[Entrevista] Claudio Suárez Cruzat: «El fetichismo puede ser una pasión»

El debut literario del prestigioso médico cirujano chileno —bautizado con el título de «En el óvalo de la luz»— se despliega a través de una decena de narraciones que se encuentran inspiradas en la atormentada cotidianidad de sus personajes, en la compleja dinámica emocional de las relaciones amorosas surgidas entre las personas, y en la exploración extrema de la idea del fracaso de una vida, valiéndose de argumentos cuya escena dramática, transcurre en diversos lugares del orbe.

Por Nicolás Poblete Pardo

Publicado el 29.5.2023

Los cuentos de En el óvalo de luz (Simplemente Editores, 2022) es el debut literario de Claudio Suárez Cruzat, quien es médico cirujano de profesión. El volumen consiste en diez narraciones que el autor trabajó en diversos espacios de creación literaria, entre los años 2017 y 2021.

En los relatos leemos temas tan diversos como el viaje, la enfermedad, las repercusiones de la pandemia en nuestra sociedad y salud mental, la espiritualidad y la búsqueda de sentido.

Los cuentos también toman nota de los mecanismos de defensa que ponemos en marcha para lidiar con la realidad, y comparte observaciones sobre posibles salidas a las limitaciones de nuestra sociedad (donde incluso se nota la carga de un colonialismo no superado), con alternativas como el fetichismo.

Durante casi cuatro décadas, Suárez Cruzat se dedicó por completo al ejercicio profesional de la medicina, lo cual le hacía experimentar con intensidad la lucha diaria contra la muerte, y su especialidad era un procedimiento de diagnóstico «ominoso», como él mismo la define: la cirugía del cáncer de pulmón.

Así, esta colección de relatos es una selección de lo redactado y concebido por el autor mientras asistía al taller del escritor nacional Nicolás Cruz Valdivieso.

De esta forma, y luego del estallido social y durante la pandemia, Suárez continuó su adiestramiento escritural al participar e inscribirse en los talleres de cuentistas y de novelistas como Montserrat Martorell, Mariana Enríquez, Natalia Berbelagua, María José Viera Gallo, Pilar Bonet y José Bengoa, entre otros creadores.

Asimismo, el debutante autor acaba de egresar del magíster en escritura creativa impartido por la Universidad Adolfo Ibáñez, y por estos días se haya concentrado en la elaboración de la tesis requerida para graduarse del mencionado programa académico, en un texto que se transformaría en su inédita y próxima publicación editorial.

 

Los ejercicios de la violencia

—En el cuento que da título al volumen se muestra una versión de ciertas etnias, en un contexto de violencia. Acá se saca a flote el complejo y dramático sistema de la actualidad delictiva, donde se mezclan aristas como el narco y su estética. ¿Cómo decidiste organizar este relato?

—Este cuento nació de una imagen, del círculo de luz que se produce debajo de un farol de alumbrado público. Lo organicé linealmente, con un único flashback cuando uno de los protagonistas retrocede a su infancia.

La violencia del narco, instaurada por traficantes locales y migrantes se aprecia en el relato. Una violencia que se ejerce aún entre ellos, los traficantes, los cobradores y los consumidores, por dinero o por territorios.

Diría que en el cuento uso dos escenarios: el departamento del Rucio, más seguro para los cobradores, y el óvalo de luz bajo el único farol de la calle, donde suceden las catástrofes para ellos.

 

—En ese mismo cuento aparece la imagen que origina el concepto del volumen: «Pato entró en el óvalo de luz a revisar los cuerpos caídos. El Rucio estaba boca abajo, con las tripas al aire y las extremidades retorcidas». Esta imagen, la del óvalo de luz, es parecida a la expresión «en la mira», donde se comparte la noción de presa, víctima vulnerable…

—Claro, la imagen del óvalo es la de los que quedan expuestos, visibles para los demás, por ello lo que sucede en el óvalo se relaciona con la vulnerabilidad, con el riesgo de convertirse en una presa o víctima al entrar en él.

