El nuevo libro del infatigable poeta nacional Luis Cruz-Villalobos acaba de ser presentado en la Universidad de Talca, en el contexto de la conmemoración por los 50 años del Golpe de Estado en Chile, ocurrido durante el ya mítico y literario día martes 11 de septiembre de 1973.
Por Ángela Gentile
Publicado el 22.9.2023
¿Cómo iba a seguir la vida sin poesía?
Nada pasa en silencio en este poemario. En el concepto de creación está la identidad. A primera lectura el libro abre las puertas del Hades: Ante sus voces quebradas/ Ante su pregunta breve/ Sencillamente abismal. El hiperrealismo de esas vidas parece descontextualizarnos y sumergirnos como lectores en una transfiguración de la realidad.
En todo el trayecto tropezamos con la poesía: Quería que todos me escucharan/ Que mi grito llegara al Cristo/ Que estaba en el cerro. En esos topos simbólicos y utópicos, los que no podían soñar podían soñar las alturas. El poeta Hölderlin solía repetir que los griegos poseían la particularidad de entregar a la naturaleza la esencia de saberse libres.
Los poemas aún en el horror son respiración para los sufrientes: Esas noches hay que sacarlas a luz /Hay que vociferarlas en plena calle. Todo pensamiento se convierte en poema:
El poeta se retira
 Su oficio se ha hecho precario
 Ante sufrimientos tan inexpresables
 Pero que allí están
 Y se han abierto
 Se han comenzado a contar por las calles
 Y eso los libera
 Los deja cantar su elegía
 Que cambia el caos en mundo.
 Feroz e inaudito
 Pero mundo al fin
 Que no debe jamás volver a vivirse.
El horror concentrado en la historia
La palabra labra espacios como el campesino los surcos. El poeta da lugar a su antecesor, aquel aedo que transmitía las noticias y por ello no se retira. De este modo las calles, los bulevares, los bosques, los rincones y los puertos irán tomando conciencia de lo acontecido en los cuatros puntos cardinales:
Del sur al norte
 Han quedado las huellas
 Memoria hecha roca
 Hecha acero
 Para no olvidar.
La poética del dolor subyace. Las vidas que alguna vez pudieron ser, son impulsadas a la nada:
Los menores cantan
 Desde sus rotas palmas
 Desde su sangrante piel
 Y luego callan
 Para siempre
 Pero no todas sus voces.
No todos silenciarán dice el poeta porque aún en el horror los niños cantan para diluir la oscuridad. Las palabras sostendrán la verdad, los poemas se harán visibles:
La historia escribirá su nombre muerto
 En la arena de las playas de los niños
 Y estos pasarán corriendo y jugando
 Por ellas borrándolo para siempre.
Entonces:
El poema es una pequeña llama
 Que puede hacer arder un bosque
 Una ciudad
 Un continente
 De injusticias.
¿Cómo puede seguir la vida?
Nombrando con dolor lo innombrable. Teniendo la poesía como heroína que atraviesa el tiempo. En definitiva, el tono sostenido reúne la memoria en este poemario y cohabita el silencio con el cual se desarrollaron los hechos. Es entonces que, la gradualidad del horror concentrada en la historia, es hoy la voz hablante, es el poema.
*Para acceso libre y descarga del libro en formato digital puede acceder al siguiente link. Para su adquisición en versión impresa puede solicitarlo aquí.
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Ángela Gentile nació en Berisso, Argentina, y es profesora de lengua y literatura española e italiana. Becaria Universidad de la Perugia, también integró el Centro de Estudios Italianos (UNLP), y es Premio Nacional de Literatura de La Nación para el bienal 1985 – 1987.

«Damnatio memoriae», de Luis Cruz-Villalobos (Notebook Poiesis, 2023)

Ángela Gentile
Imagen destacada: NoteBook Poeiesis.
