[Crítica] «Hacer la noche»: Una historia a través del lenguaje

En este conjunto de ensayos de Constanza Michelson —subtitulados «Dormir y despertar en un mundo que se pierde»—, sus lectores se encontrarán con la terapia que entrega la literatura y la buena poesía a través de la palabra: la capacidad para ensanchar el mundo, para situarnos en otro lugar y para alcanzar, aunque sea por un breve lapso de tiempo, la suspensión momentánea de la muerte.

Por Martín Parra Olave

Publicado el 30.3.2022

«Somos animales de lenguaje», señala Constanza Michelson (Viña del Mar, 1978) en su libro de ensayos Hacer la noche. Dormir y despertar en un mundo que se pierde (Paidós, 2022) para situarnos en uno de los pilares fundamentales de nuestro ser: la comunicación de los afectos.

Muchas veces se nos olvida que nuestra configuración como sujetos está precedida por el lenguaje. Somos nombrados y nombramos. Nuestras emociones y nuestra realidad están descritas con palabras que hemos ido aprendiendo a lo largo de los años. Cuando estamos frente a un acontecimiento que nos supera, generalmente nos quedamos sin palabras.

«Me interesa la búsqueda de palabras para la experiencia interior y también para el consuelo, sin conformismo ni anestesia, pero sí con esperanza», señala Michelson en la primera parte de su libro, pues encontrar el lenguaje adecuado permitirá despertar o salir del lugar del dolor y el sufrimiento.

 

Referencias literarias y poéticas

Salimos al mundo desde el vientre materno para ingresar a una realidad desconocida. Sentimos miedo, hambre y angustia pues en esos primeros años de vida no sabemos muy bien a qué nos enfrentamos. Quizás nunca lo lleguemos saber con claridad absoluta. El cobijo materno es nuestra única certeza y refugio.

«Primero es otro cuerpo, el de la madre, el que recorta la noche caótica y da un borde para aunar las esquirlas emocionales que tensionan al cuerpo infantil». Sin embargo, esta protección no va a estar siempre y en la adultez la soledad y el desamparo nos caen como una tormenta inesperada y difícil de controlar: angustia, pánico e insomnio.

¿Cómo reemplazamos ese abrazo materno que nos protege? Con un abrazo, sin embargo, cuando este no es posible, aparecen el alcohol, el Ravotril y otros sustitutos que logren narcotizarnos. El problema de estos recursos es que no alcanzan para cubrir el desamparo, para hacer un mundo, ya que lo único que podría hacerlo es el comienzo de una historia a través del lenguaje.

Como en casi todos los ensayos de este libro hay referencias literarias y poéticas. En una reciente entrevista Michelson ha señalado su interés por estas manifestaciones:

«Me gusta en primer lugar por placer, por las imágenes y el ritmo. Pero me resulta interesante el tratamiento del lenguaje, capaz de hacer con la verdad, lo incierto o la sensación de desintegración un nuevo orden, sutil, sensible y a la vez distanciado. Pienso que la poesía, como la imaginación, el canto, la narración, son todas expresiones de un lujo psíquico humano. De la posibilidad de ensanchar el mundo, despegarnos de lo más tosco de la realidad material, como si fuera una espiritualidad laica. Se habla de tiempo suspendido a esas formaciones o momentos en que se suspende momentáneamente la cronología que lleva inevitablemente a la decadencia. En esa zona ubicaría a la creación, el amor, inventos como la democracia, cosas que no tienen ningún fundamento más que un deseo».

En cada uno de los ensayos hay un bálsamo de reflexiones, preguntas y situaciones que muchas personas están viviendo hoy en día: ¿cuál es la razón de tu desvelo?, ¿tu separación?, ¿la falta de empleo?, ¿tu disfunción sexual?, ¿tu soledad?, ¿tienes casi todo y aún así sigues sin poder conciliar el sueño?, ¿o es la existencia misma la que te pasa la cuenta?

Estar y ser en el mundo es una frase que uno podría asociar más bien al ámbito filosófico, sin embargo, después de leer las páginas de Hacer la noche. Dormir y despertar en un mundo que se pierde nos damos cuenta de que la exploración que hace la psicóloga chilena es acerca de la cotidianeidad, acerca de nuestras vidas y como las vivimos o no.

En este conjunto de ensayos, los lectores se encontrarán con la terapia que entrega la literatura y la buena poesía a través del lenguaje: la capacidad para ensanchar el mundo, para situarnos en otro lugar y para alcanzar, aunque sea por el tiempo de lectura, la suspensión momentánea de la muerte.

 

***

Martín Parra Olave es licenciado en gobierno y gestión pública de la Universidad de Chile y magíster en letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Actualmente cursa el doctorado en literatura impartido por la última Casa de Estudios.

 

«Hacer la noche» (2022)

 

 

Martín Parra Olave

 

 

Imagen destacada: Constanza Michelson.