[Ensayo] «Vivan las humanidades, siempre vivas»: La mejor versión de una civilización

Eduardo Aguirre Romero pregona en estas páginas el incondicional amor y los valores estéticos, personales, y universales a través de su íntegra pluma por las ciencias sociales, y la cual contribuye decididamente a la formación más profunda del ciudadano global, los que gradualmente suelen brillar por su ausencia en las aulas de la educación superior.

Por Krzysztof Sliwa

Publicado el 15.7.2023

El meritorio escritor y experto del humor cervantino Eduardo Aguirre Romero (Madrid, 1958), él mismo con mucho de humorista, autor de los notables libros, entre otros, Cervantes, enigma del humor (2017), Cine para caminar (2021), Blues de Cervantes (2018), y Entrevista a Cervantes (2022), pone en letras de molde su nueva obra: Vivan las humanidades, siempre vivas (2023), llevada al escenario como «conferencia jocoseria teatralizada», e impartida en el Aula Magna de la Facultada de Filosofía y Letras de la Universidad de León durante sus alegres fiestas patronales por San Isidoro el 18 de abril de 2023.

Así, el libro incluye el prólogo del profesor José Montero Reguera, decano de la Facultad de Filología y Traducción de la Universidad de Vigo, la «Conferencia teatralizada», cuyos jugosos papeles desempeñan el prestigioso editor del magnum opus Sonetos de Luis de Góngora (2019), el profesor y académico correspondiente de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba, Juan Matas Caballero, exdecano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de León, Marta Roa (actriz improvisada y en realidad esposa del autor, lo que le sirve para crear un gag dentro de otro gag), la reconocida actriz mexicana Ángeles Rodríguez, y Juan Álvarez Iglesias, estudiante de la Facultad de Letras, «Epílogo», la «Carta a Krzysztof Sliwa», el retrato del ensayista gallego Siro López Lorenzo, uno de los más importantes humoristas gráficos y caricaturistas españoles, así como las fotografías de excelencia de los poetas de fotografía Marcelo Tettamanti y Pedro Fergar.

En su prólogo, el benemérito cervantista Montero Reguera percibe correctamente que el papel de un decano de humanidades: «constituye oficio muy trabajoso, poco dado al ocio, en el que se tratan cosas bien curiosas e impensadas en ocasiones, ya que en nosotros —filólogos, filósofos e historiadores— está el hacer que nuestra sociedad sea capaz de mirar al futuro con ojos abiertos, expectantes, curiosos, responsables».

Montero Reguera alega justamente que el «teatrero» Eduardo Aguirre explica muy bien el papel de un decano de las humanidades en nuestros tiempos muy difíciles y alude a su maestro el filólogo Alonso Zamora Vicente (1916 – 2006) —también maestro del escritor peruano Mario Vargas Llosa (1936) galardonado con el Premio Nobel de Literatura (2010)—, del que cita estas palabras:

«El joven español ha de estar siempre en carne viva ante la crítica que Cervantes hace de la sociedad en que vive y aprender de él la postura que un intelectual ha de mantener frente a las estructuras sociopolíticas, tan cambiantes; hay que ir en la vanguardia de ellas, en permanente oposición constructiva, marcando una ética y un inextinguible afán de mejoramiento».

Montero Reguera concuerda con Aguirre, y expone que: «Las humanidades son fundamentales para el ser humano, enriquecedoras en grado sumo, pero, también, divertidas, muy divertidas: el ñaque compuesto por Matas y Aguirre que acabó convirtiéndose en gangarilla con la intervención de un tal de Saavedra en hábito de Ángeles Rodríguez así lo demuestran. Pasen, pasen y lean a Aguirre, lo pasarán bien y sí, acabarán gritando, convencidamente, ¡vivan las humanidades!».

Avanzando en el tiempo, atengámonos ahora a la «Conferencia teatralizada», corazón de la obra, en cuya representación teatral participan los integrantes: Juan Mata Caballero, Eduardo Aguirre Romero, la Señora (Marta Roa), Miguel de Cervantes (Ángela Rodríguez), y Pancracio de Roncesvalles (Juan Álvarez Iglesias), quienes confiesan los retos de las humanidades de esta forma:

—Dicen que soplan malos vientos para nuestras queridas humanidades… pero ¿cuándo han soplado buenos?

—Decidme, ¿qué tiempos han sido buenos para las humanidades? ¿Y para lo humano?

—En fin, preguntad a vuestros padres o a vuestros abuelos acerca de los tiempos difíciles. La dificultad forma parte de la prueba, en los estudios y en la profesión, incluso en el amor y en la vida. Os lo dice este juglar de columnas.

—Que está viendo caer muchas torres que jamás pude imaginar que vería caer, pero también veo levantarse otras. Levantad vuestras propias torres, sed constructores de vuestra realidad y no meros objetos pasivos de la que quieran imponeros. No es fácil, pero nunca lo fue.

—Y sí, cómo negarlo: una crisis económica que no termina, la brutal invasión de Ucrania que pone en riesgo.

—Nuevas fascinaciones totalitarias, a derecha e izquierda, una crisis del sistema educativo español —no causada por los docentes— que enlaza con la anterior y la anterior y la anterior, la desafección mayoritaria hacia la cultura.

—Todo esto es verdad, pero no la única verdad. Participad en el combate de valores en el que os hemos metido, y ganadlo en nuestro nombre.

