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«The dust has come to stay»: Comentario a la película «París, Texas», de Wim Wenders

A través de escenas memorables, anécdotas sencillas o conversaciones en medio de la carretera vamos develando los pocos pero importantes personajes de esta historia: entre silencios, cielos de postal, tequila y viajes por el desierto, el realizador nos presenta el relato de un olvido y la búsqueda del amor roto por culpa del pasado, pero también nos habla de redención y el desapego como una sutil y necesaria forma para empezar de cero.

Por Jorge Cocio Sepúlveda

Publicado el 27.8.2018

¿Adónde van a parar los recuerdos que olvidamos? Algunas personas piensan que cuando nuestra mente borra algo simplemente desaparece como un resfriado, pero otras en cambio dan espacio a la imaginación y suponen que algo queda latente, sea en la piel o en los lugares donde en algún momento hubo algo. Porque aunque hay recuerdos que los buscamos porque nos sanan, de otros solo queremos que se pierdan en el limbo.

París, Texas, es junto con Alas del deseo (1987), Alicia de las ciudades (1974) o Buena Vista Social Club (1999) una de las cintas más conocidas y emblemáticas del director alemán Wim Wenders (1945), representante del nuevo cine alemán donde también podemos encontrar a Alexander Kluge, Werner Herzog o Rainer Werner Fassbinder quienes reflejan una mirada auténtica de la condición humana y experimentan con nuevas formas narrativas que han influenciado a los directores actuales.

A través de escenas memorables, anécdotas sencillas o conversaciones en medio de la carretera vamos develando los pocos pero importantes personajes de esta historia. Pero sobre todo para presentarnos su visión de la vida soñada norteamericana para darnos una sutil, pero interesante crítica a su imagen desde los ojos al otro lado del océano. Donde pareciera que las cosas más íntimas están alejadas y se piensa hacia adelante como una forma de limpiar el camino, aunque no sea más que negarse a sí mismo.

Así entre silencios, cielos de postal, tequila y viajes por el desierto, Wenders nos presenta la historia de un olvido y la búsqueda del amor roto por culpa del pasado, pero también nos habla de redención y del desapego como una sutil y necesaria forma de empezar de cero. Algo que mucha gente sueña hacer, pero que no todos se atreven a concretar. Pero aunque puedes cambiar tu ropa, nombre o ciudad, no puedes matar tus recuerdos y eso Travis e hijo lo saben mejor que su hermano.

Porque a veces en la vida necesitamos dar un paseo sin retorno.

De esta forma París, Texas (1984), es una película no sólo representativa de un momento del cine, sino que convierte una simple historia en una hermosa postal sobre la memoria, el desapego y la redención. Quizás no para sanar el pasado, pero al menos para calmar a los demonios del karma.

 

Jorge Cocio Sepúlveda estudió filosofía en la Universidad de Concepción (Chile), y además es músico y escritor. Ha desarrollado un proyecto musical concretado en tres discos: “Nada es Eterno” (2009), “Preludio de Invierno” (2010) y “Frío Verano” (2017). Asimismo, ha editado dos plaquettes de poesía: “Noche primitiva” (2013) y “Continente” (2017).

 

 

 

 

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