[Ensayo] «El agente topo» y «Nomadland»: Una comparación ética y artística necesaria

Tanto el filme de la directora chilena Maite Alberdi como la obra de la realizadora estadounidense Chloé Zhao, se encuentran nominados para los próximos premios Oscar 2021, pero en distintos géneros de competencia, aunque ambas creadoras mezclen la realidad de seres de carne y hueso, con las ansias propias de personajes de fantasía. Mientras el largometraje de la cineasta nacional busca la estatuilla al mejor documental, el título de la audiovisualista de origen chino persigue el máximo galardón destinado a las películas dramáticas.

Por Aníbal Ricci Anduaga

Publicado el 17.3.2021

La película de Chloé Zhao contiene una profunda reflexión, no tanto contra el sistema capitalista estadounidense, sino que desnuda el alma del ser humano, de qué estamos hechos, no es una visión del desamparo de estos nómades que viven a bordo de sus caravanas, es en definitiva un canto a la libertad, ese abrazar el lado eterno que poseemos en nuestras almas, esa búsqueda de la fibra de estos supervivientes que aprendieron a conocerse a sí mismos y a valerse por lo que poseen en su interior.

Los diálogos equilibran muy bien el peso de las imágenes y de la música hipnótica de piano con tintes de violín. Fern (Frances McDormand) es una mujer que trabajó en Empire, empresa minera que luego de la crisis subprime tuvo que cerrar sus puertas y dejar en la calle a empleados que se hospedaban en las casas de la compañía.

Retrata un estilo de vida que desaparece, el mercado y la recesión económica hacen que todo se vuelva menos humano.

 

«Nomadland»: un largometraje «híbrido»

Pero no nos engañemos. La película que mezcla ficción con historias de verdaderos nómades no pretende enarbolar banderas de denuncia contra un sistema injusto, simplemente lo insinúa a la pasada, dando a entender que algunos adoptaron esa vida errante por necesidad, pero otros la abrazaron con su alma.

Estos seres humanos recorren las venas de los Estados Unidos y sus encuentros fortuitos nunca son un adiós definitivo, siempre recuerdan a los que ya partieron, debido a que su viaje recién está comenzando.

Chloé Zhao no está haciendo una denuncia del sistema capitalista, está apelando a algo de verdad profundo, habla del despojo necesario a bienes materiales, para viajar ligero de equipaje, para conquistar esa libertad esquiva, ganada con el esfuerzo personal y no impuesta por otros, buscando generar “recuerdos propios” y gozar del silencio interior.

La estrategia de la directora es valerse de una propuesta documental para retratar la vida de estos nómades, e inserta un par de profesionales de la manera menos invasiva, nunca estos actores influyen en las decisiones de la gente que los acompaña en este viaje.

Es tan honesta la propuesta que el espectador se involucra con ellos, pero no siente pena por su pasar, acaso envidia por haberse atrevido a vivir sin ataduras.

La directora nos muestra como la naturaleza renace cada día, con nuevos brotes de cactus, el paraje desértico muestra su esplendor. Fern ha conducido desde Arizona y vuelve a Nevada a revisitar las instalaciones abandonadas de Empire, la antigua casa, plano fijo, ella incorporándose al encuadre desde una modesta esquina, recorriendo las distintas habitaciones.

De pronto vislumbra la ventana, el paisaje. Tras cruzar el umbral se suceden planos fijos. Adentro había polvo y silencio, afuera la inmensidad de la naturaleza, la libertad, el cielo se toma el encuadre, cada vez hay más aire y el furgón se interna en ese otro silencio.

La vocación documental, de retratar fielmente a estos seres humanos, no impide que la cinta se interne por ámbitos espirituales, es como si toda esa cotidianidad hablara de sobrevivencia, de consumir lo justo y mantenerse en equilibrio con el medio ambiente. La cercanía con la experiencia de la muerte, los hace vivir a concho cada día, como un regalo.

No es necesario parlotear, ni festinar todo el día, se dan cuenta de que el tiempo se expande, aunque sea finito, y que la solidaridad con el prójimo es un presente entre ellos, pequeños gestos que marcan la diferencia entre morir o estar vivos.

 

«Nomadland» (2020)

 

El engaño audiovisual de Maite Alberdi

Hay un documental chileno que también se adentra en los últimos años de vida. Se trata de la realidad al interior de un asilo de ancianos, donde la directora (Maite Alberdi) introduce a El agente topo (2020), un espía bonachón que se encarga de sacar el lado amable de las ancianitas.

Hay un foco más centrado en las miserias que soportan y la tesis de este supuesto documental concluye que estos ancianos están solos, con imágenes sensibleras, destinadas a enternecer al espectador.

Cuando se duda de la calidad de un documental, sobre todo nos referimos a la credibilidad de la propuesta, a la honestidad con que el director aborda una problemática en particular.

Chloé Zhao da cuenta de la realidad que expone mediante un profundo respeto a esos nómades, no lo invade, no los predispone y por ello sus entrevistas resultan genuinas.

Maite Alberdi, en cambio, pide consentimiento a los ancianos y sus familias, pero luego los engaña al no contarles de la verdadera identidad de su personaje (¡ojo, este documental tiene un personaje principal!), un adulto mayor que media en el actuar de los ancianos y les saca lo que la directora quiere expresar.