 

El miedo a enloquecer

—En el cuento «La silla de ruedas», describes el tedio como una de las emociones asociadas a la pandemia. Aquí vemos la necesidad de salir de la rutina como salvación. También se abordan conflictos como la educación, la depresión y, en general, el deterioro de la salud mental en nuestra población. ¿Te ayudó tu experiencia como médico a consolidar este retrato?

—Si me ayudó, mi experiencia haciendo medicina es muy extrema, me dedicaba principalmente a pacientes con cáncer de pulmón, una enfermedad grave, de pronóstico ominoso, que debe someterse a tratamientos que conllevan sufrimiento y riesgo: quimioterapia, grandes cirugías oncológicas, radioterapia, etcétera.

La cercanía empática con ellos durante todo el proceso de tratamiento y enfermedad me ponía en primera línea para observar lo que les sucedía, además de que ellos me permitían saber lo que tenían detrás de la máscara de uso diario, me contaban o dejaban enterarme de cuáles eran sus deseos y temores ocultos.

Desde el miedo a enloquecer por la presión infinita de pasar por la enfermedad y tratamientos con riesgo de muerte permanente, hasta el temor de ‘no dar la talla’, de no tener la fuerza de voluntad o presencia de ánimo suficiente para salir adelante, el miedo a darse por vencido. Lo mismo le sucede a los familiares de los pacientes.

La experiencia vivida con ellos tan sinceramente me ayudó mucho en esta construcción de personaje y ambiente.

 

—En «La silla de ruedas» también exploras el fetichismo en su faceta erótica. ¿El fetichismo es otro mecanismo de defensa?

—En realidad no sé si es mecanismo de defensa o es el sincero lado B de un personaje o del escritor. Creo que el fetichismo puede ser una pasión, un objetivo último para algunas personas con sexualidades diferentes, especialmente diría, para los que tienen dificultades para concretar una relación erótica real, concreta.

No digo que esta última sea lo normal y el fetichismo no, no tengo juicios de valor ni de correcto o incorrecto en sexualidad.

 

«El viaje es una búsqueda espiritual»

—En «Silvia Selva»: «Fernando partió sin el título de chamán de su tribu, antes de hacer el internado. Tenía apuro por encontrar a esos hombres y mujeres puros». Él viaja a las misiones médicas de la selva brasilera. ¿Qué relevancia tiene el viaje como posibilidad de búsqueda espiritual?

—El viaje que muestro, como tantos otros, es una búsqueda espiritual, en este caso la de Fernando, que necesita encontrar la pureza diáfana, completa, indudable.

Quiere tener la certeza de qué es lo bueno y lo malo, y de qué es lo que los separa. Todo en una visión muy juvenil, inmadura tal vez.

Es el relato de su viaje de búsqueda y de cómo su ente protector de la infancia (Silvia, un personaje leído en un cuento de Julio Cortázar, uno de mis autores favoritos y referentes literarios) reaparece en sus momentos más difíciles en la selva, para acompañarlo otra vez. Como si en la indefensión volviera a ser el niño que ella protegía.

 

 

 

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Nicolás Poblete Pardo (Santiago, 1971) es periodista, profesor, traductor y doctorado en literatura hispanoamericana (Washington University in St. Louis).

Ha publicado las novelas Dos cuerpos, Réplicas, Nuestros desechos, No me ignores, Cardumen, Si ellos vieran, Concepciones, Sinestesia, Dame pan y llámame perro, Subterfugio y Succión, además de los volúmenes de cuentos Frivolidades y Espectro familiar, y la novela bilingüe En la isla/On the Island.

Traducciones de sus textos han aparecido en The Stinging Fly (Irlanda), ANMLY (EE.UU.), Alba (Alemania) y en la editorial Édicije Bozicevic (Croacia).

Asimismo, es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

«En el óvalo de luz», de Claudio Suárez Cruzat (Simplemente Editores, 2022)

 

 

 

Nicolás Poblete Pardo

 

 

Imagen destacada: Claudio Suárez Cruzat.