Crédito de la imagen destacada: G 20 de Japón 2019.