«Tree-D (Árbol muerto)»: Raíces re-veladas

La obra del escritor chileno Alán Muñoz Olivares (en la imagen destacada) es un poemario compuesto por tres «revelaciones» donde los bordes de la palabra se exponen en una multiplicidad de versos que buscan una realidad poética propia, junto con interpretar fragmentos canónicos que van desde autores como Tristán Tzara, Baudelaire o Roy Barty, hasta Bob Dylan, Theiron, y Summo a fin de ampliar su registro.

Por Jorge Cocio Sepúlveda

Publicado el 11.5.2019

“Y se fue el tiempo y el espacio se fue”.
Anna Ajmátova

En pleno portal de invierno el árbol cambia de estado, porque el otoño ya pasó y se adentra a otro momento. Donde el calor del sol apenas es visible y sólo puede quedar inerme ante todo, esperando el regreso de la primavera. Y bueno, a través de esta simple imagen quiero ilustrar como del mismo modo en que un árbol espera pacientemente, el escritor aprende a invernar palabras hasta la estación adecuada que pueden dar forma a un libro como Tree-D (Árbol muerto).

 Tree-D (Árbol muerto) (2014) es el título de la obra de Alán Muñoz Olivares (Talcahuano, 1977). Un poemario compuesto por tres re-velaciones donde los bordes de la palabra se exponen en una multiplicidad de versos que buscan una realidad poética propia; junto con reinterpretar fragmentos que van desde Tristán Tzara, Baudelaire o Roy Barty; como Bob Dylan, Theiron, Summo para ampliar su registro.

De esta forma encontramos en cada una de las re-velaciones distintos textos que van poco a poco desmenuzando las intenciones del autor como en el preámbulo 3d para crónica revelada que dice: «Las 3 dimensiones son los sueños húmedos de la poesía proscrita / Las 3 son el negativo de las revelaciones». Donde el poeta presenta esta multiplicidad que en toda la obra va a estar presente; pasado, presente, futuro haciendo uso de referencias artísticas.

Luego en la primera re-velación un texto como Ángeles distorsionados, donde expresa: «Ángeles distorsionados para este paisaje de postal/ en el centro mismo donde se deja caer la espuma». Donde la imagen del ángel, el vuelo y la caída se hacen presentes como el punto de conexión entre el mundo de lo sensible y el mundo de las ideas que buscan su contemplación, pero también puede interpretarse como la necesidad de trascender sobre el día a día con la poesía.

Mientras que en la segunda re-velación encontramos poemas donde la creación, ensoñación y nostalgia se entremezclan en textos como Detalla el escribiente, en versos como: «Entonces, / nosotros éramos un libro abierto / en el que se leía desde todas partes: /…entonces nosotros / éramos un sueño». O en el caso de El fin de toda convicción donde leemos: «Nosotros, signos de agua, / viajamos al imperio de las ideas./ Nosotros, esclavos románticos, / pútridos y escandalosos, viajamos / en la máquina del tiempo/ hacia no sabemos qué estado de la conciencia».

Y por último la tercera re-velación presentada como un cuento que va construyendo una historia de reinos manifestado en Siempre tengo nada que decir y a veces me contradigo, donde escribe: «Tengo un cuento del destino lleno con tu nombre / y no sé si es producto del cansancio que guardo escondido/ de altas horas de la noche/ o la tentación de inventar algo como excusa». Y que continúa desarrollándose como en La histórica relación del rey con versos como: «Entonces, emigré a tierras lejanas/ para teñirme de colores y sabiduría, / hice el amor de los pobres convirtiéndome/ en el único capaz de amarse tanto hasta el exterminio».

¿Pero hacia dónde nos lleva esta obra?, ¿qué hay en el fondo de sus poemas? Ante estas preguntas podemos interpretar haciendo uso de la imagen del árbol como aquello que une dos mundos (tierra y cielo, cuerpo e ideas), al igual que representa la base de lo natural por sobre una construcción artificial. Y así con el conjunto de los textos el autor busca en el lector conectar lo poético con lo real, el consciente e inconsciente al hacer uso de sus constantes citas y desvelando en cada página la existencia.

Mientras que incluir el acto de relatar, al igual que el de la descripción poética dentro de la obra nos entrega una manera más íntima de conectarnos con las metáforas e imágenes para hacernos cómplices de un relato universal donde el amor, miedos, recuerdos y el sentido salir de la oscuridad son transversales en todo este proyecto literario.

De esta forma Tree-D (Árbol muerto) es una obra donde la escritura espontánea y la búsqueda del tiempo recordado hacen su presencia para relatarnos una historia sobre quienes crean nuevas realidades y viven de su nostalgia. Porque: ¿hacia dónde podríamos llegar actualmente con todas las raíces que propone este árbol? Para mí es difícil responder cuando vivimos de los restos de las raíces muertas. Aunque puede que en algún momento vuelvan a crecer, porque nunca llueve eternamente.

 

Jorge Cocio Sepúlveda es licenciado en filosofía de la Universidad de Concepción (Chile), y además es músico y escritor. Ha desarrollado un proyecto musical concretado en tres discos: Nada es eterno (2009), Preludio de invierno (2010) y Frío verano (2017). Asimismo, ha editado dos plaquettes de poesía: Noche primitiva (2013) y Continente (2017).

 

«Tree-D (Árbol muerto)», de Alan Muñoz Olivares (Ediciones Askasis, Talcahuano, 2014)

 

 

Jorge Cocio Sepúlveda

 

 

Imagen destacada: El poeta chileno Alan Muñoz Olivares.