[Crítica] «Carcoma»: Donde radica lo siniestro

La ópera prima de la escritora madrileña Layla Martínez devela el horror y los miedos cotidianos que anidan en la vida de un grupo de mujeres humilladas y desgraciadas, que sumidas en existencias de miseria, pobreza y falta de oportunidades, cortarán su ciclo de manera trágica y fantasmagórica.

Por Melissa Morales Bonich

Publicado el 14.7.2022

«Ojalá que las sombras no te alcancen y el cracracra de la carcoma no te desvele. Con amor, Layla».

Con esta dedicatoria comencé la lectura de la novela de terror de Layla Martínez (Madrid, 1987), joven escritora española. La trajo hasta mí la editorial Laurel, que imprimió su libro acá en Chile. Mi hermana me lo regaló para mi cumpleaños y, como siempre, acertó.

Se trata de la primera novela de Martínez, editada en diciembre de 2021 en España y alabada por la crítica desde su publicación, entre otras razones porque: «muerde a quien lee y no suelta el bocado». Así ha sido recibida como un acontecimiento literario y ya suma una treintena de reimpresiones.

La primera frase del libro: «Cuando crucé el umbral, la casa se abalanzó sobre mí», entrega los primeros atisbos acerca de lo que vendrá. La novela cuenta la historia de cuatro generaciones de mujeres de una misma familia, ligada a una casa que guarda todo tipo de secretos y de fantasmas en su interior.

El lenguaje utilizado es crudo y directo, capaz de traspasar al lector las vibras nauseabundas que expelen las páginas.
La novela está contada bajo la perspectiva de dos narradoras; nieta y abuela que mantienen una relación simbiótica y enferma. A medida que sus voces se van intercalando en la narración de cada capítulo, aparecen detalles y episodios que le dan sentido y forma a la historia.

 

Un rencor nefasto

De esta manera se entreteje cual telaraña la relación de los personajes: en primer lugar, aparecen las mujeres de la familia como protagonistas, mientras que los hombres surgen en un lugar secundario y pasivo. En palabras de la abuela: «las mujeres de esta familia enviudamos rápido. Los hombres se nos consumen como los cirios de las iglesias».

La casa misma ocupa un lugar protagónico también, que cruje, atrapa y aterroriza a los vecinos de aquel pequeño pueblo de España. El hogar embrujado juega con los miedos arquetípicos anidados en el inconsciente colectivo, como las voces y los golpes sin explicación aparente, pero también provoca en los habitantes diversos síntomas adversos, como la caída del pelo, de dientes, de carnes y depresión crónica, signos de nuestro tiempo.

Entre las mujeres se heredan las camas y la mala sangre. La abuela pareciera tener demencia senil, pero en realidad lo que experimenta son trances y estados misteriosos de pérdida de conciencia. Se comunica con los santos y es devota acérrima.

La hija muerta deambula como alma en pena por la casa, a vista y presencia de los vivos. La nieta quiso escapar del pueblo y librarse de aquel horror. Pero como una maldición, le resultó imposible.

Estas mujeres se van a relacionar directamente con los Jarabo: una familia aristocrática a la que por décadas han servido y hacia la que guardan un profundo y justificado resentimiento.

Dicho rencor nefasto será purgado por medio de una venganza calculada y fría contra el menor de los Jarabo. Será el niño inocente, pero adinerado y malcriado, el que sufra las consecuencias de aquella venganza. Este hecho será el eje principal de la novela.

A pesar del delito que cometen coludidas nieta y abuela, la primera sale de prisión luego de una breve estancia. Se resignará y se irá a refugiar a la casa siniestra de su familia.

Sin embargo, su nombre ya apareció en todos los medios de comunicación y la mala fama de la casa y sus habitantes se expande como veneno, a medida que también crece el morbo, el miedo y el rechazo hacia ellas, cumpliéndose al pie de la letra aquello de pueblo chico, infierno grande.

Concluí la lectura de esta novela inquietante con una sensación satisfactoria; agradecí la agilidad de la escritura y la fascinación que encierra.

Pero también me conmoví con lo que se desprende de ella: la historia de las humilladas y desgraciadas, sumidas en vidas de miseria, pobreza y falta de oportunidades, cortando el ciclo de manera trágica, e intimidando con sus actos más que los propios fantasmas.

Y es ahí donde radica, justamente, lo siniestro.

 

 

 

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Melissa Morales Bonich es una abogada y licenciada en ciencias jurídicas de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, que actualmente vive en Santiago de Chile.

 

«Carcoma», de Layla Martínez (Laurel Ediciones, 2023)

 

 

 

Melissa Morales Bonich

 

 

Imagen destacada: Layla Martínez.