[Columna] «Asesinato en la catedral»: El martirio de Monseñor Romero en San Salvador

A partir de la lectura de la obra teatral del poeta y Nobel de Literatura estadounidense T.S. Eliot (y la cual data de 1935), resurgen en mi memoria los sangrientos hechos políticos, sociales y religiosos que sacudieron a mi patria centroamericana a comienzos de la década de 1980.

Por Sergio Inestrosa

Publicado el 19.10.2021

T.S. Eliot (1888-1965) es ampliamente conocido en el mundo literario, pero no sé si Asesinato en la catedral sea un texto muy conocido entre los lectores hispanos, de modo que me atrevo a sugerirle su lectura de esta muy breve obra, de apenas 88 páginas en su versión original en inglés.

La obra de teatro se enfoca en el asesinato en la propia catedral del prelado Tomás Becket, arzobispo de Canterbury, la noche de navidad del año 1170 por orden del rey, por no querer someterse a las Constituciones de Clarendon. Se trata de un asesinato político enmarcado en el conflicto entre Enrique II y su ex canciller, Tomás de Becket.

Este hecho histórico a mí me sigue dando muchas vueltas pues se parece a un asesinato ocurrido en 1980 en San Salvador donde fue martirizado Monseñor Óscar Arnulfo Romero.

 

El asesinato de Monseñor Óscar Romero en 1980

 

La tensión de la sangre

El texto, está narrado con la más pura forma de Eliot, con una emoción que se desprende de las palabras, con cierta grandeza, por el testimonio del arzobispo, por las lamentaciones del coro, e incluso por la defensa de sí mismos que hacen los asesinos frente a los feligreses y por extensión frente a nosotros la audiencia o los lectores.

El ritmo de la narración es, como conviene a este tipo de evento, lento, lo cual permite alargar la tensión del momento que sabemos que va a llegar, de un instante a otro.

La obra de Eliot se nos presenta como un texto que rescata la dignidad de las personas, pero sobre todo el poder de la libertad de los individuos frente al poder político, en este caso al poder del rey, en el caso de Monseñor Romero, frente a las potestades fácticas de los militares y de la oligarquía salvadoreña.

El mismo Eliot nos avisa que la obra fue representada por primera vez en en el Festival Anual de Canterbury en 1935.

La crítica afirma que el poeta T.S. Eliot se basó en gran medida en un escrito del clérigo Edward Grim que fue testigo del asesinato.

La parte que me parece más sublime del texto es el “Interludio” en el cual Eliot nos ofrece las reflexiones morales del obispo respecto al martirio.

Además, el coro —en la forma del teatro griego—, nos entrega el sentir de la gente y obtenemos a través de esas voces el desamparo al cual quedarán sometidos una vez que el prelado desaparezca de la faz de la Tierra.

No perdamos de vista que la obra fue escrita en el contexto del crecimiento del fascismo en Europa central, con todo lo que ello supuso para el mundo de aquella época y para el futuro no solo del Viejo Continente sino de toda la humanidad.

Ahora bien, estoy tentado en intentar hacer un texto parecido al de Eliot y rescatar la figura de Monseñor Romero, quien al igual que el arzobispo Becket fue también llevado a los altares por el Vaticano. Solo el tiempo dirá si soy capaz de hacerlo, y ya lo sabrán ustedes los lectores.

Ojalá, que como consuelo, se animen a leer este breve texto, que es de una belleza sublime, como casi todo lo que nos dejó T.S. Eliot.

 

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Sergio Inestrosa (San Salvador, 1957) es escritor y profesor de español y de asuntos latinoamericanos en el Endicott College, Beverly, de Massachusetts, Estados Unidos, además de redactor permanente y miembro del comité editorial del Diario Cine y Literatura.

 

Sergio Inestrosa

 

 

Imagen destacada: T. S. Eliot (1888 – 1965).