[Crítica] «Conspiración divina»: La religión como campo de batalla

Premiado en el Festival de Cannes 2022, a causa de los logros dramáticos de su guion, el filme del realizador sueco de origen egipcio  Tarik Saleh —un profundo thriller de temática social, política y antropológica— tuvo su estreno en Chile en la tradicional muestra audiovisual ofrecida por la Municipalidad de Las Condes en el Parque Araucano, hace tan solo un par de semanas.

Por Cristián Uribe Moreno

Publicado el 2.2.2024

En el contexto del reciente Festival de Cine de Las Condes correspondiente a este año 2024 se exhibió el largometraje de ficción Conspiración divina (Boy from Heaven, 2022), del director sueco de origen egipcio, Tarik Saleh.

Realizador de cine y televisión, quien ganó cierta notoriedad con su filme Crimen en el Cairo (2017), producción que tiene más de un punto en común con Conspiración divina. De esto, se puede decir que el director está configurando un sello personal y una temática específica a una obra que está en progreso.

La trama del filme gira en torno a Adam (Tawfeek Barhom), hijo mayor de un humilde pescador, que logra ingresar, gracias a una beca, en la prestigiosa universidad de Al-Azhar de El Cairo, centro de estudios religiosos del islam.

Así, el primer día en que empiezan las clases, el Gran Imán, líder y director de la institución religiosa, muere inesperadamente. Y esto provocará que distintas facciones de la religión islámica comiencen a disputarse el sitial vacante.

Sin proponérselo, Adam se encontrará en medio de una lucha de poder entre las elites religiosas y políticas del país, luego de que uno de los estudiantes con los cuales mantenía cierta cercanía, es asesinado dentro de la mezquita.

El desarrollo de la historia discurre entre dos focos. Por un lado, la sucesión del Imán, que está en el centro de la trama política y religiosa pues tres líderes distintos quieren llegar a dirigir la mezquita. Guiado por el coronel Ibrahim (Fares Fares), Adam se mueve de manera hábil con el fin de influir en la votación que se llevará a cabo para elegir al nuevo líder espiritual.

Y, por otro lado, el misterio de descubrir quién es el criminal que cometió los asesinatos en contra de los estudiantes, vuelve a ratos al filme un rompecabezas policial, con reminiscencias de cine negro. En este caso, el coronel Ibrahim será el detective que deberá descubrir al homicida que hay en el sagrado sitio.

 

Aproximarse a una realidad desconocida

Adam cargará en sus hombros un destino que no pidió pero que en el desarrollo de la historia lo mostrará con una capacidad innata para moverse en toda la oscura trama que se despliega. Como el título en inglés lo alude, parece un enviado del cielo, un elegido.

E Ibrahim, se muestra como un mentor, un tanto oscuro, que pese a su moral dudosa, logra poner una línea ética entre tantas traiciones y conspiraciones, de las cuales en algún momento, él también es afectado.

La película destaca las imágenes de la arquitectura y simetría de la construcción, donde la oración es el centro de la vida de los estudiantes. Estética que se relacionan con la religiosidad del Islam y cuya representación más bella es un plano donde los mejores estudiantes recitan ante la multitud.

Situación que contrasta con el caos, desorden y bullicio que se aprecia cuando se muestra la ciudad. O los lugares cerrados y escondidos donde se realizan reuniones en que se determinan los destinos del país o de la religión.

Conspiración divina ha sido criticada por una supuesta falta de ritmo y su tardanza en llegar a lo medular. Así como se ha dicho que tiene una interesante línea cuando se desarrollan las charlas sobre el mundo árabe y su lugar en el mundo hoy. Pero esa hebra dramática el filme no lo desarrolla.

Sí se puede ver, empero, el derrotero del héroe en la actuación de Adam que vence los obstáculos y que de algún modo se erige como un bendecido pues sabe actuar en los momentos más álgidos de la historia.

Con todo, Conspiración divina es una muy buena ventana para aproximarse a una realidad que en este lado del mundo es un tanto ajena. La proximidad del director de origen egipcio Tarik Saleh con el mundo occidental da una realización bastante particular.

Así, la narración gira en torno a moldes cinematográficos muy reconocibles, pero hay un halo cultural asociado al universo árabe, misterioso y desconocido, que a ratos se toma el relato. El resultado es una gran síntesis artística que da cuenta de visiones de distinta naturaleza que no suelen compartir espacios.

 

 

 

 

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Cristián Uribe Moreno (Santiago, 1971) estudió en el Instituto Nacional General José Miguel Carrera, y es licenciado en literatura hispánica y magíster en estudios latinoamericanos de la Universidad de Chile.

También es profesor en educación media de lenguaje y comunicación, titulado en la Universidad Andrés Bello.

Aficionado a la literatura y al cine, y poeta ocasional, publicó el libro Versos y yerros (Ediciones Luna de Sangre, 2016).

 

 

 

 

Tráiler:

 

 

 

Cristián Uribe Moreno

 

 

Imagen destacada: Conspiración divina (2022).