Premio Nacional de Literatura 2020: Apuntes para una defensa de Hernán Miranda Casanova

El último gran poeta vivo de las letras chilenas, el continuador de esa disonancia barroca fundada por Nicanor Parra y Enrique Lihn Carrasco durante la segunda mitad del siglo XX, inscribió esta fría jornada —con el apoyo transversal de la sociedad académica, editorial y civil del país— su candidatura oficial a fin de adjudicarse el máximo galardón con el cual la institucionalidad del Estado homenajea a sus creadores de la palabra, en un galvano que el también periodista y profesor universitario se merece hace largo y bastante tiempo. A continuación, se publica un texto inédito que resalta y sitúa el verdadero lugar del multifacético artista capitalino, en el canon de la lírica local. [Nota de la Redacción]

Por Juan Cristóbal Romero

Publicado el 10.8.2020

¿Viste el último libro de Miranda?

        Así describe Bernardo Chandía el rumor subterráneo que se expandía con cada nueva publicación del poeta.

 

Floridor Pérez sobre el estilo del quillotano:

            Hay cierto desgano que pone el texto a resguardo de cualquier desborde emotivo.

 

Durante tres años Miranda no escribió nada y sintió náuseas por la literatura.

            Prefería los tratados sobre crianza de cerdos.

 

A los 9 años comenzó la escritura de una novela policial en una libreta de apuntes.

 

Pero llegó a la tercera hoja y le dolió la cabeza.

 

La poesía de Miranda según Hernán Lavín Cerda:

            Una sensibilidad singular.

 

Objetividad absoluta.

            Según José Ángel Cuevas.

 

Barba, bigote, pelo alborotado, ojos inquietos.

            El retrato del poeta según Amanda Puz.

 

Tuve la buena fortuna de no tener plata.

            Le dijo a la periodista de revista Paula.

 

Y no le pido plata a nadie.

            Se lee en Anna Pink.

 

Miranda parece tomar el bastón de relevo de manos de Nicanor Parra y Enrique Lihn para alcanzar otras metas.

            Dijo Virginia Vidal.

 

Yo estaba almorzando con mi familia. Debo haber tenido 5 o 6 años y se escuchó un intempestivo frenazo de un tren que para quienes vivían cerca de la estación era aviso de suicidio.

            El recuerdo que inspiró su poema “Doralisa”.

 

En la antipoesía es fácil pasar gatos por liebres, pero ello no sucede con la obra de Miranda.

            Dijo Emilio Oviedo en el Fortín Mapocho.

 

Uno no escribe, simplemente vive.

            Dijo Miranda.

 

Sus poemas parecen a ratos querer demostrar que la poesía no solo yace en los llamados temas eternos, sino que sobrevive también en las hormigas.

            Dijo Luis Enrique Délano.

 

Tienes derecho a convivir con los insectos.

 

En 1984 Hernán Miranda ingresó a una jaula del zoológico destinada a los monos, en representación del homo sapiens.

 

Un espejo de la realidad.

            Así explicó Nicanor Parra la performance a la prensa.

 

Un experimento sociológico.

            Espetó el poeta detrás de las rejas, al ser interrogado por el periodista Alipio Vera.

 

Un gringo se tomaba la cabeza y no podía explicarse que en este país se tuviera encerrado a un hombre.

 

Una señora me preguntó si yo vivía en esa jaula.

 

Hernán Miranda no deja que se le vea mucho.

            Dijo Chandía.

 

Está ahí, viendo rodar el mundo.

            Dijo Floridor.

 

Soy el que mira y toma nota.

 

Señor, ¿Puedo ofrecerle un maní?

            Le consultó un caballero.

 

Por supuesto.

            Fue la respuesta.

 

Anna Pink es la carta que faltaba en el Tarot.

            Dijo Marcela Morgheinstern en Rocinante.

 

Una vez fue a visitarme, pero recuerdo que hablamos poco.

            Dijo Luis Enrique Délano.

 

Sus colegas lo divisan de vez en cuando, siempre en última fila.

            Dijo Chandía.

            Quien también dijo:

            Miranda es un poeta cable a tierra.

 

Nunca he trabajado en el campo, pero sé mucho de agricultura, de lechugas, de plantar almácigos.

            Lo aprendí en los libros.

 

Hasta chistes de Condorito he escrito.

 

Un sentido finísimo de humor, por una vía poco frecuente: la de algo parecido al nonsense.

            Sugirió Floridor Pérez.

 

¿Quién será el que niegue que pelando una manzana se va una parte sustancial de la vida?

 

Estoy trabajando, por favor no interrumpir.

            Solo puede entrar Hernán Miranda.

            Decía un letrero colgado en la puerta de la oficina de Enrique Lihn.

 

Una vez tenía una angustia espantosa y pesqué un manual de relojería y lo leí con fruición.

            Me pareció un best seller.

 

Yo les digo a mis alumnos que me consideren el resultado de tres factores interrelacionados:

            La educación sistemática.

            La actividad literaria.

            La experiencia política.

 

¡Mamá, mamá, mira! ¡Un humano!

            Exclamó un niño en el zoológico.

 

La gran contradicción de la poesía es que el poeta escribe solo en su cuarto pero a su vez tiene una necesidad de comunicarse con todos.

            Advirtió Miranda.

 

En este viaje vamos todos o no va nadie.

 

Hernán Miranda es toda una época.

            Dijo Ignacio Rodríguez.

 

Nos ha ayudado a no desfallecer.

            Confesó Chandía.

 

A sentirnos menos solos.

 

***

Juan Cristóbal Romero Buccicardi (Santiago de Chile, 1974) es un poeta chileno, cuya obra ha sido reconocida con importantes galardones como el Premio Municipal de Literatura de Santiago (2009) y el Premio Pablo Neruda (2013). También estudió ingeniería civil en la Pontificia Universidad Católica de Chile y posteriormente hizo una maestría en administración pública en la Universidad de Harvard, Estados Unidos.

 

Lectura final de la candidatura al Premio Nacional de Literatura 2020 de Hernán Miranda Casanova

 

 

Juan Cristóbal Romero

 

 

Imagen destacada: Hernán Miranda Casanova.