Rodrigo Lira, un poeta rebelde

Una leyenda para los jóvenes chilenos lectores de poesía de fines de los ’90 y de principios de siglo, la figura de este discutido artista nacional, regresa volando como diría Pablo Neruda, a raíz de la reciente biografía dedicada a él, que ha escrito el periodista Roberto Careaga para la editorial de la Universidad Diego Portales. Acá, una invitación para descubrir su alma y su legado.

Por Ignacio Cruz Sánchez

Publicado el 21.11.2017

Me encuentro ante la gran tarea de referirme al poeta Rodrigo Lira y a su obra literaria.

Este poeta cuenta con una obra  potente y peculiar, además de un lenguaje directo, mordaz y descarnado. Su forma de expresarse  es original y no se rige por los cánones tradicionales,  lo que sorprende y desconcierta a sus lectores.

Lira, escritor desbordante de pasiones y de gran mundo interior, logra un trabajo poético digno de atención.

Expondré brevemente  algunas referencias sobre su vida, importantes para adentrarse en su obra poética:

Nació el 26 de diciembre de 1949, y murió el 26 de diciembre de 1981, a los 32 años de edad. Vivió en Santiago de Chile. Hombre culto, realizó estudios superiores en varias carreras, como psicología, filosofía y linguística. Lector asiduo de la literatura clásica y contemporánea. Obtuvo variedad de premios literarios.

Se le diagnostica esquizofrenia el año 1971.

En 1981 se suicida, a los 32 años de edad.

Su obra se encuentra llena de contenido vital, rebeldía, enfermedad y sufrimiento. Las circunstancias que rodearon su vida y su muerte nos hacen sentir a este autor de una manera especial, por lo que sus escritos toman especial significado.

En su “Proyecto de Obras Completas”, Lira entrega una imagen bastante clara de sí mismo, de su pensamiento y de su forma de manejar el arte de la palabra.

Este autor valoraba su obra, o más bien la quería. En un fragmento de la carta que dejó a sus padres antes de morir, dice: “Con respecto a mis textos y manuscritos, no sé si se podrá hacer algo. Durante mucho tiempo les tuve mucho cariño y les atribuí importancia. Ahora las cosas han cambiado, pero de todas maneras sentiría que se destruyeran así no más”.

En adelante, daré la palabra al autor, para que se presente a través de su obra, exponiendo sus intereses, ideas, preocupaciones y fantasmas.

 

RODRIGO LIRA: SU ENFOQUE POÉTICO

Dejemos que Lira presente su poesía:

“Porque lo que yo escribo, los textos como o casi como éste, no son poemas a no ser que poema no se escriba sólo con /p de profundo con /p de prístino, de puro, de plateado pétalo a no ser que poema se escriba también con /p de puta (…) con /p/ de Patada en el Poto o en el Plexo solar o de palmadita en la mejilla del amigo o en el trasero de la chica coqueta o de Paletada de Sepulturero”. (p 63)

Él busca impactar con su forma de expresarse, despojando a la poesía del carácter sagrado y solemne que tradicionalmente ha tenido. Forja un estilo transgresor,  más radical que su predecesor, Nicanor Parra.

En cuanto a su particular forma de escribir, comenta:

“He advertido no ser un poeta y proclamo en fin que si bien una calvicie apunta ya en mi cráneo. Tengo pelos de sobra en las axilas y en el pubis y en la cara y en el pecho y alrededor del ombligo. (…) Pero advierto si que no tengo pelos en la lengua”. (Pág. 67)

Para profundizar en su concepto sobre la poesía, Lira cita el conocido antipoema “La montaña rusa”, en el que Nicanor Parra compara su forma de escribir con una montaña rusa, de modo que el que sube podría bajar  “echando sangre por boca y narices”.

Rodrigo Lira fue seguidor de la tendencia rupturista que impulsó Parra, pero la llevó a un extremo.

El objetivo de Parra, y posteriormente de Lira, fue desacralizar la poesía, haciéndola más accesible al lector común, usando un lenguaje más simple, directo y accesible, arriesgando herir la sensibilidad de los lectores, pero sin perder  la intención  de  crear arte con la palabra.

