«Dos reinas»: La seducción histórica de la intransigencia

El largometraje de la realizadora británica Josie Rourke-todavía en la cartelera chilena- es una obra audiovisual de época cautivante y muy bien construida, con ritmo dramático, para disfrutar y leer entre líneas, que las hay muchas en el parlamento: con las actuaciones protagónicas de Saoirse Ronan y de Margot Robbie, compitió asimismo por dos premios Oscar 2019 (diseño de vestuario y maquillaje y peluquería).

Por Cristián Garay Vera

Publicado el 11.4.2019

Estamos ante un filme interesante, contenido, y que tratándose de cine de época, se mantiene más o menos fiel a los acontecimientos descritos entre María Estuardo (Stuart) e Isabel de Inglaterra. Se basa en el libro Queen of Scots: the True Life of Mary Stuart de John Guy, y trata de la lucha entre dos reinas, que refleja también las tensiones religiosas derivadas del protestantismo y de la caída del “papismo” en las Islas Británicas. En una Escocia que se pasa al protestantismo en masa, dirigida por Knox el predicador de la época, María Estuardo (Saouirse Ronan), que había vivido en Francia, católica devota y escocesa, se enfrenta a la sucesión del trono de Inglaterra al que por linaje y maternidad tiene derecho frente a Isabel (Margot Robbie), anglicana (la Iglesia fundada por su padre Enrique VIII) y quien, no tiene hijos ni se casa.

En esta confrontación el guión se carga a la reconstrucción de la figura de María, llamada sin razón por la propaganda “la Sangrienta”. Convengamos que en España se tituló María, reina de Escocia, más fiel al sentido del libro de Guy, en vez de Dos reinas para Hispanoamérica. De este, se desprende, que las habladurías sin freno de los predicadores protestantes y nobles locales, son reflejos de lucha entre dos reinas y sus entornos masculinos.

El poder, le dice Isabel a María: “me ha hecho hombre”. Esta frase encierra la interpretación de la película, en el sentido de que el problema es el poder no el género. Es cierto que el género las problematiza, pero es el poder el que las condena o salva en esta tierra. Son dos reinas, dos cabezas, que tienen que enfrentar las habladurías y las conspiraciones. El encuentro de dos reinas se suspende hasta el final, cuando María pide protección a Isabel y esta, en un principio, acepta a darla. Pero, como se dice en los créditos, una denuncia real o falsa, hace que la cabeza de María ruede a favor de Isabel.

Si el problema es el poder, podemos recordar a Lord Acton: “El poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente”. María es intransigente pero trasparente. No se va a separar, ni romper con la Iglesia, ni a renunciar a signo sagrado de la realeza. Pero va a despreciar los cambios políticos que podrían salvarla. Isabel deja hacer, se deshace de los hombres para perpetuar su dominio, y juega con su entorno. Mientras María no entiende las sutilezas de su posición, Isabel juega con ellas. La intransigencia, la autenticidad, tan celebrados en estos tiempos, es menos rentable que la flexibilidad y el pragmatismo.

Tomando como eje el poder, el poder la corrompe en la sucesión de hechos. Quizás menos a María, pero ella es la perdedora, lo cual significa que el mantenerse en el poder tiene sus códigos. En lo único que no renuncia es en el mejor derecho de su hijo Jacobo al trono reunido de Inglaterra, Escocia y Gales (qué notable es que se nos recuerde que el galés es un idioma distinto). En ello triunfa, aunque aquel tampoco sortearía con éxito su permanencia en el trono.

Los papeles son intensos. Tanto María como Isabel bregan con su naturaleza femenina, sus genios, sus amores y fracasos, sus ansiedades. En todo lo externo triunfa María: la dignidad, la belleza, la maternidad. En lo político, triunfa Isabel.

Hoy, visto el episodio, a las explicaciones basadas en la religión, el poder, la nobleza y la potencia militar y política de Inglaterra, se puede oponer el relato desde lo femenino. Los discursos de John Knox (David Tennant) parecen menos divinos cuando se leen sus admoniciones machistas. Tampoco lo son las posiciones de los cortesanos de ambos reinos. Las reinas están solas, luchando por su integridad y no solo por la dignidad del reino.

María luchando con la homosexualidad de su marido, el conde Darnley (Jack Lowden), también Estuardo, con su cultura francesa (tan excéntrica en la Escocia feudal), con los hombres que conspiran en su contra y le inventan calumnias y epítetos como ramera, frívola o sanguinaria, sale bien parada del juicio de la historia. El juicio que la convirtió en una mártir terca del catolicismo y del principio de la realeza, es también hoy leído como la conspiración de los hombres contra su poderío. Y hoy puede ser leída por la directora Josie Rourkie como víctima del machismo, tal como Sofía Coppola convierte a María Antonieta en la reina adolescente e incomprendida de la Revolución Francesa. Este giro en el relato es el sustantivo del guión (Baeu Willimon) y de la dirección.

La actuación de Saouirse Ronan como María Estuardo está favorecida porque el libreto le da mucho más espacio. Porque la creciente supresión de la femineidad en Isabel la hace menos atractiva. Porque tras el ataque de viruela, no solo es infértil, sino además envidiosa de su rival. Pero algo hay de complicidad, en el hecho que Isabel es la protectora de Jacobo, el sobrino que le ha sido secuestrado a su madre. Nosotros sabemos que el camino habitual era el asesinato del heredero.

Quisiera decir que hay una belleza del paisaje (fotografía, John Mathienson) que se compagina con la épica del relato. Sea en grandes planos, o en la belleza del contraluz de los tenebrosos castillos escoceses, o en el registro de esa lluvia que se filtra insistente en las escenas. Agreguemos que la reconstrucción de época es bastante buena. Si bien hay a sincronías (muy del dominio del lenguaje políticamente correcto, que suele ser históricamente falso) como poner nobles y embajadores negros (¡) –cuya imagen me recuerdan más al Yago de la ópera que a alguien real-, el vestuario (Alexandra Byrne, fue postulada a un Oscar), y la ambientación son fieles. Una película interesante, bien construida, con ritmo, para disfrutar y leer entre líneas, que las hay muchas en el parlamento.

Finalmente, quiero expresar algo. En mi casa hay un cuadro de María Estuardo y de su ejecución. Es parte de la devoción de algunos escoceses católicos por la causa de la reina. Es el caso de mis antepasados.

 

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María, reina de Escocia: Mujeres al poder.

 

Dos reinas (Mary, Queen of Scots). Dirige: Josie Rourke. Guión: Baeu Willimon. Música: Max Ritcher. Fotografía: John Mathienson.  Elenco: Saouirse Ronan, Margot Robbie, Jack Lowden, Joea Aylwin, Gemma Chan , Martin Compston, Ismael Cruz Cordova, Brendan Coyle, Ian Hart, Adrian Lester, James McArdle, David Tennant y Guy Pearce. 2018, 2 horas, 5 minutos. Basado en el libro de John Guy, Queen of Scots: The True Life of Mary Stuart.

 

Cristián Garay Vera es el director del magíster en Política Exterior que imparte el Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de Chile, casa de estudios de la cual además es profesor titular.

 

La actriz Saoirse Ronan en «Dos reinas» (2018), de Josie Rourke

 

 

 

 

Cristián Garay Vera

 

 

Tráiler:

 

 

Imagen destacada: La actriz Margot Robbie en Mary Queen of Scots (2018), de la realizadora británica Josie Rourke.