 

Esa obligación de formarse

En verdad, el texto del gestor cultural Eduardo Aguirre pone de relieve que: «Los estudios de humanidades son el pilar maestro sobre el que la civilización ha construido lo mejor de sí misma». Empero, pese a la crisis de estas, el literato escribe con elegancia y hace un llamamiento a los estudiantes, los docentes y los aficionados de las humanidades:

«Anhelad la excelencia, como primer paso para para lograr la sólida formación que ha de ser el escudo», y: «venced las amenazas con las armas de nuestros valores, pero también de vuestra formación académica», porque: «una sociedad sin humanidades impartidas en la enseñanza pública supondría que los únicos criterios serán los económicos, en nombre de eso que llaman salidas profesionales. ¿Las sigue habiendo? Pues claro, y cuando no las haya creadlas. Digámoslo ya, hoy además está en peligro la cultura tal como la conocemos, que no es una sino suma de muchas. No podemos negar lo evidente».

Al lado de ello, en defensa de las humanidades, el columnista del Diario de León resucita a Miguel de Cervantes Saavedra, rey de la literatura española, menciona algunos ejemplos notorios a lo largo de su obra, y apela a los estudiantes de este modo:

«En esta buena lucha no basta con estar matriculado, ni con haber pasado de puntillas por aquí. Tampoco sirve aprobar por los pelos. Permitidme insistir, anhelad la excelencia, anheladla con alegría y pasión. Tened voracidad de conocimiento. Estáis es una etapa maravillosa en la que vuestra principal obligación es formaros. Nunca volveréis a tener tanto tiempo para ello. Es decir, de aprendizaje. Estos años son vuestros cimientos para el futuro».

Añádase a esto, que para reforzar su dictamen sobre las humanidades, a pesar de los desafíos, el miembro de la Asociación de Cervantistas Eduardo Aguirre le enseña al lector el poder de las Humanidades —que no solo es valioso para los líderes de letras—, basándose en las perlas de sabiduría del genio de la literatura universal, y deduce que:

«Cervantes y su obra maestra más universal tienen un enorme poder formativo, sin necesidad de llevarlo a distorsiones decimonónicas o de mutarlo en mozo de mayo del 68».

Con toda honestidad, el autor leonés de origen madrileño, trabajador incansable y de curiosidad sin límite, también hace especial hincapié en que: «Las humanidades no son solo lo que sabes, también —o sobre todo— lo que haces», y recomienda acertadamente a todo el mundo: «Formaros, crearos, construiros, escribid, leed, escuchad. En fin, combatid por lo vuestro, que es de todos. Y también, claro, reíd, amad, cantad».

 

La formación del ciudadano global

Importa dejar sentado, además, que para mí es un gran honor y privilegio tributarles un sincero agradecimiento por defender las humanidades a través del teatro, y felicitar al dramaturgo Eduardo Aguirre Romero, creyente sincero, eficaz observador de la realidad, y polivalente escritor, por su magnífica obra teatral.

Una pieza que es un hito escénico sobre las humanidades —y que ilustra los valores fundamentales del sincero amor y el verdadero sacrificio, ganado con amor, dolor y humor, orientado a toda la humanidad—, felicitación que extiendo a todos los personajes teatrales, y al ejemplar resultado editorial, en una obra ideada para ser repartida de forma gratuita entre profesores y alumnos, como ya se está haciendo. ¡Mis congratulaciones entrañables a todos!

Cabe subrayar que el gag que cierra el libro, que el Quijote entregado por Aguirre a Cervantes, para que se lo firme sea por error el apócrifo (1614), de Alonso Fernández de Avellaneda, al menos en la edición de la Real Academia Española, es un homenaje al benemérito profesor Luis Gómez Canseco, de la Universidad de Huelva.

Al mismo tiempo, destaco que es de bien nacido ser agradecido por la dedicatoria que el autor me hace y por la carta que al final del libro me remite.

Sin la menor sombra de duda, Eduardo Aguirre pregona el incondicional amor y los valores estéticos, humanos, personales, sociales y universales a través de su íntegra pluma por las humanidades, que contribuyen decididamente a la formación más humana del ciudadano global, pero que gradualmente suelen brillar por su ausencia en las aulas universitarias.

El benemérito escritor, quien ama a la humanidad, refleja al pie de la letra —a través de sus personajes y de sus temas—, la corriente situación de las humanidades en todo el mundo, se apoya en el humor sabio y sano, ya que Weise Wörter Sind Gesund, captura el alma del lector, y nos invita a defender las humanidades y hacernos mejores seres humanos.

En síntesis, la obra maestra, Vivan las humanidades, siempre vivas, ilumina el camino de nuestro corazón, nos embellece espiritualmente, y comprueba que es beneficioso e imprescindible servir liderando y amando las humanidades y a toda la humanidad.

¡Enhorabuena!

 

 

 

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Krzysztof Sliwa es académico correspondiente de la Real Academia de Córdoba, de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, académico correspondiente de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba, socio de honor de la Sociedad Cervantina de Esquivias, profesor, biógrafo cervantino, documentalista, paleógrafo, autor de más de 200 artículos y reseñas sobre temas del Siglo de Oro, redactados en alemán, español, inglés y polaco, y de doce libros.

 

«Vivan las humanidades, siempre vivas» (Universidad de León, 2023)

 

 

 

Krzysztof Sliwa

 

 

Imagen destacada: Eduardo Aguirre Romero.