Para completar lo ya declarado, refiriéndose  a este nuevo estilo de escribir, Lira enfatiza en su forma de expresión, nada rimbombante, más bien simple, directa y profunda, además de aguda y punzante:

“… La poesía joven experimenta un boom asombroso, abrumador (…) y el que nunca había escrito más que copias, apuntes, torpedos y uno que otro cuadro sinóptico aquel que en cuanto a expresión personal se había limitado a replicar grafitis en los urinarios e inodoros, como que comienza a producir cosas, textos: llamemos “poemas” a esas cosas , a esos textos…” (pág. 107)

 

RODRIGO LIRA: SU TEMÁTICA

El poeta se muestra en sus versos, abriéndose sin reservas. Sobre sí mismo aclara:

“Las musas no me han bendecido con una pobreza solemne (…). han dispuesto que mis bienamados padres se hagan un deber el mantenerme a un nivel modesto, decente y adecuado dentro de las posibilidades de sus nada exorbitantes jubilaciones. de modo que no soy un poeta pobre aunque a veces ande por ahí mirando comida, con hambre y sin plata”. (pág. 63)

Refiriéndose a su soledad, Lira comenta:

¿Diré que Afrodita me tiene mala barra o que ofrezco fácil blanco a Cupido o que a este último engendro se le acaban las flechas conmigo”.

Y se pregunta:

¿O diré que tatita Dio me deparó la soledad…” (pág. 61)

En su escrito: “Con suma urgencia”,  clama por una mujer:

“Para todo servicio, se necesita niña de mano (…) de sexo femenino (…) la chica niña tipa perica paloma galla o mujer (…) entre los veinte y los treinta (…) hoja en blanco o escrita”. (pág. 23)

Y agrega:

“Se ofrece: tiempo y paciencia, alma, corazón y vida, disposición a contraer matrimonio” . (pág. 24)

Deja ver su postura ante la vida, como un destinado a vivir, al que no han consultado si desea estar en este mundo. Percibe su realidad como una condena inevitable de la que no puede escapar, y de la que no puede cambiar nada:

 “Y ya que aquí residimos, es porque aquí hemos sido paridos sin haberlo elegido de antemano (…). Si se puede optar por abandonar esta residencia aunque sea por un ratito (…). Cada uno de nosotros vive sobrevive subvive a su manera y aunque no vivas como quieras (…), aquí resides”. (pág. 51)

Insistiendo en la idea del destino, Lira compara su vida con Segismundo, protagonista  de la obra “La vida es sueño” de Pedro Calderón de la Barca:

Segismundo se encuentra atrapado por la vida, predestinado a la prisión en la que está recluído, lamentándose de su destino, al que no puede eludir. Quizá Lira se sienta también envuelto, prisionero por su vida y sus circunstancias,  sin posibilidades de echar pie atrás.

En otro texto el poeta deja ver su sentir vital de manera estremecedora:

“…considerando la permanencia de las carencias y las ansiedades que se perpetran cotidianamente (…), cabe la posibilidad de que eso fuese: alejarse de la acción(…) , irse despacio a ninguna parte, pues no hay donde irse pero hay que irse (…).
Habría que morirse de hambre, pienso secarse en una esquina poco frecuentada o en un sótano oscuro, digo yo porque las torres Santa María podrán ser los edificios más altos de Chile pero haga usted la prueba de subir (…) y llegue lo más arriba que pueda, hasta la terraza si es posible actúe hacia arriba para después tirarse y no hacer nada”. (pág. 43)

Y agrega:

“Confieso, eso sí, que a veces tengo que agarrarme los sesos a dos manos (…), y se acumula el vapor a presión en mi cabeza (…). y que otras veces el mundo pierde color (…)
Y uno se va a morir esperando llegar a alguna parte dos pasos atrás por uno pa delante viéndolo todo gris, sin sentirse dichoso ni feliz”.

Y sentencia, lleno de soledad:

¿Qué mujer se va a meter con un volado? (pág. 53)

 Da el tiro de gracia, refiriéndose a su angustia existencial, al igual que muchos célebres:

“… es posible verme por ahí dándome estrellones contra los postes de la realidad (…), pero no hay nadie a mi lado con quien se pueda caminar hacia el horizonte (…). como careciendo de caricias aparece la ansiedad, stress, para los entendidos (…) mientras la mencionada ansiedad está siempre al borde de transformarse en angustia (…), de manera que hay que cercar a la ansiedad o litizarla (?) con ANSIOLÍTICOS”. (pág. 60)

Lira es mucho más todavía, lo que se entiende tomando la tarea de leer sus versos. Quise mostrarles algunos aspectos básicos de su poética y de su obra. En su producción poética  muestra su complejo ser interior  y su concepción de mundo, en un lenguaje siempre novedoso, crítico e incisivo.

Un poeta que no deja indiferente. Su sinceridad y su estilo golpean, impactan, impresionan. En su obra se refleja la vida. Su vida, la vida de todos.

 

El volumen de las obras completas del poeta por Editorial Universitaria, en 2001