Al retratar un asilo de ancianos ABC1, digamos de familiares pudientes, la directora no está dando cuenta de la realidad de los asilos chilenos, sino la de aquellas familias que pueden costear un canon de mil dólares mensuales, esto es, cinco veces el valor de una pensión solidaria y casi el doble del salario promedio del país.

Este diario digital debe tener colaboradores muy pobres, debido a que sus abuelos fueron atendidos en hogares de ancianos de Ñuñoa o de Macul, comunas en que las condiciones no eran las que retrata la directora.

En ellos faltaba la calefacción y había que estar encima de las personas que atienden porque a nuestros familiares les salían escaras. Solamente había un comedor como espacio común (ni soñar con una capilla) y las áreas verdes eran muy reducidas.

El corte del documental, entonces, resulta manipulador, sensiblero y en el último tercio incluso melodramático, alejándose del enfoque documental. La tesis no desentraña misterio: las familias por lo general internan a sus padres de avanzada edad debido a que la convivencia con ellos se vuelve agotadora y la vida de esos hijos debe seguir bregando con sus propios hijos.

Puede ser cruel, pero esa es la razón: terceros se hacen cargo de los cuidados y no es poco común que estos familiares apenas puedan visitarlos un par de veces a la semana, ergo, esos abuelitos van quedando solos y en algunas familias su situación se torna dramática.

La visión de Maite Alberdi es conservadora, muy a tono con el actuar paternalista con que las élites en Chile tratan no sólo a los pobres, sino también a sus trabajadores.

En el documental apenas se insinúa que hay una abuela poeta, el foco se centra en su soledad, no en darles herramientas para afrontar esos días, ninguna mención a educarlos o llevarlos a pasear, solamente subrayar que están solos y que son objeto de conmiseración.

Esa visión asistencialista hace que el documental vuele a muy baja altura. Nosotros (la sociedad) debemos amparar a estos pobres abuelitos, ayudarlos a pasar sus últimos días.

 

«El agente topo» (2020)

 

En la honestidad está la diferencia

En el documental de Chloé Zhao, los ancianos se hacen cargo de sí mismos, cuando les llega el turno de partir, remontan el río para divisar por última vez un acantilado con crías de golondrinas, la vida abriéndose paso, su despedida con las piedras arrojadas al fuego es un ritual que se afronta con entereza, no es un lugar para llorar las miserias. Por eso, la vida cobra sentido, es un rito de paso y no el lugar donde van a morir los elefantes.

Fern continúa el recorrido y la música retorna, con esas notas de piano y de violín, no hay apuro en este viaje, «nos vemos en el camino», mientras prefieren la soledad (ojo, estas personas anhelan la soledad, no la rehúyen) y renuncian a la vida con otro compañero amable y compasivo, porque entienden que ese sexo, esa otra casa, ese quedarse atada a unos muebles tiene un precio demasiado alto.

La mujer ha dejado atrás recuerdos dolorosos (la muerte de su marido) y conduce en busca de recuerdos nuevos. El espectador se ubica en su propia habitación, deja de lado esta película de nómades, de nuevos colonos, se acerca a la ventana y vislumbra un parque a lo lejos.

El espectador está feliz, sólo en su habitación, acompañado por el ordenador que lo hace viajar por hermosos parajes. Podrá salir a tomar un café y recorrer las calles, aunque Fern nos lleva ventaja, con un poco de petróleo va construyendo su vida.

Tendrá que trabajar a veces en empleos temporales, pero luego se monta en su furgón y desaparecen los límites, los repuestos son caros, al menos su hermana sabe que ella no es una excéntrica, simplemente necesita refacciones para seguir gozando de su libertad.

Los paisajes nos adentran en la mente de Fern, una minimalista Frances McDormand, con gestos apenas perceptibles, reencontrándose con otros nómades, despidiéndose de Swankie, que antes de morir volvió al origen.

Esas golondrinas lo son todo, esos recuerdos que hay que volver a visitar antes de morir, mientras sus amigos de la carretera arrojan una piedra sobre el fuego.

 

***

Aníbal Ricci Anduaga (Santiago, 1968) es ingeniero comercial titulado en la Pontificia Universidad Católica de Chile y magíster en gestión cultural de la Universidad ARCIS.

Como escritor ha publicado con gran éxito de crítica y de lectores las novelas Fear (Mosquito Editores, 2007), Tan lejos. Tan cerca (Simplemente Editores, 2011), El rincón más lejano (Simplemente Editores, 2013)El pasado nunca termina de ocurrir (Mosquito Editores, 2016) y las nouvelles Siempre me roban el reloj (Mosquito Editores, 2014), El martirio de los días y las noches (Editorial Escritores.cl, 2015), además de los volúmenes de cuentos Sin besos en la boca (Mosquito Editores, 2008), los relatos y ensayos de Meditaciones de los jueves (Renkü Editores, 2013) y los textos cinematográficos de Reflexiones de la imagen (Editorial Escritores.cl, 2014).

Sus últimos libros puestos en circulación son las novelas Voces en mi cabeza (Editorial Vicio Impune, 2020) y Miedo (Zuramérica Ediciones, 2021).

Asimismo es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

 

 

 

 

Tráiler 1:

 

 

Tráiler 2:

 

 

Aníbal Ricci Anduaga

 

 

Imagen destacada: El agente topo (2020).